sábado, 13 de mayo de 2023

CASTRO VETÓN DE ULACA

Comenzamos un enigmático viaje en el tiempo para hacer una parada entre los siglos VI a.C.
y II a.C. en un amplio territorio situado en las laderas norte de la Sierra de la Paramera en la provincia de Ávila, para conocer uno de los yacimientos arqueológicos mas interesantes de la cultura vetona en España. Es día 19 de febrero de 2023, comenzamos.

La gran torre del homenaje del castillo y la escultura zoomorfa del verraco vettón situado en
la localidad de Villaviciosa constituyen el inicio de una ruta que tiene sus primeros pasos por
los ancestrales cobertizos de piedras, brezos y retamas, encauzándonos por un camino que
nos impulsará en medio kilómetro hasta el pequeño aparcamiento en la entrada del castro.
Con vistas del fabuloso Valle de Amblés, introducimos los datos y la información del itinerario 

en nuestro dispositivo gps, ascendiendo entre un áspero y riguroso desorden granítico que
deja a nuestra espalda las secas e inhóspitas cuencas de la Garganta Honda y Navalonguilla.
Es conveniente seguir el trazado señalizado con barras metálicas amarillas, verdes y blancas
para ir atenuando en lo posible la fuerte pendiente y la intensa elevación entre los berrocales.
Alcanzamos la frescura de la Fuente del Joyo que ocupa una posición elevada para discernir
un espectacular dominio visual de los territorios aledaños que confluían en la base del castro,
pudiendo otear también la pequeña localidad de Solosancho en la profundidad de este valle.
Nos acercamos a las creencias, al culto y las ceremonias vinculadas a fenómenos naturales
a través de un cerro fortificado que unió lo sobrenatural y lo mágico en torno a la disposición
de algunas piedras y los indicios observados en ellas, y donde se ejercían inmensos rituales. 
A nosotros nos toca jugar con la imaginación y la fantasía que generan estas descomunales
rocas, descubriendo sus apariencias y disfrutando de los intensos matices que manifiestan.
Como la señalización no está dispuesta para recorrer la vertiente norte del castro, volvemos
hasta su sistema defensivo que aunaba las defensas naturales con las artificiales, generando
una puerta y pasillo que pretendía ser el primer freno y obstáculo para desgastar al enemigo.
Este poderoso balcón del Valle de Amblés juega con la pendiente, apareciendo los vestigios
de la muralla que rodea la cima del cerro para cerrar la zona mas indefensa ante un ataque.
La destreza del diseño para la protección del castro implica una serie de estrategias, como la
preparación de una segunda muralla para encerrar al enemigo entre ellas, ya que su forma 
de embudo y el efecto de la inclinación daba la posibilidad de hostigar y asediar al adversario.
No podemos imaginar el coste que suponía vivir en lo alto de este promontorio de la Meseta,
ni el enorme trabajo que implicó su construcción y fortificación, pero si podemos manifestar 
sin ninguna duda el marcado temperamento y la notable personalidad de la sociedad vetona.
Ya en el interior del asentamiento, podemos echar un vistazo a las localidades de Sotalbo y
Bandadas hacia el noreste, mientras a nuestra espalda quedan el soberbio Alto de la Hoya y
los 2158 metros del altanero Pico Zapatero, enfundados con una delicada alfombra de nieve.
Estamos a unos 1500 metros de altitud, aprovechando los hermosos horizontes que se abren
para certificar nuestro paso por el mausoleo mas determinante de la cultura celta en España.
El paseo prosigue por una llanada herbosa con pequeños agrupamientos de piedra que nos
llevarán hasta El Santuario, una gran losa de granito con escaleras y varios cuencos para ir
recogiendo la sangre de los animales sacrificados en sus prácticas ceremoniales y rituales.
Al otro lado del río Picuezo sobre la loma del Torrubial, se alza el Castillo de Manqueospese,
continuando el sendero entre las fantásticas tonalidades y matices de musgos y briófitas que
brillan entre los grises apagados de las cimas y cúspides alineadas alrededor de La Serrota.
Alcanzamos la llamada Sauna Ritual, una construcción excavada en la roca que dispone de 
un horno para el fuego donde se generaba el calor, abierto a una cámara con dos asientos
opuestos para recibir el baño de vapor a través de un exhaustivo arco esculpido en el granito.
Atravesamos un entramado vegetal que servía de techumbre en las mas de 250 estructuras
domésticas que se han identificado en Ulaca, la mayoría con planta rectangular y otras con 
superficie cuadrada, de una sola altura y realizada en gruesa mampostería con zócalos de
 piedras y dos jambas de enorme tamaño para definir una puerta encauzada hacia el oriente.
Distinguimos el pequeño montón de piedras y ruinas que formalizaban el acceso por el norte,
continuando por la intrincada ladera en busca de Las Canteras, lugares y parajes donde se 
obtenía la materia prima necesaria para la construcción de todos los edificios y las murallas.
Las casas y viviendas se levantaban principalmente en las cercanías y proximidades de los
manantiales y riachuelos, asegurándose un elemento vital para su sustento y supervivencia.
Rodeamos la nieve y la frescura que exhalan estos regatos, intentando identificar los restos,
el rastro y las señales de un viejo Torreón que desempeñaba tareas y funciones de vigilancia.
La ruta señalizada ha llegado a su final, emprendiendo el regreso entre curiosos y peculiares
perfiles graníticos que visualizan las profundas huellas y heridas que asoló el fuego el verano
pasado y con las estupendas panorámicas que nos deja este encantador promontorio vetón.
La ciudad de Ávila en la lejanía parece decirnos "adios", iniciando una dura e intensa bajada 
entre unas piedras milenarias que acogieron esta sociedad tan estructurada y eficiente con
todo tipo de ideas y creencias, marcando la imponente personalidad de los pueblos vetones.
Admiramos la aparente inestabilidad y el imprevisible equilibrio que denotan algunas piedras,
mientras vamos abandonando este ancestral recinto fortificado con las vistas puestas en las 
vegas y prados que bordean la soberbia y poderosa fortaleza de la localidad de Villaviciosa.
El descenso sigue entreteniéndonos con sus destacados fenómenos geológicos que nos han
legado un fantástico y formidable repertorio de como la naturaleza ha conseguido modelar un
mágico escenario de inverosímiles siluetas que van despertando toda nuestra imaginación.
La distendida y relajante bajada nos acerca cada vez mas a la conclusión de nuestro camino,
disfrutando de los últimos y definitivos bocetos en piedra antes de volver a pisar las calles de
Villaviciosa. De nuevo nos sorprenderá su robusta y vigorosa arquitectura tradicional en una
deliciosa secuencia que se cuela entre los adorables testigos de una forma de vida caducada
y entre los ecos de soledad que se respira en las cercanías de la espadaña del campanario.
La Iglesia de Santo Tomás en la cercana localidad de Solosancho es el lugar designado para 
realizar el acto final de nuestro itinerario, ya que en este lugar se expone un magnífico toro
zoomorfo procedente de la "Fuente del Oso" en las inmediaciones del Castro Vetón de Ulaca.
Con su pétrea mirada nos despedimos. Saludos de COMANDO SENDERISTA.                       Toda la ruta en fotos: CASTRO ULACA                                                                                    

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