Nuestra andadura se inicia junto a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Vega
rodeada de una estupenda arquitectura rural montañesa por la que se cuela el delicado aroma de la mantequilla de sus "sobaos" y quesadas
y que alcanza el Monumento al Doctor Madrazo, cirujano, dramaturgo y escritor nativo de esta localidad.
Podemos consultar todos los datos del itinerario de esta ruta en: YERA Y AJÁN
Salimos por la carretera en dirección al puerto de Estacas de Trueba
buscando los primeros y eminentes saltos de agua con los que nos ameniza el río Yera
y atravesando el primer puente entre el magnífico bosque gestado en sus riberas.
Vamos administrando el estrecho sendero fluvial con inteligencia y conocimiento,
permitiéndonos al mismo tiempo invadir y penetrar en sus rincones mas íntimos
que van conquistando un poco mas arriba los primeros "cabañales" del Horneo.
Aromas de colada recién lavada se dispersan entre un buen número de pollos y gallinas,
animando a este maravilloso equino a saludar nuestros pasos por el camino.
El agua y los puentes conspiran para engendrar lugares inverosímiles de gran belleza,
disputando y compitiendo cada uno con sus propios argumentos y testimonios
y tejiendo conjuntamente una red con los restos de antigüos y vetustos molinos
que aprovechaban la fuerza motriz del agua para la molienda de cereales.
El calor nos obliga a realizar pequeñas pausas de avituallamiento que aprovechamos
para disfrutar del regalo de agua y vida con la que nos obsequia este bullicioso río,
continuando con energía por estos viejos senderos "peoniles" entre fincas y solares
que descubren los secretos mas cercanos y entrañables de este maravilloso lugar.
Un radiante y luminoso paisaje pasiego se dibuja en nuestro entorno
caracterizado por sus verdes e inclinadas laderas y sus pequeños praderíos
en los que brotan un conjunto de diversas edificaciones y cabañas
cuyos moradores se han dedicado, de forma tradicional, a la ganadería y a las labores en las huertas.
Con el cauce del río a nuestra derecha, seguimos entre los muros de piedra y las cabañas,
algunas con los evidentes e incuestionables síntomas del olvido y la desolación,
encontrando mas adelante una enorme y considerable plantación cuyo producto principal es el arándano.
Continua la tranquilidad y el sosiego con una placentera charla y conferencia
sin perder la atención en los rasgos mas cautivadores del paisaje,
saludando la presencia y aparición de un cándido y afectuoso burrito.
Hemos llegado al punto donde el río Aján cede sus aguas al Yera
para empezar a remontar el espectacular sendero por las bellas riberas del río Aján.
Las promesas y las esperanzas van dibujando las panorámicas mas amplias del valle
entre las deslumbrantes praderas sembradas de nuevas cabañas junto al camino
que buscan con ahínco la corriente del río para perfilar los innumerables saltos de agua
que se esconden entre la fabulosa y sombreada frondosidad del bosque.
Seguimos atravesando casonas de piedra con los balcones mirando siempre hacia un sol
que alumbra las miserias e indigencias de viejos edificios consumidos por el avance de la maleza,
mientras seguimos disfrutando del prolongado y enorme placer de la caminata.
Sentimos el relente y la frescura de las aguas del río Aján que van recogiendo
una sutil sensación de armonía para elaborar esa huella evocadora de enorme belleza.
La vieja cambera empedrada continua ascendiendo entre el arbolado
y nos acerca al poderoso y potente rumor de nuevos saltos y cataratas
que conspiran para diseñar y proyectar espacios repletos de magia
en los que se escucha la ensordecedora y atronadora estela del agua.
La travesía sigue articulándonos entre el brillo fulgurante de los helechos y nos introduce
por un bosque de ribera en el que se suceden fresnos, avellanos, robles y hayas,
sumergiéndonos de nuevo en la poesía y la lírica de un espléndido y llamativo rincón
que nos conquista y enamora con su delicioso hechizo y seducción.
No perdemos las marcas del PR-S-75 que nos conducen con seguridad y confianza
para seguir progresando despreocupados el maravilloso rastro plateado del río
que por enésima vez vuelve a embelesarnos con sus halagos y galanterías
entre una formidable "puesta en escena" y una brutal escenografía.
Seguimos atrapados entre los fantásticos destellos y las sombras de la vereda
que se empeñan en visitar el acentuado sermón y homilía de este indómito arroyo
que tras cruzar un puente le damos su justa despedida y su "adios" bien merecido.
