sábado, 14 de octubre de 2023

TABLAS DE DAIMIEL

Fruto de la confluencia y encrucijada de los ríos Guadiana y Cigüela, surge el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, un humedal de vegetación sobre la vasta y dilatada llanura manchega. Estamos en la provincia de Ciudad Real, es día 20 de abril de 2023 y éste el relato de nuestra aventura 👇👇

Los municipios de Daimiel y Villarrubia de los Ojos se reparten un espacio en el que predominan
numerosas tierras de labor, apareciendo una mezcla de cultivos cerealistas, viñedos y olivares
como preámbulo para alcanzar el Centro de Visitantes y disfrutar de las rutas que nos ofrece el parque 👇👇

Con toda la información disponible y desde la curiosa tienda y Oficina de Turismo, emprendemos un
agradable recorrido hacia la Isla del Pan, un tranquilo paseo sin prisas entre una exuberante 
vegetación de tarayes, carrizales y cañizos que delimitan el perímetro de este humedal y donde
podremos observar y contemplar algunas de las aves que habitan este magnífico escenario.
El camino llega a la Isla de La Entradilla y se asoma al primer mirador de madera incorporado
estratégicamente en el ambiente lagunar, avistando la cadencia y los acompasados pasos de algunas cigüeñuelas
sobre la calma y la bonanza proyectada por esta luminosa y resplandeciente lámina de agua.
Este marcado y hermosísimo paisaje lacustre representa un asombroso milagro de vida y un
prodigioso entorno para las aves acuáticas y migratorias que deciden anidar y alojarse en el parque.
El entramado perfecto de pasarelas de madera nos permiten sortear las diferentes islas del humedal,
avistando en lontananza las suaves y bruñidas elevaciones que forman la Sierra de la Virgen
y descubriendo ante nuestros ojos el hábitat y el ambiente idóneo para el desarrollo de la vida animal.
Esta explosión de vida y supervivencia en el corazón de La Mancha existe gracias a una presa artificial,
ya que su famoso acuífero quedó seco hace años a causa de una elevada sobreexplotación agrícola.
La calidad y limpieza de las someras aguas de las tablas crean un impresionante ecosistema
por el cual da gusto deambular, admirando en todo momento el vergel de riqueza natural que esconden sus entrañas.
La Isla del Descanso se nutre con los reflejos que muestran los esquemas y diseños de una vida acuática
que se desarrolla entre la vasta, maravillosa y espectacular llanura del parque, en un mosaico
de elegantes zonas inundables perfiladas y rematadas por pequeños atolones de vegetación.
Mientras caminamos, escuchamos la deliciosa banda sonora y las dulces sinfonías de los cantos,
gorjeos y graznidos de la amplia representación de aves que vuelan y nadan sobre la marisma.
Seguimos atrapados y apresados entre la madera que cruza la zona inundada, alcanzando 
un largo mirador que admira y saborea las amplias dimensiones del Tablazo, la gran laguna
que soporta el parque nacional y que sigue descubriendo los interesantes rincones y refugios
donde poder fotografiar las aves, en una acción que requiere mucha paciencia y tranquilidad.
El extraordinario porte de una paloma torcaz nos cobra el peaje y el tributo para acceder a la
majestuosa Isla del Pan, dándonos su bienvenida entre grandiosos tarayes y tamariscos que
guardan la esencia ancestral de Bautista García, primer guarda forestal dedicado a la pesca con gran cultura de respeto al humedal.
Un largo entarimado nos ayudará a alcanzar la magnífica situación del Observatorio del Pan,
oteando algunos "majanos", montones de piedra apilados para facilitar las labores agrícolas y
embelesándonos también con el fabuloso valle y la fantástica cuenca ribereña del río Cigüela.
El cómodo y reconfortante carril de madera nos transporta entre rojas amapolas hasta la entrada
del precioso Bosque de Tarayes, única y exclusiva variedad de árbol presente en este espacio,
cuyos troncos y ramas suelen adoptar formas y figuras caprichosas entre las que se cuela el
armonioso canto de los jilgueros y las vertiginosas cazas que secunda algún martín pescador.
