La Plaza Campo de la Feria, entre la Iglesia de San Cristóbal y el edificio del Ayuntamiento es
el inicio de nuestra andadura, alcanzando la Calle Pumedo entre el arte urbano y visual que
decora algunas fachadas cercanas a la pequeña Biblioteca Municipal y al Monumento erigido
al Ferroviario en la inmediaciones de la Estación de Tren, rindiendo un sentido homenaje al
mundo del ferrocarril al que tanto le debe esta magna y bella localidad de Toral de los Vados.
Continuamos entre sus engalanadas calles embellecidas con el colorido de espectaculares
mandalas tejidas y confeccionadas por las mujeres del pueblo, alcanzando su Playa Fluvial donde tendremos tiempo para bañarnos y repasar los datos del itinerario 👇👇👇
un sendero que pasa por debajo de los pilares de la carretera nacional N-120 y prolongando
la marcha entre la frondosidad y exuberancia vegetal que protege y custodia el caudal del río.
En el camino van apareciendo pequeños espacios y rincones en los que apetece obsequiarse
con un buen baño, mientras oteas la cercanía de la Peña de la Perdiz y el Cerro San Antonio.
Seguimos río arriba entre jóvenes choperas y entre el ambiente caluroso de un día de verano,
acercándonos hasta las numerosas muestras vegetales que florecen a finales de agosto y
cuyas tonalidades, matices y aromas nos atraen con sus pudientes y fascinantes influencias.
La ruta va adquiriendo la sensación de un agradable paseo entre los suaves susurros de una
tranquila corriente a la sombra de arces blancos, alisos, nogales, saucos, álamos y salgueras.
Junto a la confluencia del Arroyo Navalín, nos encaramamos a un viejo puente donde a buen
seguro podremos embelesarnos con una hermosa panorámica del Burbia a "vista de pájaro"
y donde observaremos la densa y compacta arboleda que crece en ambas márgenes del río.
Unos metros mas adelante llegamos a una terraza donde veremos una construcción al otro
lado del río, prosiguiendo pegados a la antigüa estación de bombeo y cruzando bajo la cinta
transportadora que suministra material de la Cantera de los Caleros a la Cementera de Toral.
La pista nos conduce junto a un enorme paredón rocoso y nos incita a descubrir uno de los
frutos del bosque que destaca por su color azul oscuro, la endrina, que pese a su áspero sabor servirá para elaborar el apreciado licor del pacharán.
Encontraremos abundantes plantas silvestres como las zarzamoras, empleadas para hacer
ricas compotas y macedonias, además de algunas flores que nos encandilarán con su vistoso aspecto.
Siempre que podemos nos acercamos a la umbría de este maravilloso soto fluvial para sentir
con todas nuestras fuerzas la portentosa naturaleza que desprende este lugar, aspirando las
esencias y perfumes que su preciado hábitat disemina a lo largo de este fantástico territorio.
El único "pero" de la ruta sería el polvo producido en la extracción de áridos de la Cantera de Cosmos en días laborables y la circulación de camiones en un escueto tramo del recorrido.
Pasada la cantera el camino se convierte en una preciosa senda al lado del río, atravesando
el soberbio y extraordinario paraje de La Veguiña entre descomunales cortados rocosos que
bajan buscando con ansia las pacíficas y sosegadas aguas en este sensacional tramo fluvial.
No nos cansamos de fotografiar el vasto y extenso catálogo de flores y especies vegetales
que se van acumulando a lo largo del sendero, descubriendo e interactuando con el universo
botánico, una disciplina para conocer todos los aspectos, facetas y matices del reino vegetal.
Las laderas del Cerro de San Antonio y Valdepadrairo hacen que la corriente del río Burbia
se retuerza y contorsione como una serpiente, creando un discreto meandro en el que podrás
sentirte en una especie de selva natural, eso sí, una selva pacífica, serena e imperturbable.
Tras cruzar un pequeño claro del camino en el que abundan encinas y especies arbustivas,
volvemos a navegar junto al preciado lienzo acuático, cruzando un estrecho puentecillo para
alcanzar la vieja central hidroeléctrica de 1920 que suministraba luz a Villafranca, Cacabelos, Toral de los Vados y Villadecanes.
La llegada a la Cascada y Salto del Pelgo es impactante e impresionante, ya que el sonido y
el estruendo del agua cayendo nos envuelve por completo en un espectáculo sorprendente.
Esta construcción se utilizó para dar energía a la central hidroeléctrica con una presa o azud
de unos 15 metros de altura que llevaba el agua a los generadores de la central mas abajo.
Siéntate y disfruta de un poderoso escenario en el que podrás regalarte uno de los mejores
baños de tu vida o sencillamente admirar y sobrecogerte con la exhibición y ceremonia de la magia del agua.
Tras la contemplación de la cascada solamente queda regresar por el mismo camino, atacar
sus magníficos túneles vegetales y seguir regocijándose con el placer y la satisfacción de un buen paseo.
Casi al mediodía, los rayos del sol van intensificando esta luminosa arboleda que comienza a
coger algunos tintes otoñales, escuchando en todo el recorrido la estimada melodía del agua.
Los últimos metros se llenan de una inmensa tranquilidad y serenidad, mostrando algunos de
los testigos florales que nos acompañaron en el camino de ida y que no supimos desvelar y
sacar a la luz y cuyo protagonismo resurge con todas sus fuerzas para aderezar este estupendo lugar.
El calor acelera nuestra prisa para poder llegar hasta la zona ajardinada de la Playa Fluvial
del Burbia en Toral de los Vados, acercándonos hasta la Casa y Hostal Regueiro para tomar
una fresquísima cervecita y comer un completo y reparador "menú del día" en su comedor.
Despedimos el paseo en la Iglesia Parroquial del pueblo saludando a tod@s los caminantes.
Todas la galería fotográfica puedes verla en: SALTO DEL PELGO
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