martes, 9 de noviembre de 2021

CASTAÑAR Y PRADOS DE HERMISENDE

Decir HERMISENDE es hablar de lejanía, ya que este pequeño pueblo zamorano enclavado en la comarca de la Alta Sanabria se esconde en la divisoria con la provincia orensana y junto a la frontera portuguesa. Hasta allí nos desplazamos para disfrutar del sendero que recorre sus castaños centenarios y los hermosos prados que les rodean. Es día 5 de noviembre de 2021 y aquí comienza el relato de nuestra aventura.

Nuestro paseo arranca desde la Iglesia de Santa María que muestra su insinuante estilo barroco con influencias gallegas 
y nos sumerge de lleno en la sobria belleza de una arquitectura popular elaborada a través del tiempo por las personas que habitaron estos lugares.
Seguimos el murmullo de los recios y potentes caños de agua de la Fuente del Ayuntamiento
que esparcen su musicalidad entre el universo de piedra, madera y pizarras de sus viviendas,
algunas sumidas en la desolación y la tristeza que marcan el inevitable paso del tiempo.
Cotejamos y compulsamos todos los datos del itinerario en CASTAÑAR DE HERMISENDE
y nos plantamos sobre el asfalto de la carretera que conduce al pequeño pueblo de La Tejera
bañada por los dulces sabores de los enormes racimos de uvas que penden de las cepas
que se van mezclando con los suaves y ligeros aromas de numerosos manzanos
en una fiesta y celebración con las principales protagonistas en el día de hoy, las castañas.
La senda nos reúne y aproxima por una marcada y magestuosa presencia de estos castaños 
 para disfrutar de un paseo inolvidable por esta auténtica y luminosa catedral arbórea.
Descendemos suavemente entre el agradable cobijo que nos proporcionan sus hojas,
inhalando esos placenteros aromas del frescor y el rocío que dejaron las últimas lluvias
y absorbiendo la extraordinaria energía y vitalidad que nos contagian y nos transmiten. 
Los brillantes colores del robledal se suman también a esta espectacular fiesta y verbena
y bajan arropando el castañar mientras se escuchan los ecos y las aguas del río Pequeno.
El aire huele a brezos y retamas y nos acompañan con fabulosas vistas de los alrededores
cuyas cuestas y pendientes miran los redondeados rasgos de la región portuguesa de Tràs-os-Montes.
El camino sigue descolgándose entre soberbios y excelentes contraluces hasta que 
se alcanza un pequeño puente que nos permite salvar la corriente del río Pequeno.
En este precioso lugar, el otoño se viste con sus mejores galas y su magnífico atuendo, 
desplegando unas atrevidas y descaradas tonalidades semejantes a una traca de fuegos artificiales.
Atrás dejamos el delicado tapiz de hojarasca que a formando el bosque con su desnudez,
transitando por una zona en la que las bajas temperaturas registradas en la noche anterior 
han traumatizado una senda con abundantes heridas marcadas por la escarcha y el hielo.
Nuestro rumbo entre la umbría del arbolado queda registrada con bellos reflejos en la vereda 
y nos ofrece y revela la extraordinaria gama multicolor de un paisaje de ensueño.
Una maravillosa cúpula vegetal nos alberga y nos aloja en esta espléndida trocha
en la que una acentuada e intensa humedad impregna de moderados brillos a las plantas,
originando el desarrollo de atractivas y seductoras variedades micológicas a nuestros pies.
El sol reaparece con firmeza entre los ocres, verdes y amarillos de las hojas de los árboles,
haciendo del paseo una amena actividad mucho mas agradable y enormemente placentera.
Sin abandonar la senda principal vamos vadeando los espacios mas frondosos del robledal,
asomándonos a las suaves y esponjosas montañas de la cercana Sierra de la Gamoneda,
descendiendo hacia un nuevo pontón que salva la juguetona corriente del río Pequeno.
Aparecen verdes seles y praderas que aun reflejan las bajas temperaturas de la noche,
ascendiendo un corto y empinado repecho por terrenos menos gratos e interesantes,
contorneando y acordonando la vertiente mas áspera y severa del Lombo do Bosque.
Acariciamos las grandiosas vistas de la Sierra de Escusaña que delimitan la frontera portuguesa
mientras nos sumergimos entre la calma y tranquilidad de un silencio persistente
que se desliza entre la lozanía y naturalidad de estos emblemáticos prados.
El itinerario se sitúa en una alargada atalaya en la confluencia del río Pequeno con el Tuela
entre los confines y los horizontes lejanos del pueblo de Moimenta en el vecino Portugal.
