miércoles, 10 de octubre de 2018

PIEDRA Y AGUA

Una escapada a tierras gallegas nos permite disfrutar de plena naturaleza en la Ruta de la Piedra y el Agua. Una ruta que transcurre en la provincia de Pontevedra, a la vera de una multitud de molinos "la piedra", junto al río Armenteira "el agua", entre los municipios de Meis y Ribadumia. Es día 3 de agosto de 2018. Pincha en "play" si quieres acompañarte de buena música. Comenzamos...
 La parroquia de Barrantes, perteneciente a Ribadumia, es el comienzo de nuestra andadura que contempla todos los datos del itinerario enPIEDRA Y AGUA 
El primer tramo de la ruta nos propone un intenso paseo fluvial de kilómetro y medio por los molinos restaurados de Chantada, O Con, Rivas, A Ponte dos Carros, Leiro y Quintans.
El rumor del agua recorre todos los rincones y vericuetos de los diferentes molinos
acondicionados con bancos y mesas por un paseo amplio y bien delimitado.
Tras cruzar la autovía AG-41, el recorrido se convierte en una auténtica y genuina gozada,
caminando entre suaves perfumes que emanan de los gruesos racimos que cuelgan de los "emparrillados" de las numerosas vides de la zona.
El río Armenteira con su presencia, se suma a un "aquelarre" visual
de salvaje e indómita belleza, comparable y semejante a la propia selva amazónica.
La tranquilidad y la quietud inundan el agradable paseo
entre las viejas y vetustas piedras que conforman estos encantadores molinos.
Un atractivo ambiente que va dibujando enormes retazos de claroscuros, 
filtrándose entre la fresca umbría que cruza pequeños pontones
y que navega de manera pacífica y sosegada sobre las cristalinas aguas del Armenteira.
La senda continua junto a un precioso y singular lavadero de piedra
con vistas a los abundantes maizales que proporcionaban la materia prima 
para estas bellas edificaciones en las que antaño y con ayuda del agua, eran usadas para la molienda del maíz. 
Algunos puentes de madera nos permiten
escudriñar e indagar por las fascinantes interioridades del río
descubriendo toda su personalidad y su recio carácter.
Alcanzamos los Molinos de Meis, cuatro preciosos molinos escalonados, perfectamente mezclados y entretejidos
por los que peregrina una fría y gratificante melancolía, creando un lugar encantador.
Una bifurcación del camino nos conduce hasta la "Aldea Labrega" en la que se representa la vida rural de Galicia, con hórreo, lavadero, horno,
cruceiro e iglesia,
donde sacamos un buen partido a nuestra cámara fotográfica.
El camino se va inclinando entre una maravillosa y tupida vegetación
por la que se deslizan fantásticas cascadas, iluminadas por las suaves franjas de luz solar que logran atravesar este hermoso bosque.
Un verde solemne y majestuoso invade cada uno de los rincones que vamos atravesando,
mientras vamos escuchando la genuina musicalidad del río,
penetrando entre bellas ruinas asoladas por el paso del tiempo
que nos dejan los restos de una admirable y melancólica arquitectura etnográfica.
Aromas de laurel,
la luz del helechal
y una vistosa floresta 
contribuyen a embellecer y ornamentar el delicioso bosque de ribera de este intrépido Armenteira.
Alisos, sauces, abedules, robles y castaños
nos transmiten toda su energía
y todo su vigor
ante un escenario lleno de magia y seducción. 
Nuestros pasos continúan por un imponente "túnel vegetal"
en el que el aire puro y claro se cuela en nuestros pulmones
apareciendo, de vez en cuando, los distinguidos protagonistas,
sencillas y discretas construcciones de piedra
que nos hablan y acarrean hasta otros tiempos.
El sendero cruza las sombras del bosque, 
se alterna con brillantes praderías
y sortea la multitud de troncos 
que se perfilaban en este antigüo aserradero.
Lugares de profunda añoranza
invadidos y secuestrados por una apabullante vegetación
que en sus entrañas deja circular la impulsiva corriente del río.
El itinerario se vuelve mas abrupto, se estrecha y se encarama
ganando belleza y espectacularidad,
atravesando el alma 
y la esencia de este bronco y montaraz bosque que no deja de asombrarnos.
Camino y agua van de la mano
hasta el siguiente molino
que nos enseña su pétreo entorno
y exhibe otro estupendo y asombroso rincón.
Nos introducimos entre sus longevas piedras para intentar escuchar los ecos de un pasado lejano
que combina con la belleza agreste y bravía de la actualidad.
El calor de este día veraniego nos impulsa a tomar un baño en las numerosas pozas y saltos de agua diseminadas a lo largo del recorrido.
Seguimos ascendiendo entre hermosos retales de piedra
y suntuosas cascadas
protegidos por la magnífica arboleda
y la frescura del río.
El último tramo se convierte en una sensacional "puesta en escena"
con multitud de saltos de agua
y numerosos molinos,
en la que el agua se convierte en la principal estrella
de este maravilloso desenfreno acuático
con desenlace en una profunda sensación de sosiego y serenidad.
Salimos a la luz y al color, 
encontrándonos con la naturalidad del cortejo y las artes amatorias de las muchas libélulas que se aparean a la vera del río,
terminando la ruta donde comienza el valioso patrimonio que atesora el Monasterio de Santa María de Armenteira.
"A mi, la literatura nadie me la enseñó. La descubrí una vez sobre la curva de una rama de abedul dentro del espíritu del bosque, columpiándose y riendo". Los versos de Gonzalo Torrente Ballester resuenan entre la quietud y el reposo que se respira
entre los muros del magnífico claustro del monasterio.
El silencio se escucha con rotundidad y su calculada austeridad
se aprecia por todo este hermoso y maravilloso entorno monástico de la Orden del Císter.
Frente a estas piedras milenarias damos por terminada esta fabulosa aventura a través de un delicioso bosque colmado de piedra y de agua en pleno corazón de Galicia.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Hasta la próxima...
ALBUM DE FOTOS 1º: PIEDRA Y AGUA I 
ÁLBUM DE FOTOS 2º: PIEDRA Y AGUA II 

No hay comentarios:

Publicar un comentario