Tras realizar la PRIMERA ETAPA por el Duero entre las localidades de Valdearcos de la Vega y Tudela de Duero, continuamos este estupendo viaje junto al río hasta llegar a la pequeña población de Herrera de Duero y finalizar en la localidad de Villafranca de Duero. Es marzo del 2021. Seguimos con la aventura.
La estela del Duero atraviesa por el portentoso mirador del Puente de Hierro de la línea del ferrocarril Valladolid-Ariza, que con su inconfundible estilo proyectado por los ingenieros de la escuela Eiffel
cruza muy cerca de la pequeña localidad de Herrera de Duero y de su Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora,
un lugar perfecto para repasar y analizar todos los datos de este magnífico itinerario: DUERO VALLISOLETANO
Con mucha tranquilidad y una gran dosis de serenidad, el Duero se separa y desconecta
del municipio de Laguna de Duero donde podemos admirar los restos lacustres de su estética y bella laguna,
la Plaza Mayor y su Ayuntamiento
y el gótico de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Un río Duero que se empeña en divorciarse también de la localidad de Boecillo
junto a las soberbias murallas que rodean el conocido Bosque Real,
muy cercano a la plaza donde se sitúan el Ayuntamiento y la Iglesia de San Cristóbal
y un poco mas adelante el encastillado Palacio de los Condes de Gamazo.
El GR-14 va dejando atrás El Terradillo, Los Cristos y el Lagar del Cura
cruzando por encima de las vías de la Estación de Río Duero
entre las fértiles y prolíficas tierras de labor del "pago" Barco de la Vega.
El camino penetra por el umbral de un fresco y delicioso paisaje pinariego
que nos acompaña hasta el increíble y maravilloso puente de piedra
y la Parroquia de Santa María en la localidad de Puente Duero.
Por la margen derecha llegaríamos a Pesqueruela en una opción sin continuidad,
así que nos desviamos hacia las cercanas aguas del Pisuerga en la legendaria localidad de SIMANCAS.
Entre las urbanizaciones de Panorama y Entrepinos, el Camino de Valdeobispo
nos va dejando detalles de marcada belleza y atractiva hermosura,
siempre de la mano y junto al holgado y dilatado cauce del Pisuerga
que alcanza la preciosa localidad de GERIA en donde se produce la magia y el hechizo
del esplendor que conforma la confluencia del Pisuerga y el Duero.
Como un matrimonio "bien avenido", la senda y el río mantienen su idilio y galanteo
entre los dulces aromas que desprenden los almendros,
la intensa luminosidad que nos ofrecen los cálidos días de marzo
y los detalles contrastados que se asoman a esta preciosa Vega de Duero.
Pequeña parada en la Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves en Villamarciel
para reanudar nuestro viaje entre regadíos de alfalfas, maizes y cebadas
en un paisaje lleno de austeridad que nos conducirá hasta las inmediaciones
de la Ermita del Cristo en la localidad de San Miguel del Pino.
Nos topamos con el bonito arco del edificio del Ayuntamiento
para poder abordar la joya de su Iglesia de San Miguel de los siglos XII y XIII
cuya fachada principal conserva portada con tres arquivoltas apuntadas de gran belleza.
Descubrimos los colores de su estupenda ribera hermoseada por el Duero
a lo largo de un prolongado y detallado escenario de pesca
que nos acerca hasta la vieja y ancestral aceña
engullida y devorada por la corriente del río y por el implacable paso del tiempo.
Antigüas y vetustas infraestructuras hidráulicas nos canalizan
entre el brillante verdor y la frondosidad pinariega
que alterna con la rigurosa simetría de algunas alamedas
antes de llegar al pequeño otero en el que se sitúa el municipio de Tordesillas.
En la Plaza Roma encontramos la Iglesia de San Pedro,
continuando hasta la esbelta Iglesia de Santa María
y la Plaza Mayor donde encontramos su Ayuntamiento.
El Real Monasterio de Santa Clara es visita obligada y uno de los mejores ejemplos de arte mudéjar de toda Castilla y León,
así como los edificios de las Casas del Tratado, dos palacios en los que se llevaron a cabo las negociaciones y firma del Tratado de Tordesillas entre Castilla y Portugal en 1494.
Desde la Iglesia y Museo de San Antolín nos descolgamos
hasta las decrépitas Aceñas del Postigo que desprenden su particular halo misterioso,
obteniendo una gran perspectiva del cautivador Puente Tordesillano.
Antes de cruzar el Duero, iniciamos una pequeña excursión entre la explosión y estampido de colores
que ofrecen los cuantiosos e innumerables frutales que se extienden en los arenales de La Moraleja
mezclados entre extensas parcelas cerealistas que nos acompañarán
hasta la Ermita del Humilladero en la localidad de Torrecilla de la Abadesa.
