Para ello, nos desplazamos hasta la localidad leonesa de Redipuertas, situada en las faldas
del Puerto de Vegarada y perteneciente al municipio de Valdelugueros, donde encontraremos
una señal y cartel para iniciar la Ruta de las Cascadas del río Faro. Es día 12 de abril de 2024 y ésta nuestra aventura 👇👇👇
Una primorosa poza de aguas azuladas recoge el espectacular ajetreo de la Cascada del Saltón
y un poco mas arriba un puente de hormigón nos invitará a llegar hasta la Iglesia Parroquial
dedicada y consagrada a los venerables Santos Justo y Pastor, patronos de esta población.
Aguas puras y salvajes van a ser nuestras compañeras de viaje durante todo el recorrido por
un amplio camino que, unas veces mas cerca y otras mas alejado, escuchará la incansable
melodía del agua entre los nevados horizontes montañosos que cierran esta bonita garganta.
El Cueto Cerulleda guardará nuestras espaldas durante la ascensión y un poco mas adelante
empezamos a obtener unas perspectivas mas amplias y holgadas de este maravilloso valle.
Intentamos acomodarnos de la manera mas natural por un territorio donde aguzamos el oído
para escuchar al unísono un profundo silencio y el delicado murmullo de la corriente del río.
Alojados en esta inmejorable guarida, vamos ganando metros hasta alcanzar las vistas en las
que observamos la perfección del típico valle en forma de V erosionado por el flujo del agua.
No dejamos escapar con nuestros móviles y cámaras las panorámicas que se nos ofrecen y
de ninguna manera pasamos por alto los detalles de una primavera que empieza a resurgir.
Con un entretenido coloquio vamos entrando en el corazón de unas montañas que con gran
envergadura nos hacen pequeños e insignificantes, ausentándonos temporalmente de la vía
para bajar entre los prados y retamales del Bustisordo al encuentro de la rápida corriente de
la Cascada Las Baubas, un delicioso rincón para embelesarse entre su frescura y gallardía.
Remontamos su larga estela plateada entre los numerosos y estrechos senderos para seguir
remontando sus orillas entre continuas e idílicas pozas que van haciendo nuestras delicias.Descubrimos cascadas escondidas y toda la belleza que emerge en estos montes leoneses,
mientras continuamos la agradable caminata entre laderas tapizadas de brezos y retamas.
"Siento el murmullo de Faro, es que lloran sus montañas lagrimas de color oscuro que forman espuma blanca. Pobre ha nacido el río entre caliza y pizarra, tiene la cuna de piedra que le da pureza al agua. En las noches de verano cuando mas sereno baja la luna se baña en él y pone nerviosa al agua". Son los versos de José Fernández "Carus", arquitecto y poeta muy vinculado a este territorio.
Tras haber recuperado el camino principal, volvemos a buscar del inquieto caudal del río Faro
para observar desde una posición privilegiada el escabroso y enrevesado itinerario por donde
se escapa la Cascada de la Mayaduela, sorprendiéndonos con su abrupto y áspero carácter
y deslumbrando a quienes la contemplan por su vistosidad y su lujoso jardín vertical que la hacen única.
Aunque cuesta un poco llegar hasta ella, ya que se encuentra escondida entre muros rocosos,
la velocidad de sus aguas y el sonido que desarrolla ofrece unas espectaculares vistas para su observación.
Realizamos un pequeño descanso para tomar un aperitivo en mitad de este fresco praderío
que atisba una prodigiosa panorámica perfilada y rematada por el Cueto Cerulleda y el Pico Espina.
Seguimos recorriendo este hermoso valle entre colinas que parecen murallas, acercándonos
hasta la descomunal y vertiginosa Cascada de la Quemada, un rincón que delata y manifiesta
un increíble y fantástico juego de agua de infinitas luces, blancas espumas y gran estruendo.
Hemos alcanzado el Reguero Cándano, obligándonos a subir hasta el camino e inaugurar un
sendero de difícil acceso con multitud de pequeños saltos de agua que nos conducirá hasta
el impresionante arranque y desplome de la Cascada Cándano, merecedora del seudónimo
"La Bestia" por intentar empaparte con el agua que levanta en su caída de mas de 15 metros.
