Comenzamos junto a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, analizando su
bonita portada y contemplando la fila y sucesión de canecillos incrustados bajo sus aleros.
El Ayuntamiento también forma parte de los edificios e inmuebles situados en la plaza, así
como su imponente Arco Medieval que pudo pertenecer a la antigüa Muralla de Tubilla y que
dicho conjunto constructivo formó parte del Castillo cuya finalidad y propósito sería disuadir
al enemigo y tener el control de todas las mercancías y géneros que entraban a la localidad.
Podemos obtener todos los datos y referencias del itinerario en TUBILLA DEL AGUA, para
seguidamente bajar al encuentro de la Fuente y Ermita de San Roque, tomando la Calle de San Miguel
que nos acerca a los restos, ruinas y decadencia en la que se encuentra la Iglesia del mismo nombre
y donde la vegetación va invadiendo y asediando la pequeña portada de este deslucido templo.
Calle abajo se manifiestan varias casas que destapan una tremenda desolación y abandono,
alcanzando en la Calle del Pozo algunos domicilios con rústicos balcones y galerías, mientras
en otros ya rehabilitados y restaurados, percibimos sus espaciosos y cuidados corredores.
Continuamos el agradable paseo entre una estupenda arquitectura popular que nos deja
apuntes y notas acuñadas y troqueladas en las piedras y sillares de sus vetustas moradas,
contrastando con la pasarela metálica del molino que atraviesa la corriente del río Hornillos.
Seguimos desgranando su viejo y desvencijado patrimonio que en suave y ligero descenso
nos aposentará entre la miseria y reliquias de la Iglesia cuya advocación es la de San Juan,
pudiendo distinguir junto a sus muros un pequeño eremitorio empotrado entre las rocas.
Con las hermosas vistas y panorámicas que nos ofrece el sinuoso Valle del río Rudrón, nos
volvemos a introducir entre el deleite arquitectónico de sus aristocráticos palacetes cuyos
escudos y blasones adosados en sus fachadas reflejan su pasado noble, ilustre y señorial.
Hacemos sonar campanillas y picaportes y nadie acude a nuestra llamada, revelando una clara,
aguda y manifiesta sensación de soledad y melancolía que pasa descuidada y desapercibida
entre los vestigios que un día brillaron y destacaron con cuotas de enorme primor y belleza.
Desembarcamos sobre la fría y gélida imaginería acuática y fluvial de la CASCADA DE TUBILLA, también llamada de Santa Olalla,
que nos va conquistando y seduciendo con entrañables y armónicos susurros para verter
y desaguar estrepitosamente en un fabuloso escenario lleno de un profuso encanto y fascinación.
Escuchamos y prestamos atención a los hermosos acordes que despliega en su despeño,
quedándonos prendados y hechizados con su inédita, fresca y original "puesta en escena".
Acompañamos y seguimos su dulce estrofa de agua y nos colamos por los íntimos vericuetos
que su magnífico cauce va describiendo en busca y caza de su destino final en el río Rudron.
La exuberante vegetación nos expulsa de sus márgenes, bajando por una preciosa cárcava
decorada y embellecida con lustrosos y bruñidos arbustos que regalan ese toque de lindeza.
La senda encauza y dirige nuestros pasos hacia los aledaños y cercanías de un puente que
salva el enérgico flujo y torbellino con que resbalan las aguas de esta indómita torrentera.
Hemos alcanzado el bravío y montaraz curso del río Rudrón envuelto en su indumentaria mas
agreste y salvaje, remontando unos pocos metros desde el pontón para regocijarnos con la
pacífica y reposada desembocadura que el río Hornillos remata en el ahora tranquilo Rudrón.
Abandonamos el idílico y encantador paisaje que dibuja el enternecedor Puente Medieval
para volver a las maravillosas estampas que exhibe la extraordinaria CASCADA DE TUBILLA,
apostando por las vistas y perspectivas que el salto nos deja por sus márgenes izquierdas.
El suave y plácido rumor de la catarata nos sigue encandilando y embobando, asistiendo con
muchísima atención y curiosidad a esta interesante y enriquecedora maravilla de la naturaleza.
Entre los distinguidos y destacados colores de los escaramujos, iniciamos regreso al pueblo
por un camino apretado por el gigantesco muro calizo que desciende del Alto de la Cubilla
cuya umbría guarda y conserva una atmósfera y entorno con aspectos gélidos y entumecidos
y desde donde oteamos la soleada vega invernal por donde corren las aguas del Hornillo.
Tras un pequeño respiro y descanso junto a la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora
nos acercamos hasta un mirador metálico de reciente construcción que nos emplazará justo
en la parte mas alta y elevada de la Cascada de los Torcos entre un estruendo ensordecedor.
Enfundados y rodeados por el universo de piedra, teja y madera, nos disponemos al asalto
de una nueva y desconocida ornamentación que surge y florece en el Barrio de la Solana,
pespunteando entre sus viviendas un admirable y espléndido carrusel de balcones y galerías.
Fijamos nuestra atención en el inmejorable aspecto que ofrecen sus viviendas tradicionales y
en seguida percibimos la diversidad y riqueza que supone este agradable paseo, conformando
y armonizando una certera disposición para aumentar y engrandecer la belleza creada en el pueblo.
Una sobriedad y sencillez construida con materiales tan simples como la piedra, la madera y la teja
y unos detalles discretos y campechanos para acabar de rematar esta espléndida configuración.
Nos disponemos a remontar la corriente del Hornillo entre centenarios molinos y aceñas,
saliendo de la localidad por la carretera en dirección a Burgos y quedando a nuestra espalda
la hilera de domicilios y residencias que se hacinan y agolpan a ambos lados de la calzada.
A unos 150 metros de la última casa de la localidad vamos a encontrar el cartel indicador de
la CASCADA DE LA FUENTONA, siguiendo un cómodo y coqueto sendero que en apenas un
kilómetro nos transportará hasta las inmediaciones y proximidades de dicho salto de agua.
El paraje de la CASCADA DE LA FUENTONA aparece en un soberbio rincón rodeado de peñas,
deslizándose con atrevido donaire entre la elástica y esponjosa roca calcárea y enseñando
los fríos y glaciales testimonios que aun conserva y mantiene a esta hora del mediodía.
Solamente nos queda admirar y divertirnos entre esta dramática y escarpada geografía,
estar atentos a su tersa y delicada banda sonora y contemplar impertérritos como se precipita
la cortina de agua serpenteando y zigzagueando entre las exclusivas cicatrices de la roca.
Solamente nos queda regresar por la senda a TUBILLA DEL AGUA tras haber disfrutado de una fabulosa escultura del agua que moldeó esta desbordante naturaleza. Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
ÁLBUM DE FOTOS: TUBILLA DEL AGUA
Sin duda, otro destino que hemos añadido a nuestra lista gracias a ti. El reportaje está estupendo, enhorabuena 👌
ResponderEliminarEs un agradable paseo que mezcla una interesante arquitectura popular y un patrimonio natural envidiable. Gracias por vuestras palabras, recibid un cordial saludo.
Eliminar