sábado, 15 de mayo de 2021

CASTILLO DE ALBA

Tierra de Alba es una comarca situada en el noroeste de la provincia zamorana que vive mirando a las aguas de sus ríos y arroyos entre la enorme soledad y el silencio que desprende su maravilloso entorno. Es día 20 de marzo de 2021 y estamos dispuestos para realizar este precioso paseo.

Nuestras primeras pisadas comienzan en los aledaños de la Iglesia de Santa Eulalia en la localidad de Muga de Alba,
internándonos por el laberinto de calles en las que podemos apreciar una atractiva arquitectura popular
acondicionada por la piedra y la madera como materiales indispensables en sus construcciones
y perfectamente diseñadas para facilitar una vida agrícola y ganadera 
con pequeños corrales anejos para la cría de todo tipo de animales.
Los datos y mapa del itinerario podeis revisarles en: CASTILLO DE ALBA
Una estrecha carretera recién asfaltada y sin apenas tráfico en dirección suroeste nos conduce hasta el Puente de Muga
que nos otorga unas magníficas perspectivas del EMBALSE DE RICOBAYO.
La proyección del puente nos invita a vadear e inmiscuirnos sobre sus aguas
para otear la tupida y compacta vegetación del Monte Chano
y disfrutar de la tranquilidad y la calma que nos ofrece este gran espacio medioambiental.
La comarca de Alba siempre necesitó puentes para superar las barreras del agua y dependió de estas construcciones para poder continuar su desarrollo.
Tras el pequeño repecho que supone el Carrascal Pelado, surge imponente el Castillo de Alba,
rodeado y acordonado por las resplandecientes aguas del río Aliste
que dibujan una maravillosa estampa de la exorbitante riqueza paisajística que atesora.
Un terrible silencio se propaga entre el rico legado arquitectónico 
y la infinidad de piedras que conforman las fachadas de las casas
que alcanzan la pequeña plazoleta donde se sitúa la Iglesia Parroquial de Castillo de Alba.
Sus calles acogen la calidez y cordialidad de los primaverales rayos del sol 
y bajan enloquecidas en busca de las gratas riberas del embalse
cuyos reflejos contrastan entre las oscuras colinas que lo protegen.
Rústicos tiestos y macetas adornan y embellecen los muros de sus corrales,
creando intensas paletas de color que no chocan ni desentonan 
con los demás brotes y flores que asoman entre las piedras de sus vallados.
Calles austeras donde no existen pasiones ni vehemencias,
inmensidad y multitud de piedras, maderas y pizarras
que corren a perderse entre la espesura y la maleza.
Aprovechamos estas idílicas edificaciones para un retrato de ensueño, 
saliendo a descubrir emprendedores e intensos horizontes
recortados por la regia y señorial espadaña de la iglesia 
y la grandiosa e imponente silueta del Castillo de Alba.
La holgada y dilatada hendidura de las aguas del vasto Embalse de Ricobayo
abrazan y envuelven este fantástico y portentoso promontorio
por el que galopan los profundos aromas de un bosque de encinas y carrascales.
Este castillo se levantó en el siglo XII como baluarte defensivo ante el Reino de Portugal
para posteriormente pertenecer a Fernando III "El Santo" y Alfonso IX de León que lo restituyeron a la Orden del Temple,
pasando a Don Álvaro de Luna. Por último en tiempos de Enrique IV pasa a ser cabeza del Condado de Alba y Aliste.
Tras el pequeño historial, nos embarcamos por los bellos matices de un frondoso y corto repecho
que nos conduce y nos acerca hasta las inmediaciones de la fortaleza
por la que pasaron una multitud de dinastías, linajes y abolengos.
La poderosa encrucijada nos deja fenomenales vistas de Peña Furada y Valdecastro
mientras buscamos la entrada para penetrar entre sus vetustos muros
y situarnos bajo su altivo torreón con los síntomas evidentes del paso del tiempo.
Aún aguantan impertérritas e impasibles las aspilleras y saeteras 
perfectamente troqueladas en los lienzos de sus muros y paramentos,
cerrando de manera certera y segura la fortificación en algunos puntos
mientras otras se encuentran dañadas y malheridas.
El abundante cauce del río Aliste preserva y resguarda los retales y ruinas de este castillo
que se asoman y despuntan sobre la inmensidad de este hermoso valle
y donde sus trazos y siluetas se muestran de manera arrogante y presumida.
Entre sus antigüas y longevas piedras cabe el contorno del pueblo
pero también se agranda e incrementa el espectáculo paisajístico 
de este fabuloso y legendario mar y océano de Ricobayo.
Estas delicadas y agradables imágenes podrían pertenecer a los fiordos noruegos,
o estas otras al Dunnotar Castle, la fortaleza mas segura de Escocia, pero no,
todas ellas pertenecen a la Tierra de Alba en la maravillosa provincia de Zamora.
Desde nuestra posición privilegiada continuamos oteando las luminosas laderas
que armonizan y concilian con la pureza y virginidad de los reflejos del sol sobre las aguas.
Vamos abandonando estas evocadoras ruinas sintiendo el palpitar de los rescoldos
entre un añejo y envejecido discurso de la piedra
que engrandece los mitos y leyendas de este bastión inexpugnable.
No hace falta dinero para disfrutar, comprar y conseguir lo que el alma precisa, 
solo necesitamos acercarnos hasta estas tierras sembradas a la orilla del Esla y del Aliste.
Según descendemos, vamos inhalando la calidad del aire entre un poderoso bosque de encinas,
únicamente sesgado e interrumpido por la diferencia de matices en el brazo del pantano.
En la parte mas baja encontramos los restos de una cueva 
y los vestigios mineros de una antigüa explotación de wolframio. 
Terminamos este entretenido paseo escuchando los suaves susurros del Arroyo de Retael
y admirando su delicada y sensible estrofa de agua.
Durante el regreso a casa, vamos admirando los numerosos detalles que nos deja Ricobayo,
así como las viejas y deslucidas construcciones que desafían al paso del tiempo,
percibiendo los enormes gritos de un silencio demoledor
en el grandioso escenario que nos brinda el río Esla, protagonista indiscutible de la comarca.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. ÁLBUM DE FOTOS: CASTILLO DE ALBA y también en facebook: CASTILLO DE ALBA

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