CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

sábado, 2 de enero de 2021

VALLE DE VIDRIALES

En esta ocasión vamos a recorrer los pueblos del discreto y humilde Valle de Vidriales en la provincia zamorana, recorrido por el Arroyo Almucera a los pies de la Sierra de Carpurias. Es día 8 de diciembre de 2020, pincha en "play" y comenzamos.

Las últimas nieves caídas en la Sierra de la Cabrera marcan el magnífico horizonte por el que se cierra este hermoso Valle de Vidriales, aunque nuestros pasos comienzan en los murales de la localidad de COLINAS DE TRASMONTE
para subir a la parte mas alta del pueblo donde se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista
con una única nave y una sencilla espadaña rematada por una cruz.
Antes de continuar con nuestro viaje repasamos todos los datos del itinerario en el mapa y en el siguiente enlace: VALLE DE VIDRIALES 
En QUIRUELAS DE VIDRIALES, nuestro siguiente destino, poco vino y muchas bodegas 
entre las que surge el gótico de la Iglesia de la Asunción con un gran arco en su fachada principal que sustenta una reducida espadaña.
Otra mas diminuta y de ladrillo, distribuye los tañidos de su esquila
por la llanura y la planicie que se va extendiendo a lo largo y ancho del valle.
Al abrigo de las primeras elevaciones de la Sierra de Carpurias nos topamos con QUINTANILLA DE URZ
en la que su Iglesia de San Pelayo presenta un atrio porticado con columnas
que cobijan una sencilla y bella portada que se alinea y jalona 
con el muro exterior donde encontramos un pequeño campanil.
En sus calle podemos encontrar antigüos aperos de labranza que tras ser reformados y rehabilitados lucen en los rincones del pueblo.
Abandonamos este tranquilo lugar entre adobes, piedras y tejas
que se perpetúan en el contorno y extrarradio con numerosos palomares.
Atravesamos las aguas del Arroyo Almucera
siguiendo su estela por estas tierras recias, robustas y calladas
que alcanzan el paraíso ribereño de la localidad de BRIME DE URZ,
oteando el cercano montículo sobre las bodegas en el que se sitúa la Ermita de San Pelayo,
continuando nuestra visita en la Iglesia Parroquial con reloj en su espadaña
y un alargado corredor soportalado.
Nuestro viaje entra en la población de Cunquilla de Vidriales en medio del aislamiento y el abandono
para rebuscar entre los atractivos palomares el camino que nos deja en las inmediaciones 
de la impresionante portada gótica tardía de la Iglesia de San Miguel
cuya torre campanario aparece rota y fracturada.
Seguimos avanzando por un paisaje frío en su natural desnudez, como diría Machado,
henchido de una soledad que hiela y un silencio que congela,
remontando entre los álamos del Almucera que nos dejarán irremediablemente
en las desiertas y desamparadas calles de la localidad de GRANUCILLO.
El pueblo nos muestra una considerable representación y una variada arquitectura popular
que culmina en los restos del castillo de los Condes de Benavente, conservando un precioso recinto con almenas y aspilleras
que arropan un interior casi derruido y en el que podemos observar viejas dependencias
y un vetusto y decrépito palomar.
Una mirada a través de los nidales nos acerca y nos presenta 
la curiosa y peculiar advocación de la Iglesia del Dulce Nombre de María,
siguiendo las calles que nos llevan hasta el puente de ocho ojos que nos sirve para cruzar el río
y posicionarnos en el paraje donde se encuentra la Ermita de San Adrián.
En los aledaños y proximidades de Granucillo podemos contemplar dos de los dólmenes mas importantes de la región datados entre finales del IV milenio e inicios del III milenio a.C.
El primero es el Dólmen de San Adrián, formado por una cámara sepulcral con ocho ortostatos del túmulo,
faltando las lajas de piedra que cerrarían el techo para cubrir el enterramiento.
Tras su visita nos dirigimos por una extraordinaria postal invernal
hasta el segundo Dólmen de las Peñezuelas, atravesando una dimensión cronológica 
en la que estos panteones y sepulturas nos llevan hasta la época Neolítica.
La gélida brisa sigue galopando a su antojo por estos hermosos campos
que llegan hasta la escalinata de la portada gótica con arco trebolado
de la Iglesia Parroquial de Santa María en la población de Grijalba de Vidriales.
Nos despedimos entre aromas añejos de alcachofas
buscando nuevos horizontes en los que no hace falta escribir para admirar la belleza de este territorio.
Accedemos por el interior de las calles de MORATONES DE VIDRIALES.