Volvemos de nuevo a la Laguna del Tablazo para seguir disfrutando de la invernada y nidificación de algunas aves,
introduciéndonos una vez mas por la gran adaptabilidad y simplicidad de un recorrido que va
enseñando y presentando en todo momento las soberbias y portentosas panorámicas de este prodigioso parque natural.
Nuestros pasos se acercan poco a poco al esbelto observatorio de la Isla de los Tarayes, en 
el que sus bellas, y a la vez estremecedoras siluetas, parecen abalanzarse hacia nosotros y donde 
su abundante vegetación pondra la nota de color y tonalidad a este entretenido y fantástico bulevar.
Después de un buen rato de guardia y vigilancia en el mirador, reanudamos la marcha entre 
numerosos patos y ansares, siendo los dueños, los amos y señores de las aguas de las Tablas.
En este lugar irrepetible de La Mancha la primavera eclosiona con todo su poder y energía, 
haciéndonos sentir los profundos aromas del agua, del campo y de las flores y disfrutando de
de un espectacular paraíso para ánades, garzas, somormujos, algunos anfibios y pequeños mamíferos.
Hemos dejado atrás la Isla del Maturro, emplazándonos por los últimos metros de pasarela y
admirando todo el esplendor y la brillantez de la laguna, haciéndonos sentir unos auténticos
privilegiados de poder sentir la recuperación de este fantástico humedal en mitad de la Península.
Terminamos esta maravillosa ruta entre la quietud del agua y el reflejo del cielo, sabiendo e
intuyendo que la vida de animales y plantas han retornado a este bonito lugar para quedarse.
Iniciamos la ruta por la Laguna Permanente de unos 800 metros de longitud, atravesando una
bella alameda y cruzando la abundante vegetación de calaminos, limonios, eneas y carrizos
para alcanzar el primer observatorio entre una amplísima cantidad de anátidas y palmípedas.
A pocos metros y entre las profundidades de un luminoso bosque alcanzaremos el segundo
mirador, apreciando entre sus ventanales el inquieto y alterado "guirigay" de estos bailarines y pescadores.
Los colores y matices primaverales nos devolverán hasta el Centro de Visitantes, dejando a
nuestra espalda algunos "majanos", construcciones típicas de la arquitectura popular manchega
y que son el preámbulo y los prolegómenos de la ruta de Torre de Prado Ancho de 1500 m. de longitud.
Dejando a nuestra derecha el Área Recreativa, el sendero se decora con vistosas florecillas 
y llega a la zona del Embarcadero, donde los rigores del calor y la sequía muestran su lamentable aspecto.
La senda recorre cuatro observatorios faunísticos hasta la denominada Torre de Prado Ancho
aunque nosotros solo llegamos hasta el segundo, obteniendo excelentes panorámicas de las tablas centrales del Parque Nacional.
Desde el aparcamiento del Molino de Molemocho damos comienzo el último itinerario entre la
austeridad de un terreno que huye de las estridencias paisajísticas y en el que se cuela algún
solitario cortijo y hacienda dedicada a las nobles e ilustres labores de agricultura y ganadería.
El Molino de Molemocho es un vetusto molino hidraúlico que aprovechaba el abuntante caudal
del río Guadiana para la molienda del grano y la obtención de distintas sémolas y harinas.
Recientemente restaurado, el relajado paseo nos introduce por el interior de sus entrañas y
nos ofrece una visión etnográfica mediante la exposición y muestra de las diferentes piezas y
elementos que intervienen en el proceso de la molienda, entre un logrado ambiente molinero.
El curso permanente del río Guadiana prepara nuestra despedida de este sensacional oasis
en La Mancha, aderezado entre los intensos y dulzones aromas de algunos almendros y con
los ojos puestos en el esplendor y brillantez del metódico vuelo de las aves, contribuyendo 
con su presencia a engrosar la riqueza natural en estas tierras de Don Quijote y Sancho Panza.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Toda la ruta en fotos: TABLAS DE DAIMIEL
 

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