Aprovechando la semana de vacaciones por la Costa Blanca nos decidimos a realizar la ascensión al Peñón de Ifach, una impresionante mole caliza de 332 metros de altura que otea una gran parte de la costa mediterránea alicantina. Es día 8 de septiembre de 2021 y este es nuestro relato.
Amanece entre los óculos y ventanas de las ruinas del llamado Club Social de la Cala Manzanera en la localidad de CALPE, con las magníficas e imponentes vistas de nuestra apuesta para el día de hoy, ni mas ni menos que la ascensión al Peñón de Ifach.
Nos acercamos con nuestros pasos a visitar la extraordinaria y enorme Plaza Mayor,
muy cerca de la famosa Calle Puchalt, la calle con mas banderas y la mas fotografiada del centro histórico de la localidad.
No nos olvidamos del Torreón de la Peça, un baluarte de la muralla defensiva con dos cañones artilleros para defender el núcleo urbano desde el siglo XV.
Hermosos rincones nos van seduciendo a lo largo de este encandilado y deslumbrante paseo
que alcanza la bonita Calle del Campanar por la que asoma la torre de la Iglesia de la Virgen de las Nieves.
Grandes y extensas muestras de arte urbano en la Calle y Travesía de San Roque
nos conducen hasta a la Playa del Arenal-Bol con su magnífica luz mediterránea
y cuyo paseo marítimo nos lleva a los Baños de la Reina y al Peñón de Ifach. Podeís ver todas las fotos de la localidad en: CALPE
Los datos y todo el itinerario podeís encontrarlo en: PEÑÓN DE IFACH
Con las extraordinarias vistas del puerto y el litoral oeste de Calpe, vamos a intentar disfrutar al máximo de esta aventura, ya que lo que se contempla de principio a fin y con paciencia acaba por mostrar su lado mas hermoso.
La estampa portentosa y colosal del Peñón nos asombra con su enorme embergadura,
asomándose a las ruinas y vestigios del yacimiento arqueológico de la Pobla d´Ifach
cuya garita, recién remodelada, obtiene las mejores vistas del litoral este de Calpe.
El Parque Natural del Peñón de Ifach protege unas 46 hectáreas desde el año 1987 y su acceso está limitado a 300 personas al día,
empezando la ruta propiamente dicha en las oficinas del parque tras haber reservado cita previamente en la página de la GENERALITAT VALENCIANA.
Este primer tramo se convierte en un auténtico zigzag por la ladera norte en un hermoso sendero con gran vegetación
cuyas tonalidades y colores brillan bajo la penumbra proyectada por el gigantesco promontorio.
El ascenso pronunciado nos va exponiendo y presentando los diferentes miradores en los
que merece la pena detenerse para observar el encantador entorno creado por el mar Mediterráneo presente en todo momento.
Una respetable sensación de altura y verticalidad se va adueñando de nuestros pasos
cuando accedemos al Mirador del Botánico Cavanilles parapetado por un océano rocoso.Logramos alcanzar el atractivo e interesante túnel horadado en el corazón de la roca,
un genuino "sermón en piedra" cuyas cadenas nos aseguran y consolidan el paso hasta
la vertiente este, con las evidentes muestras de la alta presión urbanística de esta zona.
La presión humana también es incuestionable y el sendero se vuelve mas peligroso y escarpado,
aunque exhibe un poderoso despliegue lleno de una belleza ambiciosa y cautivadora
que atrapa la lejana Punta Moraira instalada y aposentada en el alargado Cabo d´Or.
El calor, la humedad y el "bochorno" del día van menguando nuestras fuerzas y energías,
llegando a la bifurcación para dirigirnos, en unos trescientos metros, hasta el Mirador de los Carabineros,
una puntiaguda atalaya desde donde se alertaba de posibles ataques de piratas berberiscosy desde donde podemos divisar la azulada luminosidad y el amplio horizonte Mediterráneo.
Volvemos al camino para seguir el itinerario hasta la cumbre y cima del Peñón de Ifach,
transitando entre una adusta, áspera y deshidratada vegetación que sufre los marcados rigores del verano,
pero con el vigor y la potencia suficiente para resistir y resurgir entre los escasos huecos y espacios que la roca permite.
