CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

lunes, 19 de diciembre de 2022

CASTRO DE LAS MERCHANAS

Tras haber pasado la mayor parte del día 3 de febrero de 2022 disfrutando de los ARRIBES DEL HUEBRA, nos disponemos a finalizar la jornada con un entretenido paseo por el Castro de las Merchanas. Comenzamos un didáctico e instructivo itinerario.

Desde la localidad salmantina de Lumbrales tomamos la carretera DSA-579 en dirección a Bermellar y en su km 4 cogemos una pista de tierra hasta el aparcamiento de la ruta.

Los primeros estímulos del itinerario están conformados por un árbol metálico y una estela que simbolizan el reconocimiento social a personas que aportan lo que tienen al bien común.
La senda señalizada nos introduce por las Callejas de Malpica, una preciosa vereda ceñida 
por larguísimos vallados de piedra a la que acude a saludarnos una cordial y sociable yegua
acostumbrada al trasiego y movilidad de muchas personas que deciden realizar el recorrido.
El trazado invita al visitante a una pormenorizada lectura del territorio que lo circunda y hace
un magnífico retrato por las muestras de la arquitectura rural como son los Chozos de Pastor,
difuminados entre los amplios y holgados corrales en los que encerraban y metían el ganado.
Sentimos el inmenso placer de una caminata sosegada por estos estupendos callejones de 
piedra, que unas veces entre la marchita hojarasca y otras entre frescos tréboles y vinagrillas
nos van conduciendo por vetustas construcciones campesinas utilizadas como refugios por 
pastores y cabreros y que, probablemente, hunden sus orígenes y raíces en la prehistoria.
Nadie nos va a negar la satisfacción y el deleite de un paseo jalonado de encinas y cubierto
por un hermoso decorado de musgos y líquenes adheridos a los muros de piedra y cuya 
continuidad nos lleva hasta los aledaños y la cercanía del mirador natural "Puerta al Pasado"
que se asoma al intrincado desfiladero que el río Camaces ha labrado a lo largo del tiempo.
Mas adelante, unas pequeñas escaleras nos proponen la subida y la bienvenida al "Mirador 
del Castro de las Merchanas", declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y donde podremos
obtener información de la forma de vida y las costumbres de los habitantes que lo poblaron.
El frío e inexpresivo sol de febrero se camufla entre el delicado lienzo grisáceo de las nubes,
invitándonos a un suave y ligero descenso entre un fabuloso monte adehesado de encinas
que trata de seducirnos con las adorables y suaves fragancias de miles y miles de bellotas.
El reguero de estás construcciones tradicionales es inmenso y su presencia nos hablan de la
humildad, las maneras de vivir, trabajar y subsistir de los habitantes que nos antecedieron.
Otra muestra del ingenio humano son los molinos, como éste del Tío Justo que dejó de moler
a comienzos del siglo XX por el abandono rural y los avances tecnológicos de la época y que
guarda en su interior una invitación para conocer todo el trabajo de la molienda de cereales.
Vadeamos la corriente del río Camaces por un portentoso viaducto de piedra, quedando a
nuestra espalda una idílica y extraordinaria estampa de la soledad y nostalgia de este rincón. 
El arduo y laborioso camino empedrado persiste en el empeño de mostrar y destapar todos 
los magníficos escenarios que las riberas del Camaces han delineado en este maravilloso
espacio, presentándonos el tono mas amable de su discurrir por este placentero desfiladero.
Accedemos al interior del recinto fortificado a través de la puerta y bastión circular situado en
la zona sur del castro, siendo modificada con el paso de los siglos por la comunidad romana, 
tratando de conferir esos toques de grandiosidad a sus elaborados ingenios monumentales.
Los restos del castro se desperdigan por un promontorio granítico de unas 8,5 hectáreas y de
su pasado romano también se conserva un trozo de lienzo mural de aproximadamente cuatro
metros de altura, perteneciente a una importante edificación e inmueble de carácter público.
Este Castro de las Merchanas se levanta en la época de los Vetones y estuvo habitado desde
el siglo II a. C. hasta la segunda mitad del siglo V d. C. en que sufrieron la invasión de otras tribus y pueblos.
El recorrido propuesto en el castro nos va dando varias opciones para conocer sus interiores
que rezuman y desatan una gran oleada de gratificantes fragancias de endrinos y carrascos,
desembocando en una senda exterior a la muralla colonizada por frescos y verdes musgos y
con las huellas de la sociedad vetona cinceladas en una piedra conocida como "El Ferrari".
Recuperamos el paso y seguimos la tarea de poner palabras a esta excursión por el pasado,
rodeando la parte norte del castro y cursando la señalización junto a las piedras de la muralla
que nos conducirán irremediablemente hasta "la estacada" o control exterior de la ciudadela.
Éste control o sistema defensivo estaba basado en un campo de piedras hincadas dispuestas
en el suelo para dificultar e impedir ataques de tropas enemigas, tanto a pie como a caballo,
teniendo que sortear después los robustos entramados murales que protegían la fortaleza.
Aparece el aura enigmática del "verraco vetón", un emblema y un símbolo de las tribus y de
los pueblos vetones asentados en las regias comarcas occidentales de la Meseta Castellana.
Estos sencillos y rústicos espectadores de piedra se han convertido en auténticos centinelas 
del pasado, conformando uno de los elementos mas elocuentes y significativos de las etnias celtíberas.
El itinerario continua recorriendo el abrupto meandro del río Camaces para chocar contra los
desplomes y derrumbes en ciertas partes de la muralla, en la que con un poco de paciencia y
tranquilidad podremos encontrar y localizar algunos grabados rupestres tallados en la piedra.
Se abre ante nosotros el formidable baluarte defensivo que forma la Puerta Vetona del este,
construida y levantada con su habitual formato de embudo y escoltada por muros de piedra
en los que podemos apreciar el opulento universo de vegetación escondido en sus rendijas.
Solamente nos queda conocer lo que fue la zona y demarcación mas habitable de su interior,
ya que la mitad del castro está ocupado por roca y otra buena aparte usada para el ganado.
La conclusión y el desenlace de la ruta vuelve a resucitar los aromas de harinas y cereales
entre las cándidas simetrías y la poderosa armonía que ejerce el pulido espejo del riachuelo. 
Dejamos atrás el molino del Tío Justo para incorporarnos por un precioso sendero que surge
a nuestra derecha, atravesando las ruinas y la desolación de varios edificios domésticos en
los que aun se pueden ver encajados en sus muros pequeñas alacenas para guardar el ajuar.
Encontramos varias portillas y cancelas de madera que cierran y atrancan algunos corrales 
y apriscos con grandes extensiones de pastos y praderías para disfrute de reses y rebaños.
Terminamos llegando a la encrucijada de las Callejas de Malpica por un prolongado derroche 
de paramentos de piedra, saludando de nuevo a nuestra incondicional amiga que acepta y
recibe nuestras lisonjas y galanterías entre los íntimos halagos y caricias que le revelamos.
Los grisáceos estertores del día anuncian nuestra partida y regreso a casa después de haber
disfrutado de uno de los mas relevantes yacimientos vetones de la provincia de Salamanca.   
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Galería fotográfica: CASTRO DE LAS MERCHANAS y muy cerca el CASTRO DE YECLA LA VIEJA
 

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