Al norte de Cervera de Pisuerga y dentro del Parque Natural de Fuentes Carrionas-Fuente Cobre en plena Montaña Palentina, existe una hermosa acumulación de pueblos, valles, ríos y arroyos que conforman el espectacular y llamativo paisaje de La Pernía y Castillería. Es 12 de octubre de 2019, pincha en "play" y comenzamos.
Todos los datos y el recorrido del viaje en: LA PERNÍA Y CASTILLERÍA
Tras cruzar la localidad de Cervera de Pisuerga, la carreterra CL-627 nos instala en el Mirador de las Matas con unas estupendas vistas del Curavacas.
La Iglesia de El Salvador en el pequeño caserío de Vañes
se asoma sobre el deshidratado, estéril y marchito Embalse de Requejada
acuciado por un largo periodo de sequía y falta de lluvias.
Entramos de lleno en el Valle de Castillería hasta la población de SAN FELICES DE CASTILLERÍA, donde surge una rotunda y apasionante arquitectura popular
formada por enormes casonas montañesas de gruesos muros de piedra.
La Fuente de "El buen Gobernador" abastece un largo abrevadero que cubre las exigencias del numeroso ganado vacuno
y en lo mas alto del pueblo brota la espadaña románica de la Iglesia de San Pedro
desde donde se puede admirar el frondoso bosque de robles y hayas de sus alrededores.
La preciosa orografía del terreno se arraiga sobre los campanarios de sus aldeas
conduciéndonos hasta uno de los rincones mas encantadores de la Castillería: HERRERUELA DE CASTILLERÍA.
La Iglesia gótica de San Miguel es su tarjeta de presentación
y el maremagnum pétreo de sus fachadas y viviendas
se descuelgan hacia los numerosos vestigios molineros que se practicaron durante siglos.
Retrocedemos hacia un paraje de gran belleza dominado por las cumbres de La Verdiana y Peña Sol
entre amables y encantadores praderíos que nos llevan
hasta el siglo XII con la Iglesia de Santa Eulalia en la localidad de CELADA DE ROBLECELO.
Su desgastada y colorida cantería emite un especie de "aura"
que transmite una sosegada tranquilidad
y esparce una delicada despreocupación por las verdes praderas de su entorno.
La Iglesia de la Asunción en el pequeño pueblo de ESTALAYA, famoso por su enorme roblón "El Abuelo",
nos muestra desde su magnífica situación los matices de un recién estrenado otoño
que se estira a través de un tupido bosque que alcanza las cercanas cumbres de la Sierra de Peñalabra.
Un poco mas arriba nos espera VERDEÑA con su Iglesia Parroquial de San Miguel
y una cautivadora e interesante arquitectura tradicional
por la que pasea con gracia y donaire este esbelto rocín.
Salimos de la Castillería y entramos en La Pernía remontando las aguas de un recién nacido Pisuerga
dejando a un lado el esbelto y apuesto viaducto que conduce a la localidad de Polentinos.
Desde San Salvador de Cantamuda progresamos por el Valle de Lebanza entre el clamor y las tonalidades de un bosque otoñal
en el que pace y sestea un abundante rebaño vacuno con algún intruso en sus filas.
El estilo neoclásico del siglo XVII marca el perfil de la Abadía de Lebanza
y nada tiene que ver con el originario del siglo X fundado por los condes de Peñas Negras Alfonso y Justa en el año 932.
Nos deslizamos entre la arquitectura tradicional típica del pueblo de LEBANZA
hasta la parroquia de San Sebastián, una construcción del siglo XVI en el que el elemento mas interesante es su espadaña románica.
Las tranquilas y cristalinas aguas del Arroyo de Lebanza
resbalan en busca del Pisuerga entre moteadas moles calizas
y la calma y sigilo de las frescos seles que le acompañan.
Atrapado por una poderosa estampa otoñal entramos en SAN SALVADOR DE CANTAMUDA, capital de La Pernía,
descubriendo en su Plaza Mayor el Rollo Jurisdiccional del siglo XVI coronado por cuatro cabezas de animales.
Muy cerca podemos admirar el templo de San Salvador, una de las iglesias mas representativas del románico Palentino
en la que su espadaña destacan dos tramos potenciados con columnas y archivoltas sobre la ventana y puerta principal,
pudiendo descansar y reposar en su pequeño soportal entre la hermosa luz que penetra por su magnífica arquería.