Abordamos la pendiente y el repecho mas fuerte de todo el itinerario
con las vistas puestas en las suaves lomas y el verdor de sus praderías
moteadas y salpicadas por sus valiosas y apreciadas cabañuelas
que alcanza El Mingán, el punto culminante de todo este precioso recorrido.
Aquí se aprecian los restos de los antigüos barracones de trabajadores de las obras del
Ferrocarril Cantábrico-Mediterráneo, una obra que nunca se puso en funcionamiento y que finalmente quedó en el olvido.
Salimos a la pista principal para deambular por los 285 metros del túnel del Mayoral, una huella humana
excavada por los presos republicanos que horadaron estas montañas para que el futuro tren tuviera continuidad.
Volvemos sobre nuestros pasos cruzando de nuevo el túnel del Mayoral
abandonando en la distancia las reliquias y vestigios de un pasado espantoso y aterrador.
Circulamos por un paisaje nítido y transparente, perturbados por el silencio y el brillo del sol
que nos conduce enseguida hasta el túnel del Empeñadiro de 130 metros de largo,
apreciando la belleza del entorno mientras nos adentramos y profundizamos en él.
Enmarcamos la salida por el desusado y anticuado trazado ferroviario
que va dejando a las espaldas los verdes y suaves Collados de la Hormaza,
para mas adelante capturar el túnel del Morro de 263 metros de longitud.
Decidimos no atravesarlo, continuando por un atractivo sendero a la izquierda
con las vistas espectaculares y montaraces de la mayor parte del Valle del Yera.
La senda transcurre casi paralela al túnel, incrustándose en un tupido bosque atlántico
que nos aloja en el túnel de El Morrito, el mas corto con 43 metros de extensión.
Mantenemos el ritmo sostenido mientras el calor va haciendo mella en nuestros cuerpos,
aunque nos vamos distrayendo y recreando con el hermoso colorido de las flores
y los gratificantes aromas de innumerables brotes de saucos,
mientras percibimos las destacadas e ilustres sinfonías de las aves del entorno.
Jugando y retozando entre los reflejos del agua, bajamos en suave pendiente
hasta la solitaria y desamparada estación de viajeros de Yera, una de las estaciones
programadas en el proyecto para el ferrocarril Santander-Mediterráneo.
A lo lejos aparece impetuoso el Castro Valnera, la gran mole rocosa que ha vigilado el transcurso de nuestro viaje por estas estupendas y soberbias riberas.Empezamos el tramo de regreso junto a la escalinata de esta preciosa cabaña
y por los tradicionales callejos y senderos peoniles que bajan en busca de la ribera del Yera
entre una alegre bóveda vegetal y el clamor del bosque casi impenetrable.
La senda va descubriendo todos los valores etnográficos y las costumbres pasiegas
utilizando estas construcciones como elemento mas destacado de su herencia patrimonial.
Seguimos acompañando el flujo incesante de este impulsivo y arrebatador río
que combina y empatiza a la perfección con los verdes y azules de este magnífico espacio
y cuya estrofa de agua decora y acicala los rincones mas increíbles y fabulosos.
En este impresionante valle se aglutina el mas numeroso grupo de "cabañales" de la comarca
en las que podemos admirar el tremendo trabajo de la recogida de pastos para el ganado
con multitud de prados y parcelas usurpadas a estos fantásticos montes.
Seguimos descendiendo estas tierras envueltos en una profunda melancolía,
continuando con el desfile y procesión de hermosas y agraciadas cabañas de piedra
y asombrándonos con los grupos de cuatro cabañas unidas denominadas "Corcus".
Las casas mas cercanas al pueblo se encuentran mas adornadas y acicaladas,en otras escuchamos los feroces ladridos de los que guardan con celo sus propiedades.
Prados, vallados de piedra, casas y tejados de lascas conforman una orografía pasiega
complementada por la magia y el encanto de puentes y molinos
cruzados por la estupenda calidad de las aguas del río Yera
que baja apresurado en busca de su desenlace y su destino final en el río Pas.
El ruido ensordecedor nos guía hasta los últimos coletazos acuáticos del arroyo
inventando una inmejorable estampa y creando un lugar paradisiaco
para dejamos mecer por su corriente plácida, tranquila y sosegada
que nos llevará flotando hasta la estupenda arquitectura montañesa de VEGA DE PAS.
