lunes, 21 de junio de 2021

LAGARES RUPESTRES DE MÁMOLES

En este pequeño paseo desde la localidad zamorana de MÁMOLES vamos a disfrutar de las esencias ancestrales para la elaboración y producción del vino y nos asomaremos a las riberas y arribanzos que bajan acantiladas en busca de las pacíficas aguas del río Duero. Es día 29 de marzo de 2021, comenzamos.

Emprendemos los primeros pasos junto a la Iglesia Parroquial que dedica su austero edificio a San Pedro Apóstol 
entre las primeras señales de una primavera que viste de colores y motivos
la estupenda arquitectura tradicional de esta preciosa comarca sayaguesa, 
que con sus numerosos pozos, fuentes y manantiales van empapando e irrigando
las principales callejuelas de su duro e inflexible entramado urbano.
Todos los datos relacionados con el itinerario podéis visionarlos y descargarlos en: LAGARES DEL CUETO 
Las señalizaciones blancas y amarillas nos conducen junto a un alineado vallado de piedra
que separa el encinar y las frescas y lozanas praderías,
caminando con una profunda tranquilidad entre las bellas tonalidades de la senda.
En las pequeñas fincas y solares empiezan a brotar los primeros signos de vida de algunos frutales
y aparecen también los cercanos y entrañables ademanes de los moradores de dichas haciendas.
La senda nos conduce entre decrépitos y decadentes inmuebles de piedra
que describen las miserias y necesidades a las que se asoman los súbditos de estas tierras.
Junto a un colosal bolo granítico que parece que va a aplastar esta edificación
surge el Lagar de la Peña del Castillar, propiedad de la familia Silvo que labró la dura peña de granito y los canales que dirigían el mosto hasta la lagareta inferior.
Abandonamos este primer lagar prolongando la caminata por estas maravillosas construcciones rurales 
convertidas en pequeños apriscos y chiqueros donde se estabulaban los ganados y animales.
La mullida alfombra de la vereda nos cautiva con su cálida y acogedora luminosidad
y nos sigue descubriendo la soledad y el silencio que asolan y recorren estos parajes.
El sendero continua apretándonos entre los engalanados vallados de piedra
señalizados y rotulados para seguir el itinerario correcto y apropiado, llevándonos  
hasta el Lagar del Prado del Señor, consistente en una suave oquedad inclinada donde se pisaba la uva y a través de un agujero se depositaba el mosto en un cuenco inferior.
Nos retratamos en esta sensacional, sólida y compacta ingenieria rocosa
para reanudar la marcha por esta atractiva y evocadora avenida
que visita y examina los siguientes y sucesivos bodegones y despensas. 
Seguimos el discurso y la letanía de las piedras por un pasadizo
que gira a nuestra izquierda para encauzarnos y acarrearnos hasta el Mirador del Alto del Cueto.
Antes pasaremos entre el latido y el palpitar del Lagar de las Pizarras que es el mas moderno que los anteriores y conserva la viga de negrillo, el torno y las piedras labradas de contrapeso para la prensa del vino. Actualmente se encuentra en ruinas y no es visitable.
Entre enebros, escobas y encinas divisamos la sinuosidad del Alto del Cueto
y en su camino nos sorprende la gran variedad floral que nos acompaña,
desprendiendo intensos aromas y penetrantes fragancias
de este peculiar desfile caracterizado por estas extraordinarias intérpretes.
En este momento de la ruta nos mezclamos con un pequeño ejército de encinas centenarias
intentando sustraer toda esa energía y ese poderoso vigor que atesoran para 
coger la fuerza suficiente y alcanzar los escarpes rocosos y las ruinas que existen 
en el mítico y legendario Mirador del Alto del Cueto.
Desde los restos y ruinas del antigüo puesto de vigilancia  
 las vistas se ensanchan entre las panorámicas vestidas de enebros, encinas y matorral
que bajan en busca del aliento de las serenas y tranquilas aguas del río Duero.
Enfrente, el horizonte se extiende por los olivares y el monte bajo del pueblo portugués de Vila Chá,
reflejando sus agrestes laderas sobre esta grandiosa corriente que va horadando estos legendarios territorios.
Terminamos asomándonos sobre los interesantes restos de este naufragio
que miran hacia proa para colonizar y atrapar uno de los espacios mas bonitos de los Arribes.
Volvemos sobre nuestros pasos y desandamos el camino
con las vistas del pueblo de MÁMOLES apresado y aprisionado entre un encinar
por el que vamos recalando para sentir su cordial cobijo hogareño y su grato alojamiento.
El trayecto del camino nos salpica con rincones de pródiga belleza
mitigados por una interesante nitidez que la luz del día proyecta sobre el bosque.
Vuelven las encrucijadas entre las piedras, las tejas y los olivos
en un paisaje que exhibe su mas tierno alegato y su discurso suave y melodioso.
Entre las profundidades del encinar salen a saludarnos un notable grupo de vacunas
y un tímido y solitario equino, quedando apostados y encerrados en sus humildes moradas.
Finalizamos este atractivo paseo entre el angosto entramado urbano de MÁMOLES,
acercándonos hasta una nueva fuente, también denominado "pozo sayagués",  
para respirar entre los majestuosos retoños que darán comienzo una nueva vida
y deleitándonos con sus provocativos y sugerentes semblantes.
Su patrimonio etnográfico también nos enseña su longevo "Potro de Herrar"
y en la espadaña de la Iglesia podemos leer que se hizo en el año 1860 siendo cura un tal Don Manuel.
Aquí acaba este paseo por las cercanías del Duero al que no le parece suficiente surcar las tierras de dos países, sino que además, nos ha deslumbrado con sus maravillosos parajes naturales configurados en sus Arribes.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. ÁLBUM FOTOGRÁFICO: LAGARES DE MÁMOLES 

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