Nos acercamos este 17 de febrero de 2023 hasta los confines mas profundos y secretos de la comarca zamorana de Sanabria, reservándonos un estimulante camino por el bosque para alcanzar una preciosa cascada enclavada en un estupendo valle glaciar.
Arrancamos el camino entre los escenarios muralistas del pintor "Kike" Orduña, dando vida
a escenas cotidianas del pasado en la pequeña localidad de Terroso que muestra con dureza
los vestigios de una arquitectura rural aquejada por la soledad y el abandono de estas tierras.
Después de repasar todos los datos del itinerario, cruzamos por un paso elevado la vecina
autovía A-52 para introducirnos en la tupida frondosidad de un bosque de robles, abedules y
castaños, algunos de ellos con gran envergadura y listos para desprender toda su vitalidad.
La amplia vereda mantiene en toda la ruta un suave ascenso en compañía con los árboles,
desapareciendo en algunos tramos sus aptitudes arbustivas para ampliar horizontes y divisar
los perfiles montañosos que cierran por occidente los ásperos ventisqueros del circo glaciar.
Cruzamos sin dificultad la corriente de algún arroyo despistado que busca su mejor derrotero,
mientras continuamos la subida por la denominada rodera del Escaldón entre las corrientes
aromáticas de agallas de roble que guardarán las puestas y los huevos de algunos insectos.
La senda nos obliga y nos exige vadear los numerosos caudales de agua que van inundando
nuestros pasos con un amplio inventario orquestal y un gran listado de canciones y melodías
que amenizan nuestra llegada hasta las inmediaciones del pilón y la Fuente de la Gulpilleda.
Una vez que atravesamos las cintas y alambres de un pastor eléctrico, van apareciendo las
cicatrices y las huellas de un camino atrincherado marcado y erosionado por el trasiego y el
incesante paso de carros por la sierra en busca del acarreo y traslado tradicional de maderas.
En algunas paradas aprovechamos para admirar las pequeñas joyas acuáticas que brillan y
pululan sobre los "cantarines" y juguetones flujos de agua que van acometiendo el sendero.
Continuamos atrapados en este vasto y extenso robledal que merece la pena recorrerlo de
manera lenta y pausada para ir descubriendo todos esos rincones maravillosos que encierra,
mientras vamos sintiendo las delicadas conmociones que nos producen al sumergirnos en él.
Cruzamos el pequeño pontón que salva las aguas del Arroyo del Cabril, acicalado y ornado
por una itinerante y frondosa hilera de argomas, uces, brezos y retamas que nos custodiarán
por el camino mientras mantenemos distintas charlas y tertulias con asuntos de la actualidad.
Disfrutamos uno de los tramos de mayor y especial belleza junto al suave susurro del arroyo,
alcanzando la cabecera del valle entre un colosal y extraordinario anfiteatro granítico en el
que sobresalen los 1752 metros de los picos Mallarmas junto a las laderas de El Escaldón.
Esta última etapa del trazado es mucho mas enrevesada y la senda se disgrega entre la bella
lozanía de un joven y apuesto robledal que reluce tapizado con radiantes y brillantes musgos.
Entre la tenaz y sólida maraña de rocas y árboles, vamos progresando por las numerosas y
caudalosas torrenteras que se precipitan ladera abajo con intensa y fervorosa musicalidad,
alcanzando la holgada y despejada pradería de El Chano, plataforma de acceso al salto de
agua que se encuentra rodeada por los vigorosos roquedos y peñascos del Llombo Rapado.
Avistamos el despeñadero y los cantiles por los que se desliza el impetuoso Arroyo del Cabril
ascendiendo hasta la misma base de la Cascada de Aguas Cernidas, donde podremos sentir
la fluidez y la elocuencia del agua de uno de los "bellezones" mas ignorados de la comarca sanabresa.
Deleitamos nuestras pupilas entre un espectáculo natural que acapara toda nuestra atención,
donde las chorreras se van precipitando por desordenados y caóticos torrentes acuáticos
generando un poderoso estruendo y estallido que anula cualquier sonido de los alrededores.
En este maravilloso entorno percibimos y apreciamos como el rocío acaricia nuestras caras,
relajándonos con las espectaculares acrobacias y las intensas habilidades de esta catarata.
Iniciamos el regreso entre la agonía y los estertores de esta magnífica cascada, desandando
el camino por el que subimos y descendiendo plácidamente entre los suaves ecos del arroyo.