Nuestro tenaz avance pone el punto de mira y fija el objetivo en la cúspide del Peñón,
mientras a ras de suelo brota la candidez y fragilidad de algunas florecillas y plantas
que compiten por ser las mas hermosas y radiantes inquilinas de este árido y desértico lugar.
Un profundo abismo y una enorme talud nos separan de las cálidas aguas del mar,
caminando por un sendero que discurre por pasos estrechos, complicados y resbaladizos
y nos adelanta hasta una maravillosa antesala vestida con la suave brisa transparente
de este inmenso Mediterráneo que decora la magestuosa vertiente occidental de Calpe.
Un maremágnum rocoso nos ayuda con el último y sacrificado esfuerzo para conquistar la dureza del Ifachy saborear las formidables y monumentales vistas que desde aquí se divisan
después de una laboriosa y trabajada escalada no exenta de pequeños peligros y riesgos que marcaron esta aventura.
Entre el descanso y la relajación vamos contemplando a "vista de pájaro" su maravillosa zona portuaria,
la minúscula Muralla Roja a los pies de los picos y barrancos de la Sierra d´Oltá,
el Morro de Toix y la preciosa bahía donde se asienta la bonita localidad de Altea,
la Playa del Albir y los elevados y cuantiosos rascacielos de la ciudad de Benidorm,
todo ello, en una trepidante e inigualable apuesta paisajística que jamás olvidaremos.
La gaviota patiamarilla es la dama y reina soberana de estos elevados territorios
que avistan y perciben la solemne, regia y señorial vertiente oriental de Calpe
cuya estrella y protagonista principal es la limpia y cristalina Playa de la Fossa,
redirigiendo nuestra mirada al norte para localizar Las Salinas entre el urbanismo salvaje de la localidad.
Abandonamos los azules turquesas con los que nos deleita este sorprendente Mediterráneopara iniciar un descenso en el que debemos adoptar todo tipo de precauciones y cautelas,
ya que las piedras se encuentran muy desgastadas por el continuo trasiego diario de personas.
En la bajada nos olvidamos un poco del paisaje que nos rodea para fijar la vista en la senda
y no descuidarnos en ningún momento. Un resbalón o caída sería fatal para nuestra integridad.
En algunas zonas nos ayudamos con las manos para asegurar nuestra marcha
mientras escuchamos los lejanos ecos y rugidos de los motores de varios "fuerabordas".El solitario perfil del Peñón se cuela entre el abundante matorral y las ramas de los pinos
y solamente el chillido de alguna gaviota perturba el silencio y la tranquilidad del momento.
Amparados y asistidos por las señales y los puntos rojos que guían el camino,
vamos consumiendo los últimos y delicados tramos de este impetuoso descenso,
amarrados y protegidos por esta larga y prolongada "línea de vida" a través de la caliza
que nos dejarán a salvo entre grandes dosis de optimismo, alegría y satisfacción.
En el túnel nos guarecemos del tremendo calor con las gratificantes corrientes de aire que circulan por ely tras un pequeño descanso y respiro abandonamos este precioso y entrañable corredor
para contemplar, distantes y despreocupados, las suaves y acogedoras estampas
que por segunda vez disfrutamos desde el Mirador del Botánico Cavanilles.
Ni a mi hija Adriana ni a mi se nos olvidará esta arriesgada hazaña en la que juntos hemos sufrido y disfrutadodel desmedido poder de atracción que ejerce esta fabulosa y gigantesca mole calcárea.
Solamente nos queda deleitarnos con la calma y serenidad que exhala este apacible mar
e imaginarnos surcando en un pequeño catamarán las nítidas y cristalinas aguas de este Mediterráneo que respira vida por todos sus poros.
Unas cuantas curvas y recovecos por el excelente y bello sendero vallado nos llevará
hasta el Centro de Interpretación del Parque donde damos por finalizada la aventura.
En nuestro corazón y en nuestras mentes han quedado gravadas todas las pinceladas de biodiversidad y las estupendas imágenes que nos ha brindado el patrimonio que atesora esta gran roca. ¡¡ Hasta Siempre !!
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Mas fotos en: PEÑÓN DE IFACH
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