Subimos por los atractivos pastizales y praderas que rodean
la Iglesia de San Pedro en el pequeño núcleo de población de El Campo,
para seguir una deliciosa pista de tierra en un grato paseo
hasta el Mirador del Campo, desde donde podemos otear un fantástico panorama de la Peña Tremaya
y disfrutar de las vistas del Valle del Pisuerga.
Nos desviamos hacia la derecha por el VALLE DE REDONDO,
una bella travesía que aflora su hermosura en los verdes paisajes de esta vieja Castilla,
alcanzando en Tremaya el vetusto edificio de mampostería de la Iglesia de la Asunción
a los pies del espectacular Pico Tres Mares que sobresale en el horizonte.
Un tierno y novato Pisuerga generaba un torbellino de fuerza
para mover los numerosos molinos de la localidad de San Juan de Redondo
en la que podemos saborear el portentoso campanario de la Iglesia de San Juan, siendo la única parroquia de toda La Pernía que no tiene espadaña románica.
El día soleado y otoñal, hasta ahora, nos va abriendo un camino de relajantes y acogedoras vistas bajo los riscos del Peña Labra,
remontando las frescas y apacibles umbrías del Pisuerga
que toman los escudos, divisas y linajes de las enormes casonas solariegas
que se encuentran alrededor de la Iglesia de la Asunción en Santa María de Redondo.
Nos replegamos para subir hasta el semiabandonado LOS LLAZOS,
descubriendo la cordial y cariñosa Iglesia de San Martín de Tours
y el destartalado y precioso pasado etnográfico que evidencia su mal estado de conservación.
La exuberante naturaleza se funde entre las tejas de estos achacosos pueblos
que engendran grandes dosis de soledad y aislamiento pero legitiman un sensacional y espléndido paisaje
llegando a la bonita población de LORES y su Iglesia de San Lorenzo.
Calle arriba, calle abajo, Lores muestra su agradable sosiego al envolvernos en arduas tareas domésticas,
donde podemos escuchar el ritmo y probar el sabor del agua que arrojan los caños de su fuente.
Seguimos remontando el valle por la CL-627 y los templos románicos siguen brotando por doquier. Estamos en AREÑOS junto a la parroquia de San Miguel, su rojiza espadaña
se mimetiza con los tejados de su caserío mientras el cielo se cubre con un oscuro lienzo que pronostica la ansiada lluvia.
Nos desviamos por el Camino Real que va desde Cervera a Potes hasta el pueblo de CASAVEGAS, para prestar atención a los ecos de algún tañido solitario
que pueda sobrevolar por su Iglesia y Parroquia de la Asunción.
Cuatro gotas que logran confeccionar un precioso y perfecto arcoiris
sobre la Iglesia románica de San Pantaleón en la localidad de CAMASOBRES
en la que en una de sus piedras existe una inscripción que habla de una tremenda nevada: "En el año 1713 a 16 de febrero comenzó a nevar y no cesó hasta el 29 de abril. Este día 12 varas"
El viaje continua por la serpenteante carretera
que se dirige por una pequeña y estrecha abertura entre colosales peñas calizas
dando paso a la pequeña Iglesia de Santa Ana en la reducida aldea de PIEDRASLUENGAS
cuyos prados poseen una gran riqueza para la cría de ganado vacuno y equino.
Terminamos este fantástico viaje a los pies del Peña Labra
en el Mirador de Piedrasluengas, un balcón increíble que nos deja sin habla con maravillosas vistas hacia la comarca cántabra de Liébana y Picos de Europa.
Cae la tarde después de haber disfrutado de un excelente viaje donde la exuberante naturaleza y los viejos pueblos se funden en un pasado de raigambre y abolengo.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
ÁLBUM DE FOTOS: LA PERNÍA Y CASTILLERÍA
Un espléndido recorrido, apacible y de gran atractivo tanto histórico como natural. Los pueblos de ambas Comarcas que has recorrido, y tan elegantemente nos muestras, tienen una impronta que los aúna pero también su propio carácter e identidad.
ResponderEliminarGracias a tu crónica hemos hecho un viaje en el tiempo, contando además con la inestimable compañía de los valles y montañas palentinos que hablan por si solos.
'Ojolince y Sra.' hemos de darte la enhorabuena por este excelente resumen que nos ha hecho más conocedores de estas dos bellas Comarcas Palentinas y nos ha incrementado las ganas de conocerlas en profundidad.
Un abrazo, Lanchero.