A un mes de que finalice el invierno, aparecen los primeros motivos y reseñas primaverales
combinadas a la perfección entre la abundante moqueta tapizada de musgos y briófitas que
se presentan entre la cándida y suntuosa luminosidad que desprende el bosque al mediodía.
Las cristalinas y transparentes aguas del Arroyo Cabril nos vuelven a acompañar pegadas a
este hermoso bulevar natural que atiende la fina y placentera cadencia musical del riachuelo.
Seguimos disfrutando de las agradables y deliciosas sensaciones que nos produce el paseo
entre una estupenda arquitectura boscosa que derrocha dosis de paz en este idílico entorno.
Tenemos grandes posibilidades de encontrarnos numeroso ganado vacuno, ya que en estas
tierras se dedican a su cuidado, conformando el principal sustento de las gentes de la zona.
Dice el refranero que "después de San Valentín el frío anuncia su fin", corroborando la cálida
temperatura de este resplandeciente día que hace brotar y germinar varios tesoros vegetales.
Vadeamos sin problemas los continuados murmullos de regatos y riachuelos que descienden
paralelos junto a las entrañas de un monte que unas veces nos engulle y nos devora y otras
nos expulsa y destierra hacia los despejados horizontes que marca la cercana Sierra Atalaya.
A nuestra izquierda parte una senda hacia San Martín del Terroso que vadea las corrientes
del arroyo que nace en el pago de Las Tapadas y atraviesa el pintoresco tejido de un bosque
que parece arremeter y lanzarse hacia nosotros entre impulsivas y despiadadas apariencias.
Se abre una amplia llanura sementada por la humedad y el frescor de verdes praderías que
destapan los ocultos y estupendos encantos con los que nos embelesa esta tierra sanabresa.
San Martín del Terroso hay que recorrerlo despacio, poco a poco, sin prisas, descubriendo
sus secretos escondidos y los maravillosos rincones que sustentan su atractiva arquitectura
tradicional con enormes casas de piedra, galerías de madera y la vivacidad de sus colores.
Atrás dejamos la tenue espadaña de la Ermita San Martín entre los resaltes azules del cielo,
pasando por el caño de la Fuente Prado Villa a saborear y paladear sus ricas y lujosas aguas
que sirven para regar y empapar los vastos y dilatados Prados del Agua de sus alrededores.
Por el Camino Tradicional hasta Terroso, volvemos a recalar en la espesura y profundidad del
bosque, sintiendo su cobijo hogareño y notando la cercanía de un alegre bullicio primaveral.
Los murales de las fachadas de Terroso constituyen el final de nuestra excursión, encarnando
escenas casi desaparecidas en una Sanabria tocada por la mano de la naturaleza, y que con
toda seguridad nos harán volver con nuevos ojos para disfrutar de la calidad de este hermoso rincón.
Que pedazo de reportaje y ruta! Reúne todo lo que nos gusta, naturaleza y arte en las paredes. Genial como siempre, un abrazo a todo el Comando Senderista.
Bellas fotografías engarzadas con un detallado y embriagador texto. Enhorabuena por el reportaje. Tan sólo una pregunta... ¿cánidos? ¿mastines sueltos por la zona? Gracias.
Saludos Anónimo. En primer lugar muchas gracias por tu valoración y en cuanto a tus preguntas, decir que durante todo el recorrido no existió el cruce y la vista de mastines u otros animales, solamente ganado vacuno. Muchas gracias, cordial saludo.
Que pedazo de reportaje y ruta! Reúne todo lo que nos gusta, naturaleza y arte en las paredes. Genial como siempre, un abrazo a todo el Comando Senderista.
ResponderEliminarCompleta, atractiva y artística, una ruta a la que no la falta ningún ingrediente. Gracias por vuestras palabras, un saludo y hasta la próxima.
EliminarEsta señalizada la ruta?
ResponderEliminarEstá perfectamente señalizada y marcada con postes de madera, no hay lugar para el error. Saludos cordiales, Anónimo.
EliminarBellas fotografías engarzadas con un detallado y embriagador texto. Enhorabuena por el reportaje. Tan sólo una pregunta... ¿cánidos? ¿mastines sueltos por la zona? Gracias.
ResponderEliminarSaludos Anónimo. En primer lugar muchas gracias por tu valoración y en cuanto a tus preguntas, decir que durante todo el recorrido no existió el cruce y la vista de mastines u otros animales, solamente ganado vacuno. Muchas gracias, cordial saludo.
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