Cruzamos lamiendo las adustas y peladas faldas de estos hoscos y ariscos montes,
avanzando hasta un prodigioso balcón que fusiona la estupenda panorámica del Valle del Tuela
que discurre a la sombra de los 1357 metros de la cumbre sanabresa del Alto do Ladiairo.
A nuestras derecha descubrimos las lesiones y las heridas causadas por el incesante
tráfico de carretas y carruajes en estos pasos fronterizos que dejaron grabadas y esculpidas
las huellas y las profundas cicatrices de estas roderas antiquísimas e inmemoriales.
Entre un interesante coloquio nos vamos despidiendo del paisaje y el valle recorrido
para bajar, de forma rápida y contundente, entre los bonitos y atractivos "claroscuros" 
que nos depositan y nos enfilan sobre el célebre y renombrado Camino de Bergalonga.
Se suceden interminables, tentadoras y solitarias praderas llenas de una paz y sosiego
que estimulan nuestra mente a la vez que ponen en guardia todos nuestros sentidos
y cuya luz y claridad estallan con un sorprendente, asombroso y repentino clamor.
Toda esta maravilla se apaga y se debilita en un paisaje calcinado y devorado por el fuego,
provocándonos una gran tristeza al observar estos auténticos titanes convertidos en cenizas
y en tétricas y siniestras esculturas que tardarán años y años en regenerarse y recuperarse.
Aun nos da tiempo para sobrecogernos con estos colosos y gigantes centenarios
que nos permiten la recogida y recolección de dulces castañas, el producto estrella del otoño.
No cogemos demasiadas, únicamente las imprescindibles para deleitarnos con su sabor, sabiendo que estos castaños pertenecen al patrimonio natural y gastronómico del pueblo.
También dedicamos tiempo para poder admirar, tocar y abrazar estos fabulosos ejemplares, 
buscando los mas viejos y vetustos para halagarles y acariciarles.
Antes de entrar al pueblo bajamos hasta el enigmático y recóndito entorno del río Tuela
en el que se alza el hermoso puente de estilo romano construido en el año de 1774.
Su maravillosa silueta se plasma y se refleja en las puras y cristalinas aguas del río,
creando un idílico rincón y un portentoso lugar con desmedida calidad natural y paisajística
en la que una atronadora cascada clausura y finaliza este magnífico y bello conjunto.
Un insólito lugar para abandonar las prisas y las urgencias y disfrutar de una calma bien merecida
y un soberbio emplazamiento para la unión entre el paisaje y lo humano en el que ambos se entienden y se respetan.
Solo nos queda volver a poner en marcha nuestros apoyos y bastones para impulsar
una ligera subida con lacónicas vistas del cercano núcleo urbano de San Ciprián,
alcanzando HERMISENDE entre los nobles perfumes y bálsamos de pimientos y tomates,
aderezados con los dulces mostos y extractos de una abundante vendimia.
Otra vez la piedra y la pizarra van configurando una lograda y poderosa estética rural
con viejas casas, cuadras y corrales que describen los sencillos modos de vida de sus habitantes.
Los relajantes chorros de agua de la Fuente Alfonso XIII nos obligan a pasar por debajo
de las estupendas balconadas de la Casa do Cura, sujetas por labradas ménsulas con figuras fantásticas,
sirviendo de alojamiento al párroco del pueblo durante mas de 60 años.
Nos retratamos en esta perfecta y magistral muestra de arquitectura típica sanabresa
que nos invita a un paseo pausado, tranquilo y sosegado por estrechas y angostas callejuelas
en los que podemos ver los detalles mas corrientes y ordinarios en la vida del pueblo,
terminando este grato episodio senderista escuchando los "tañidos" horarios del campanario de la iglesia. 
En días posteriores tenemos tiempo para recordar y planear la siguiente salida. Zamora es inagotable.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. ÁLBUM DE FOTOS: CASTAÑAR DE HERMISENDE

2 comentarios:

  1. Hemos disfrutado mucho con todo lo descrito y con cada una de las fotografías. Una verdadera maravilla, enhorabuena 👏.

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  2. De bien nacidos, es ser bien agradecidos, me alegro enormemente que os haya gustado este maravilloso paseo que compartimos. Muchas gracias por esas palabras y ese aliento que nos dan fuerzas para seguir disfrutando de los paisajes y naturaleza de esta Península tan cautivadora. Gracias, nos vemos en la próxima. Un saludo cordial.

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