Terminamos este maravilloso viaje tras haber degustado este intenso Valle Pasiego cincelado por los tonos plata del Yera y Aján y por los matices esmeraldas de sus montañas.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. ÁLBUM DE FOTOS: YERA Y AJÁN y en facebook: YERA Y AJÁN
que van conquistando un poco mas arriba los primeros "cabañales" del Horneo.
Aromas de colada recién lavada se dispersan entre un buen número de pollos y gallinas,
animando a este maravilloso equino a saludar nuestros pasos por el camino.
El agua y los puentes conspiran para engendrar lugares inverosímiles de gran belleza,
disputando y compitiendo cada uno con sus propios argumentos y testimonios
y tejiendo conjuntamente una red con los restos de antigüos y vetustos molinos
que aprovechaban la fuerza motriz del agua para la molienda de cereales.
El calor nos obliga a realizar pequeñas pausas de avituallamiento que aprovechamos
para disfrutar del regalo de agua y vida con la que nos obsequia este bullicioso río,
continuando con energía por estos viejos senderos "peoniles" entre fincas y solares
que descubren los secretos mas cercanos y entrañables de este maravilloso lugar.
Un radiante y luminoso paisaje pasiego se dibuja en nuestro entorno
caracterizado por sus verdes e inclinadas laderas y sus pequeños praderíos
en los que brotan un conjunto de diversas edificaciones y cabañas
cuyos moradores se han dedicado, de forma tradicional, a la ganadería y a las labores en las huertas.
Con el cauce del río a nuestra derecha, seguimos entre los muros de piedra y las cabañas,
algunas con los evidentes e incuestionables síntomas del olvido y la desolación,
encontrando mas adelante una enorme y considerable plantación cuyo producto principal es el arándano.
Continua la tranquilidad y el sosiego con una placentera charla y conferencia
sin perder la atención en los rasgos mas cautivadores del paisaje,
saludando la presencia y aparición de un cándido y afectuoso burrito.
Hemos llegado al punto donde el río Aján cede sus aguas al Yera
para empezar a remontar el espectacular sendero por las bellas riberas del río Aján.
Las promesas y las esperanzas van dibujando las panorámicas mas amplias del valle
entre las deslumbrantes praderas sembradas de nuevas cabañas junto al camino
que buscan con ahínco la corriente del río para perfilar los innumerables saltos de agua
que se esconden entre la fabulosa y sombreada frondosidad del bosque.
Seguimos atravesando casonas de piedra con los balcones mirando siempre hacia un sol
que alumbra las miserias e indigencias de viejos edificios consumidos por el avance de la maleza,
mientras seguimos disfrutando del prolongado y enorme placer de la caminata.
Sentimos el relente y la frescura de las aguas del río Aján que van recogiendo
una sutil sensación de armonía para elaborar esa huella evocadora de enorme belleza.
La vieja cambera empedrada continua ascendiendo entre el arbolado
y nos acerca al poderoso y potente rumor de nuevos saltos y cataratas
que conspiran para diseñar y proyectar espacios repletos de magia
en los que se escucha la ensordecedora y atronadora estela del agua.
La travesía sigue articulándonos entre el brillo fulgurante de los helechos y nos introduce
por un bosque de ribera en el que se suceden fresnos, avellanos, robles y hayas,
sumergiéndonos de nuevo en la poesía y la lírica de un espléndido y llamativo rincón
que nos conquista y enamora con su delicioso hechizo y seducción.
No perdemos las marcas del PR-S-75 que nos conducen con seguridad y confianza
para seguir progresando despreocupados el maravilloso rastro plateado del río
que por enésima vez vuelve a embelesarnos con sus halagos y galanterías
entre una formidable "puesta en escena" y una brutal escenografía.
Seguimos atrapados entre los fantásticos destellos y las sombras de la vereda
que se empeñan en visitar el acentuado sermón y homilía de este indómito arroyo
que tras cruzar un puente le damos su justa despedida y su "adios" bien merecido.
Abordamos la pendiente y el repecho mas fuerte de todo el itinerario
con las vistas puestas en las suaves lomas y el verdor de sus praderías
moteadas y salpicadas por sus valiosas y apreciadas cabañuelas
que alcanza El Mingán, el punto culminante de todo este precioso recorrido.
Aquí se aprecian los restos de los antigüos barracones de trabajadores de las obras del
Ferrocarril Cantábrico-Mediterráneo, una obra que nunca se puso en funcionamiento y que finalmente quedó en el olvido.
