El río Pedroso finaliza su recorrido entregando su cauce al río Arlanza, en las inmediaciones
de la Sierra del Gayubar y cerca del Puente Romano del Canto, donde tomamos nota de todos los datos del recorrido.
siglos XII al XIV que unía varia vías romanas para salvar las riberas y orillas del río Arlanza y
dispuesto para ascender hasta la localidad de Barbadillo del Mercado en la que sobresale la
sencilla Ermita de la Trinidad y la monumental Iglesia de San Pedro Apóstol rodeada por una
amplia representación de nobles casonas, signo de la prosperidad con el comercio de la lana.
Abandonamos la hermosa estampa del pueblo entre cereales y calizas, tomando la carretera
BU-V-8205 entre el numeroso conjunto de cruceros de su vía crucis y progresando entre las
exuberantes y frondosas riberas que acompañan las nítidas y tranquilas aguas del Pedroso.
Alcanzamos las piedras de la Iglesia de San Román en la localidad de Pinilla de los Moros,
un pueblo iluminado por las tonalidades rojizas de su estupenda arquitectura tradicional y que
adorna con elegancia y buen gusto las calles y moradas creadas en su bello trazado urbano.
Seguimos navegando contra corriente por la deliciosa umbría diseñada en las márgenes del
río, saliendo para degustar las dentelladas y el aliento de lo rural que emerge bajo los pies de
la Iglesia de San Esteban Protomártir, luciendo altanera en el pueblo de Piedrahita de Muñó.
Por el puente cruzamos del río Pedroso, que antaño zarandeó con su persistente resistencia
las piedras molineras que majaban y trituraban los distintos cereales para elaborar la harina.
Nuestro derrotero escucha los alocados cánticos de algunos anfibios, que con propósitos y
fines reproductivos, inundan con sus coros los calmados prados en los que sestea el ganado.
Seguimos deslizándonos entre profundas y alegres alamedas que conceden esos toques de
bendición y prosperidad a estos fabulosos espacios que va dibujando la corriente, logrando
alcanzar la localidad de Vizcaínos de la Sierra, un pueblo típicamente serrano que destaca
por la pureza y la pulcritud que el arte románico ha intercalado en su Iglesia de San Martín.
Su construcción en el siglo XII nos deja una bella galería porticada y una estupenda portada
con hermosos capiteles, además de una amplia lista iconográfica que crece bajo sus aleros.
Ya en sus calles, encontramos esa dosis de serena imperturbabilidad que se mezcla entre las
tonalidades y el color de algunas florecillas, animándonos a completar el viaje por el románico
hasta la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora en la población de Jaramillo de la Fuente.
Disfrutamos de una nueva joya y un nuevo tesoro del románico burgalés del siglo XII con una
destacada ornamentación en los capiteles de su maravillosa galería porticada de seis vanos
y con numerosos canecillos que exteriorizan hasta las partes pudendas de un exhibicionista.
Dejamos el encanto del pueblo entre los vigorosos aromas de las lilas, regresando a la ruta
marcada por el río Pedroso que alcanza latitudes donde se sitúa y ubica el trazado urbano de
Barbadillo del Pez, enseñándonos todos los ingredientes de su bella arquitectura tradicional
forjada por grandes casas solariegas, alargados soportales de madera, dignos de admiración.
El paseo por este pueblo encantador concuerda con su alegre armonía, llevándonos hasta el
puente para llegar hasta la mampostería de piedra de la Iglesia Parroquial de San Salvador.
Entre los colores de las margaritas nos introducimos por el Valle de Valdelaguna, tomando la
carretera BU-821 y alcanzando la Iglesia de San Martín en el pueblo de Quintanilla de Urrilla,
muy cerca del estupendo y asombroso puente medieval que dispensa las aguas el río Tejero.
La siguiente parada la ejecutamos entre las majestuosas casonas apostadas en el pequeño
caserío de Vallejimeno, donde la tranquila corriente del río transcribe la imagen de su puente,
escuchando solícito los suaves tañidos de las campanas de la Iglesia de San Martín Obispo.