La buenísima temperatura y la soberbia luminosidad del día nos permiten acercarnos hasta el
mismo borde del río para seguir desvelando el secreto mas íntimo de la Cascada La Fuente.
A medio día y bajo los 2156 metros del Pico Huevo el sol despliega una enorme suntuosidad,
alcanzando una pequeña llanura con dos refugios, uno para las personas y otro para el ganado.
Inmersos en este prodigioso escenario lleno de luz y de definición cegadora nos apresuramos
a identificar el Collado de los Vientos y el Pico de la Quemaona, entre brezales y retamas,
los dos guardianes graníticos que escoltan la estrecha collada de la Peñas de Faro y sobre el
tejado del refugio, la dilatada e interminable Majada Vieja y el Collado del Alto de la Morala.
En sus alrededores seguimos el rastro del sonido para descender hasta la noble elegancia y
el distinguido refinamiento de la Cascada Majá de Tala, disfrutando de su impactante belleza.
El peso del camino y el calor de esta entretenida jornada van deteriorando nuestras fuerzas,
aunque nunca faltan las ganas para ociar con memorables instantes de juerga y cachondeo.
Seguimos sintiendo el placer y la satisfacción del paseo entre montañas, escuchando toda la
armonía de un río frenético y enajenado que discurre entre los atractivos meandros del valle.
Nuestra vista alcanza en la lejanía la última cascada de este colosal y portentoso desfiladero
cuyo protagonista nos impide cruzar su lecho por la gran profusión y exuberancia de caudal
para sentir de cerca la frescura, lozanía y naturalidad de la encantadora Cascada de la Requejá
Nuestras ansias de seguir descubriendo y conquistando nuevos territorios nos lleva a cruzar
varios arroyos y riachuelos que resbalan desbocados e impetuosos por el Valle de La Morala,
sumando sus cauces y sus corrientes en la última cascada, la bella y original Majá Sidorón.
Experimentamos esa lujosa sensación de relajamiento y distensión, contemplando el fabuloso
escenario que nos rodea y escuchando esa profunda sonoridad que solo la naturaleza sabe aportar.
Ha llegado la hora de regresar y desandar lo andado, poniendo especial cuidado en el vadeo
de algunas chorreras que bajan con prisa y celeridad y quedando atrás un marco incomparable.
Disfrutamos de una alegre y agradable bajada, dándonos cuenta que el camino es un ser tan
variado y ameno que nos permite mantener y sustentar la mente y el pensamiento siempre ocupado.
Cualquier pequeña pendiente, cualquier pequeño viraje, nos parece impregnado de vitalidad,
proporcionándonos una serie de colores y matices que mantendrán en alerta toda nuestra atención.
Aspiramos cada uno de los aromas entre una exquisita sensación de equilibrio, continuando
con suaves balanceos por ésta alargada alfombra gris que nos llevará al punto de inicio en Redipuertas.
Nuestro compañero de viaje sigue empeñado en dibujar y delinear amplias y bellas panorámicas
y su perseverancia y tenacidad estimula con su eterna melodía esta maravillosa expedición.
Por último, nos perdemos entre los misterios de ésta espléndida corriente, precipitándonos en
su intimidad para hallar y encontrar todos y cada uno de los alicientes que íbamos persiguiendo.
Cruzamos las puertas de entrada a Redipuertas con la satisfacción de haber experimentado
una primavera que comienza a despertar de su letargo invernal, entre tímidos brotes verdes y
la despedida del agua que el manto blanco de la nieve cubre aun estas montañas leonesas.
Antes de bajar a comer a la localidad de Lugueros, subimos a conocer el Puerto de Vegarada
a 1560 metros de altitud, uniendo las provincias de León y Asturias. En estos verdes y frescos
prados tiene su nacimiento y linaje el leones río Curueño y el asturiano río Aller, ofreciendo
varios y atractivos recorridos por el entorno de la Reserva de la Biosfera de los Argüellos, todo un regalo de la naturaleza.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Todas las fotos en: CASCADAS DEL RÍO FARO
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