domingo, 25 de marzo de 2018

COVALAGUA

Jueves 22 de marzo de 2018. Aprovechamos el día mas estable de todo lo que va de marzo para acercarnos hasta el espacio natural de Covalagua, situado en los últimos confines nororientales de la provincia de Palencia, en el Páramo de la Lora y donde brota el hermoso entorno de pequeñas cascadas que forma el río Ivia. Pincha en "play" y comenzamos esta aventura.
Nuestros pasos comienzan sobre la nevada Iglesia de la Asunción de la localidad palentina de Revilla de Pomar, del siglo XVI.
Su placentera tranquilidad nos invita a recorrer sus calles y a descubrir sus bellos rincones,
entre los que destaca su techado Potro de Herrar
y su vistosa arquitectura popular en piedra.
Antes de abandonar el pueblo revisamos el mapa de la ruta, pudiendo descargar los datos del itinerario enCOVALAGUA 
Desde el panel informativo situado a las afueras del pueblo tomamos la senda "SLP-2 Senda de Covalagua" que baja hacia la izquierda
hasta una profunda curva que nos cambia, radicalmente de dirección,
y que baja en busca de las frías y frescas aguas del río Ivia, también llamado Covalagua, el cual cruzamos.
El itinerario a partir de ahora será siempre por una estrecha senda 
escoltada por quejigos, hayas y algún que otro tejo.
Dice el refrán "de marzo no te fíes que es traidor, tan pronto frío como calor". Estas dos sensaciones nos acompañan sobre el blanco,
blando y acolchado manto de nieve que cruje con una armoniosa musicalidad a nuestros pasos.
El pequeño valle se va convirtiendo en un bello lugar henchido de luz
que va exhibiendo una dulzura propia de un cortejo,
mientras las paredes del cañón nos van apresando y capturando
junto a la idílica y paradisiaca Poza de la Corredera.
Seguimos río arriba y tras vadearlo
alcanzamos el encantador y bucólico represamiento del río Ivia,
desplegando una brutal y extraordinaria puesta en escena.
Un impulso mas para situarnos
sobre la pasarela de madera que nos permite disfrutar 
del maravilloso espectáculo de la cascada de Covalagua.
Jorge del Norzal en su "Oda al quejigo" nos dice: "en Covalagua me encuentro, bajo tu alfombra caliza ocultas el alimento que fluye alocadamente para saltar en el tiempo".
Respiramos profundamente y admiramos esta excepcional y grandiosa arquitectura natural
que se nos queda grabada y estampada en nuestras retinas.
Continuamos por la senda que asciende y se dirige hacia el fondo del cañón
entre un hermoso y moteado robledal.
Un fuerte repecho por unos escalones de madera
nos instala por las voladizas y vertiginosas plataformas naturales de Las Cuestas
en un entorno glacial y congelado en el que extremamos todas las precauciones 
y donde podemos disfrutar, a vista de pájaro, del magnífico y estupendo valle de Covalagua.
Hemos accedido hasta la parte superior del páramo
y es el momento de recuperar fuerzas y deleitarnos con un pequeño almuerzo.
Continuamos entre el silencio apagado de la nieve
que en algún momento nos conduce y enreda entre pequeñas trampas y engaños,
prolongando nuestro caminar por el Páramo de la Lora en busca del Mirador de Valcabado.
Asoman nidos de procesionaria,
pequeñas plantas que buscan tomar aire entre los hielos,
mientras los hitos de piedra nos conducen por la zona mas alta de la ruta de hoy
y que nos van mostrando la belleza infinita
del entorno por el que cruzamos.
Llegamos hasta el borde del páramo donde el paisaje nos regala unas intensas vistas y perspectivas, 
gozando de un intenso paseo
que alcanza por arriba, la cercana y maravillosa Montaña Palentina
y por abajo, las pequeñas poblaciones que se diseminan por el valle de Valderredible
entre unas panorámicas vertiginosas.
El Mirador de Valcabado está  ubicado en un emplazamiento privilegiado
y conforma un espectacular balcón
sobre el hayedo del Monte Ahedo
y que domina el maravilloso valle cántabro de Valderredible.
Abandonamos el amplísimo mirador 
siguiendo la cuerda del páramo hacia las zonas de El Callejo y La Lanchera,
tomando entre perfectos contrastes
el paraje denominado "Pozo de los Lobos", una construcción cuyo cometido fue abatir a este animal para librar al ganado de la zona.
Tras regresar al mirador nos dirigimos por carretera
por la llanura del páramo
hasta el edificio de la Cueva de los Franceses.
En dirección sureste somos guiados por grandes hitos de piedra
a través de la inmensidad de la llanura
rodeada de las lejanas montañas
hasta el menhir de Canto Hito. Se encuentra rodeado por pequeñas piedras que hacen un círculo cerrado
en cuyo centro esta el monolito y donde dejamos constancia de nuestro paso.
Su piedra caliza alcanza los 3,25 metros, tiene una anchura máxima de 80 centímetros y está inclinado en dirección al este.
Regresamos por este virtual paisaje lunar
en el que se cuelan los picos Espigüete, Curavacas y Peña Prieta
además de la Sierra de Peña Labra.
Sentimos no poder visitar la Cueva de los Franceses, ya que se encuentra cerrada,
continuando por la carretera y la parte alta de Covalagua, en la que la primavera la cuesta desprenderse de su vestimenta invernal.
Con el regreso vamos encontrando el alivio y la libertad del paisaje
entre la tranquilidad del suave descenso
y las tonalidades propias del invierno y la primavera.
Los últimos pasos nos enmarcan hacia el final de la ruta en Revilla de Pomar con vistas sobrecogedoras
quedando el recuerdo imperecedero de lo vivido a gusto y que nos ha enseñado a conocer y comprender estas tierras sitas en un lugar maravilloso de la provincia de Palencia.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Hasta una nueva aventura.
ÁLBUM DE FOTOS: COVALAGUA 

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