acercándonos hasta la Iglesia de Santiago Apóstol
con una maravillosa portada cubierta por una pequeña techumbre
y una diminuta pila de agua bendita en el exterior.
Con un ramillete de frescos y coloridos claveles 
aparecemos junto al recinto eclesiástico de la Iglesia de Santa María de la Asunción en la localidad de Bercianos de Vidriales
y unos kilómetros mas adelante nos tropezamos con la estupenda Iglesia-Cementerio de San Pedro en ROSINOS DE VIDRIALES.
Posee una atractiva portada sotechada con dos columnas y dos medallones
y junto a su entrada se alza un bonito crucero que embellece la totalidad del conjunto.
El viento sigue su acción implacable sobre los molinos eólicos a cuyos pies encontramos 
el Santuario de Nuestra Señora del Campo que guarda la imagen románica de la Virgen
en un portentoso edificio construido en mampostería de cuarcita que data de 1750
y muy cercano del Campamento Romano de Petavonium, también denominado Campo de Sansueña.
El sugestivo Valle de Vidriales se infiltra desde el campanario de San Pedro
en la Parroquia Católica del pueblo de SAN PEDRO DE LA VIÑA donde la piedra y la teja vuelven a mostrarnos varios retazos de casas derruidas. 
Rellenamos cantimploras en la Fuente y Lavadero
para seguir nuestro camino hacia la bucólica e idílica población de CARRACEDO DE VIDRIALES 
donde espera solemne la Iglesia de San Miguel Arcángel con una soberbia portada de medio punto.
Las aguas del Arroyo Almucera riegan y empapan los fértiles huertos que encontramos 
antes de entrar en AYOÓ DE VIDRIALES por su Calle de la Iglesia.
En el amplio espacio conocido como "huertas de la fuente" se puede disfrutar de la fontana de tres gruesos caños,
de los lavaderos y de la asombrosa Iglesia del Salvador,
subiendo calle arriba hasta un prodigioso Torreón tardogótico.
Al norte y en medio de campos de labor alcanzaremos en un agradable paseo
el Embalse de Ayoó, popularmente conocido como de Requeijo,
construido en 1975 con el represamiento de las aguas del río Fuente Mildeos.
De embalse a embalse, llegamos a los poderosos contraluces 
que una estrecha franja de castaños
nos conduce hasta el Embalse de Congosta construido en 1978 aprovechando el curso del Arroyo Pequeñino.
Unas campanadas nos informan que hemos llegado a la cabecera del Valle de Vidriales,
en concreto a la Iglesia del municipio de Congosta de Vidriales,
empezando a desandar el encantador itinerario que nos trajo hasta aquí.
Vamos dejando atrás la alargada Ermita de San Mames
hasta llegar a las proximidades de Santibáñez de Vidriales donde tomamos la carretera ZA-110 a la izquierda
que nos acarrea hasta la Iglesia de El Salvador en Fuente Encalada
y que posee un característico y peculiar porche renacentista.
De nuevo los hermosos tonos anaranjados de los claveles que decoran e iluminan con sus colores
la infinidad de bodegas de Villageriz donde el refranero dice "que canta la perdiz".
Subimos al Alto de la Barrera para disfrutar de unas magnificas vistas del Valle de Vidriales
para descender hasta Alcubilla de Nogales en la Vega del río Eria.
Hacemos una pequeña incursión en la provincia de León para visitar las espléndidas ruinas del MONASTERIO SANTA MARÍA DE NOGALES
con la preciosa fachada de la iglesia que bajo su espadaña conserva los arcos de su entrada
y la portada principal que con su escudo es la parte mejor conservada del monasterio.
Regresamos a la provincia zamorana con el rápido declive de la tarde
y nos acercamos hasta el pueblo de Arrabalde para visitar el Dólmen del Casetón de los Moros
donde el ritual funerario de hace cinco mil años enterraba a los difuntos de un mismo linaje con una larga serie de objetos y ofrendas.
Por último las riberas del río Eria, tras cruzar las poblaciones de Villaferrueña y Santa María de la Vega,
alcanzan el municipio de Morales de Rey, donde se sitúa el Dólmen del Tesoro debido a las 18 monedas de bronce encontradas en este monumento megalítico.
Dice el refranero "En el Valle de Vidriales las hay hermosas, las cubas de vino, que no las mozas". Creo que sería mas justo decir: "En el Valle de Vidriales poco vino y buenas mozas". 
Sin mas que contar, el atardecer se desploma sobre la Sierra de Carpurias poniendo fin a nuestro viaje por estas nobles tierras zamoranas.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. ÁLBUM DE FOTOS: VALLE DE VIDRIALES y también en facebook: VALLE DE VIDRIALES 

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