Salimos a la pista principal para deambular por los 285 metros del túnel del Mayoral, una huella humana
excavada por los presos republicanos que horadaron estas montañas para que el futuro tren tuviera continuidad.
Volvemos sobre nuestros pasos cruzando de nuevo el túnel del Mayoral
abandonando en la distancia las reliquias y vestigios de un pasado espantoso y aterrador.
Circulamos por un paisaje nítido y transparente, perturbados por el silencio y el brillo del sol
que nos conduce enseguida hasta el túnel del Empeñadiro de 130 metros de largo,
apreciando la belleza del entorno mientras nos adentramos y profundizamos en él.
Enmarcamos la salida por el desusado y anticuado trazado ferroviario
que va dejando a las espaldas los verdes y suaves Collados de la Hormaza,
para mas adelante capturar el túnel del Morro de 263 metros de longitud.
Decidimos no atravesarlo, continuando por un atractivo sendero a la izquierda
con las vistas espectaculares y montaraces de la mayor parte del Valle del Yera.
La senda transcurre casi paralela al túnel, incrustándose en un tupido bosque atlántico
que nos aloja en el túnel de El Morrito, el mas corto con 43 metros de extensión.
Mantenemos el ritmo sostenido mientras el calor va haciendo mella en nuestros cuerpos,
aunque nos vamos distrayendo y recreando con el hermoso colorido de las flores
y los gratificantes aromas de innumerables brotes de saucos,
mientras percibimos las destacadas e ilustres sinfonías de las aves del entorno.
Jugando y retozando entre los reflejos del agua, bajamos en suave pendiente
hasta la solitaria y desamparada estación de viajeros de Yera, una de las estaciones
programadas en el proyecto para el ferrocarril Santander-Mediterráneo.
A lo lejos aparece impetuoso el Castro Valnera, la gran mole rocosa que ha vigilado el transcurso de nuestro viaje por estas estupendas y soberbias riberas.Empezamos el tramo de regreso junto a la escalinata de esta preciosa cabaña
y por los tradicionales callejos y senderos peoniles que bajan en busca de la ribera del Yera
entre una alegre bóveda vegetal y el clamor del bosque casi impenetrable.
La senda va descubriendo todos los valores etnográficos y las costumbres pasiegas
utilizando estas construcciones como elemento mas destacado de su herencia patrimonial.
Seguimos acompañando el flujo incesante de este impulsivo y arrebatador río
que combina y empatiza a la perfección con los verdes y azules de este magnífico espacio
y cuya estrofa de agua decora y acicala los rincones mas increíbles y fabulosos.
En este impresionante valle se aglutina el mas numeroso grupo de "cabañales" de la comarca
en las que podemos admirar el tremendo trabajo de la recogida de pastos para el ganado
con multitud de prados y parcelas usurpadas a estos fantásticos montes.
Seguimos descendiendo estas tierras envueltos en una profunda melancolía,
continuando con el desfile y procesión de hermosas y agraciadas cabañas de piedra
y asombrándonos con los grupos de cuatro cabañas unidas denominadas "Corcus".
Las casas mas cercanas al pueblo se encuentran mas adornadas y acicaladas,en otras escuchamos los feroces ladridos de los que guardan con celo sus propiedades.
Prados, vallados de piedra, casas y tejados de lascas conforman una orografía pasiega
complementada por la magia y el encanto de puentes y molinos
cruzados por la estupenda calidad de las aguas del río Yera
que baja apresurado en busca de su desenlace y su destino final en el río Pas.
El ruido ensordecedor nos guía hasta los últimos coletazos acuáticos del arroyo
inventando una inmejorable estampa y creando un lugar paradisiaco
para dejamos mecer por su corriente plácida, tranquila y sosegada
que nos llevará flotando hasta la estupenda arquitectura montañesa de VEGA DE PAS.
Terminamos este maravilloso viaje tras haber degustado este intenso Valle Pasiego cincelado por los tonos plata del Yera y Aján y por los matices esmeraldas de sus montañas.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. ÁLBUM DE FOTOS: YERA Y AJÁN y en facebook: YERA Y AJÁN
Precioso reportaje y maravilloso día el que pasamos. Gracias por ambas cosas. un abrazo.
ResponderEliminarGracias Eduardo Robledo, la verdad es que fue un día con muy buenas sensaciones para descubrir los secretos íntimos de Cantabria. Gracias por tus palabras, recibe un saludo cordial.
ResponderEliminar