Según vamos ascendiendo por el valle, encontramos un numeroso grupo de ganado vacuno
instalado entre la prolífica vega del río Tejero, cuya fértil ribera se acerca hasta los aledaños
de la localidad de Huerta de Abajo. Su iglesia en honor a Santa Cristina domina y sobresale
en la Plaza Mayor, percibiendo en su entorno la divertida melodía de los caños de la fuente.
Atrás queda una arquitectura que expresa la austera sencillez de los pobladores burgaleses,
para en poco mas de tres kilómetros, anhelar un buen paseo por los verdes y frescos prados
que visten los alrededores del románico de San Quirico y Santa Julita en Tolbaños de Abajo.
Saliendo por La Dehesa, disfrutamos del marco incomparable que nos brinda esta localidad,
avanzando por carretera hasta aterrizar y atracar en el vetusto molino de Tolbaños de Arriba
y muy cerca de la Iglesia Parroquial dedicada y consagrada en honor al Santo Juan Bautista,
asomándonos por sus viejos corrales y pajares que muestran la soledad y el implacable paso
del tiempo, así como la humildad de los materiales usados que el propio entorno proporciona.
El collado del Cerro Salegar se empapa de un sosegado glamour ganadero, en el momento
que iniciamos un rápido y diligente descenso hasta la serrana urbanidad de Huerta de Arriba.
Volvemos a percibir las tersas y trasparentes aguas del río Tejero, acariciando y halagando la
fábrica barroca de la Iglesia de San Martín, un notable edificio situado en la Plaza Mayor que
comparte fechas y edades con las cuantiosas casonas que ostentan escudos en sus dinteles.
Salimos de la localidad por la Calle Sebastianas, pasando las ruinas de la Ermita San Vitores
y dejándonos mecer por la corriente del arroyo, terminando la visita del Valle de Valdelaguna
junto al olvido y el abandono de la ferrería "La Previsora", en desuso hace ya mucho tiempo.
Tras la vuelta por el Valle de Valdelaguna, nos introducimos en el abrupto espacio que exhibe
el Desfiladero del río Pedroso, dotado con la exaltación y el frenesí jubiloso de sorprendentes
cascadas y saltos de agua que amenizan y entretienen esta ajustada garganta burgalesa.
Su belleza y tranquilidad hacen que nos sintamos en un verdadero paraíso que va filtrando,
en sus cuatro kilómetros, diferente marcos y rincones colmados de una sensacional armonía.
El mero hecho de llegar hasta Barbadillo de Herreros, nos supone un aliciente para visitar los
palacios de D. Manuel Gil de la Cuesta y su mujer Doña María de Sedano, muy cercanos al
enorme edificio del Ayuntamiento y a la Iglesia Parroquial de la Visitación de Nuestra Señora.
Entre su discreto silencio nos llega la frescura y los ecos de su Fuente de los Cuatro Caños,
confundida entre la abundante influencia de casas serranas y solariegas surgidas al albor de
la riqueza de sus minas de hierro y del comercio de la lana producido por sus ovejas merinas.
El punto y final de la ruta está al otro lado del Puerto del Manquillo, junto al Barranco Malo y
en el encantador Puente Romano de la localidad de Pineda de la Sierra, formando un bonito
conjunto con la prodigiosa estampa que luce y atesora su Iglesia de San Esteban Protomártir.
Su resguardada portada despliega cinco arquivoltas de medio punto con radiantes capiteles
iluminados por los once vanos de su galería porticada, auténtico icono de esta joya románica.
Nos despedimos con los 1932 metros del Pico Mencilla, poniendo la conclusión al recorrido que nos llevó hasta las recónditas tierras burgalesas de la Sierra de la Demanda.
Os dejo con otro hermoso itinerario realizado por la VÍA VERDE DE LA DEMANDA
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Toda la ruta en fotos podeís verla en: VALLE PEDROSO Y VALDELAGUNA
No hay comentarios:
Publicar un comentario