Antes de alcanzar el punto de inicio de nuestra ruta, desfilamos por el sublime contorno de las montañas y los admirables cultivos de la llanura
que se van mezclando con las embriagadoras fragancias desprendidas por el multitudinario ejército de cerezos
que fortalecen el gusto y las vistas de este hermoso Valle de Caderechas.
Partimos desde la Casa Consistorial de PADRONES DE BUREBA situada en la Plaza Mayor
muy cerca de la ordenada y armoniosa belleza que desprende la zona de la iglesia
y los pequeños saltos y cascadas que forma el Arroyo de Valdelapelilla,
subiendo por una monumental y recia escalinata hasta la Iglesia de San Mamés Mártir
que constituye el mayor exponente del patrimonio que podemos presenciar en el pueblo.
Tras el análisis y el estudio de todos los datos del itinerario en CASCADA DE LA HUEVERA,
abandonamos este deliciosos rincón plagado de hermosos detalles y particularidades
intentando acompañar la corriente del riachuelo entre las casas de la localidad
y cruzando el magnífico Puente de Mediavilla entre los susurros y el murmullo del agua.
El paseo por el entramado urbano de Padrones nos devuelve esa sensación de calma
que se respira en las calles de estos viejos y vetustos pueblos castellanos
ataviados con los fragmentos mas hogareños y familiares a lo largo de sus fachadas.
Maravillosas ruinas que dejan esos leves toques de recuerdos y añoranzas
que despiertan en nuestro interior imágenes de un pasado no muy lejano y lleno de austeridad.
Volviendo a la realidad, abandonamos el perfil de la torre de la iglesia
y salimos del pueblo entre las últimas edificaciones de piedra y madera
que motean y salpican los primeros escenarios naturales de este trayecto.
Aparece ante nosotros la exclusiva área recreativa Fuente Goz,
un bonito merendero con mesas y asientos y un buen aprovisionamiento de agua
para poder pasar un buen día de campo con la familia o con los amigos.
El camino continua entre pequeñas fincas de labor plagada de cerezos
y frutales que estimulan nuestros ánimos en una perfecta combinación de aromas y colores.
El carácter y la variedad de la senda se despacha a gusto por este pequeño valle
que nos aprisiona entre las rocas y la vegetación abundante del arroyo
hasta alcanzar el Pontón de Vallota que sortea las frescas aguas del Valdelapelilla.
El incipiente caudal nos plantea serias dudas de la vistosidad de la cascada,
aunque aún no perdemos las esperanzas y la ilusión de encontrarla en su mejor estado.
Mientras tanto, la primavera sigue inundándonos con sus nítidos y transparentes colores
que contrastan con el apagado vestuario de un joven robledal cuyas señales nos conducen por un enraizado talud con estupendas y excelentes tonalidades,
remontando el enternecedor valle junto a una extensa finca de frutales.Diversas plantas y musgos refrescan las contorsiones de la senda,
imprimiendo un delicado carácter y una sensible variedad a un paisaje
que brilla y centellea con la cálida luz que desprende la primavera.
Las señales del PRC-BU 220 Sendero de los Valles de las Cantabranas y Valdelapelilla
nos conducen hasta el majestuoso y centenario Roble de Navaespina, luciendo su inconfundible y portentosa silueta.
Tras cruzar un puente de madera, vamos avanzando despacio hacia el interior del bosque
cuyas garras y zarpas nos atrapan y nos echan el guante entre numerosos líquenes
para casi inmovilizarnos entre la frondosidad del sombrío y tenebroso vergel.
Las pequeñas pasarelas nos ayudan a vadear y a salvar el cauce del arroyo
por el interior de un alargado túnel vegetal que con rotundidad y firmeza
nos permite constatar la esterilidad y aridez de la cárcava del río.
La promesa de la Cascada de la Huevera se queda en un rincón desecado y marchito
con un aspecto huraño y desabrido que volverá a renacer en épocas húmedas y lluviosas
y presumiendo con sus mejores galas en la web de PADRONES DE BUREBA
Abandonamos la cascada entre altivos y comprometedores escarpes rocosos
para desandar lo andado por el fondo del vallejo,
entrando en una pradera herbosa que nos indica el camino de regreso.
En la profundidad del paisaje surge un soleado colmenar cuyas inquilinas
recogerán con gran trabajo el néctar, ayudando a la reproducción de flores y plantas en el milagro de la polinización.
Las transparentes y nítidas aguas del riachuelo son nuestro mejor señuelo
para volver hasta Fuente Goz, donde damos cuenta de un buen bocadillo de tortilla.
Aparecen los rasgos característicos de este bonito pueblo de Padrones
enmarcado por el prodigioso color de los cerezos del Valle de Caderechas
y la disparidad de matices que originan un sinfín de tulipanes en muchas de las casas del pueblo.
Las campanadas del reloj perturban el silencio y el sosiego
que invaden y dominan este pequeño escondite burgalés,
atenuado por la exquisita musicalidad y las excelentes vistas que el río dibuja
en este idílico rincón atestado de encantadora hermosura.
Terminamos el paseo por este precioso Valle de Caderechas, un sorprendente territorio burgalés en la comarca de La Bureba
en el que todas las primaveras y entrado el mes de abril surge el fantástico y fabuloso escenario de la floración de los cerezos.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Mas fotos en: CASCADA DE LA HUEVERA
Pues nos has dado una idea para escaparnos más pronto que tarde. Muy buen reportaje, como siempre. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe alegro Eduardo Robledo, de paso puedes hacer una incursión en el precioso Valle de Caderechas. Muchas gracias por tu valoración y muy agradecido. Un saludo cordial.
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