Callejeando nos presentamos en la Iglesia Parroquial de San Esteban
y en una antigua casa de adobe perteneciente a la monjas de Tordesillas en la que se cree que descanso en contadas ocasiones la abadesa Manuela Rascón.
Alargamos el paseo entre los suaves oteros y altozanos que protegen
los cultivos de riego en la zona de El Piornal y Vega Mayor
que van descubriendo destartalados y abandonados apriscos
hasta llegar al Caserío y Ermita de Torre Duero.
Regresamos entre el sabor y la degustación de viejas añadas
que bajan en busca de la suave brisa del Duero que se cuela entre las choperas
para cruzar, ahora sí, esta suntuosa corriente de vida que sigue fluyendo bajo los arcos del Puente de Tordesillas.
Remontamos por momentos la superficie y los dorados reflejos de este maravilloso río
para realizar la visita a uno de los lugares con mayor sentido religioso que profesan los devotos tordesillanos y donde se guarda con celo una de las patronas de la localidad, la Ermita de la Virgen de la Peña.
Frente a ella y junto al río podemos perdernos entre la magia que rezuma la hermosa Aceña de la Peña
que constituye una de las muchas obras hidráulicas utilizadas para el bataneo de los paños y la molienda del cereal.
Hemos tomado la margen izquierda del Duero,
atrapando las robustas ruinas de la Aceña de Zofraguilla
que desencadena un seductor entorno en el que la soledad y el rumor del agua engendran un ambiente casi romántico.
El paisaje de bosques desata una típica arquitectura pinariega
con perfumes y esencias de piñas y piñones
que recalan en la Casa Consistorial del municipio de Pollos
y que asciende por la escalinata de su Iglesia dedicada a San Nicolás de Bari.
Por los aledaños de la Finca Bayona vadeamos el cauce estéril del río Trabancos
para sumergirnos entre hectáreas de cereal con un numeroso tapiz moteado de encinas y carrascos.
La línea del ferrocarril Medina del Campo-Zamora atraviesa la Dehesa de Cartago haciendo parada en el Apeadero de Castronuño
que representa con rotundidad los ingredientes y detalles de un pasado esplendoroso.
Entramos de lleno en la Reseva Natural Riberas de Castronuño-Vega del Duero
cuyo territorio abarca el tramo del río Duero entre las localidades de Tordesillas y Castronuño.
La Iglesia de Santa María del Castillo preside este maravilloso espacio natural
y constituye uno de los monumentos mas importantes que atesora la provincia vallisoletana.
La escultura de La Cantarera nos permite descubrir a vista de pájaro
uno de los meandros mas grandes y extraordinarios de Europa
describiendo una gigantesca y exorbitante curva
hacia las aguas paralizadas en el precioso Embalse de San José.
Seguimos nuestra ruta por la Senda de los Almendros que en pocos metros
impacta con el Mirador de la Muela con vistas colosales de este fascinante entorno
para seguir bajando entre la espectacularidad de los tupidos carrizales de la orilla opuesta.
Tras pasar un observatorio de aves llegamos hasta El puerto donde con paciencia y sin hacer ruido podremos observar algún zambullín, azulón y las esquivas garzas reales,
además de la amplia colonia de cigüeñas que sobrevuelan la compacta vegetación de ribera.
Paralelos a la carretera y protegidos por una valla se filtran las últimas tonalidades
mientras vamos aspirando los postreros y concluyentes aromas de los almendros
antes de llegar a las enormes compuertas que regulan el caudal del embalse.
La caída del agua capta nuestra atención, quedando por momentos seducidos e hipnotizados
hasta que alzamos la vista para seguir descubriendo las radiantes y lozanas márgenes de este bravísimo Duero.
Abandonamos el ruido ensordecedor del salto de agua
para pedalear entre la tranquilidad y la serenidad de los suaves oteros de Valdecastro,
alcanzando el silencio y la imperturbabilidad del pueblo de Villafranca de Duero.
Con la imagen de su peculiar Iglesia de Santa María Magdalena
ponemos fin a este estupendo viaje por este río de vida que atravesó la provincia vallisoletana de este a oeste
erigiéndose como nervio vital y dejando en sus orillas un reguero de enclaves monumentales con castillos, iglesias y puentes medievales, conformando un apreciado y estimado Patrimonio Histórico Artístico.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Puedes seguir la primera etapa de este viaje en: DUERO VALLISOLETANO I Todas las fotos en: EL DUERO POR VALLADOLID II y también en facebook: DUERO POR VALLADOLID II
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