CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

domingo, 28 de julio de 2024

PLAYAS Y ACANTILADOS DE PECHÓN

Lugares y rincones de Cantabria hay muchos, pero que se asomen al litoral, que sean casi vírgenes y no estén concurridos, son difíciles de encontrar. Este jueves 18 de julio de 2024 vamos a recorrer la maravillosa Península de Pechón, una tranquila y sosegada localidad que raya los límites con el vecino Principado de Asturias. Comenzamos 👇👇👇 

Nuestra primera parada se asoma al Mirador de Tina Menor, muy obstaculizado por la abundante maleza donde se sitúa el Monumento al Pescador de Caña,

aprovechando para estudiar detalladamente todos los elementos del recorrido 👇👇👇👇

Pechón, como la mayoría de los pueblos de esta hermosa comunidad, nos sorprende con sus
delicadas esencias aromáticas de miles de geranios, claveles y hortensias enredadas entre
sus hermosas galerías y jardines, engalanando una maravillosa y espectacular arquitectura 
rural montañesa de la que somos conscientes y conocedores de su lúcido encanto y primor.
A nuestra izquierda tomamos el Camino de la Peña de Pinto con numerosas casas entre una
exuberante y frondosa vegetación, bajando al encuentro de algunas explotaciones ganaderas
cuyas residentes y moradoras no dejan de mirarnos con caras de asombro y de perplejidad.
Aunque el sol brilla por su ausencia, la agradable temperatura nos espolea y estimula para
atravesar decididos los frescos y verdes pastizales que conforman las planicies de La Hoya,
alcanzando sin esfuerzo el agraciado paraíso enmarcado en la bella atalaya de La Península.
Nos desviamos del itinerario principal entre un enmarañado encinar, escuchando el mágico 
sonido del oleaje que lame y acaricia insistentemente las calas y acantilados del litoral y entre
unas fantásticas vistas del mar, dejándonos alucinados y sorprendidos desde el primer momento.
La estrecha vereda alcanza un rocódromo natural para la práctica de la escalada, finalizando
en un pequeño y exclusivo mirador que divisa la magnífica belleza que atesora la Tina Menor
y la extraordinaria amplitud de la desembocadura del río Nansa en las aguas del Cantábrico.
Retrocedemos por esta exuberante senda hasta ubicarnos de nuevo en el itinerario principal,
renovando y prosiguiendo el camino entre los vivos y azafranados colores de algunas flores
que nos irán abriendo paso a través de un terreno ondulado de pequeñas colinas y verdosos
prados, asegurándonos unas enternecedoras panorámicas y unas vistas de película de uno
de los mas bellos secretos mejor guardados de esta soberbia y altanera Costa de Cantabria.
La Punta de la Vigía o de la Garita nos enseña la travesía que deberemos realizar hasta los
acantilados y los escarpados despeñaderos que sostienen la atalaya donde un antojadizo y
caprichoso alemán, allá por los años 70, se construyó una propiedad privada denominada y
designada como la Torre de Rudi o Castillo de Berón, totalmente recubierta de hiedras y enredaderas.
Abandonamos esta desafiante fortaleza entre un mullido herbazal que se extiende como una
alfombra hasta la prominente y elevada Punta de Pinto, comenzando un agradable paseo
por placenteros vericuetos y andurriales que nos van a convidar y a obsequiar con la sabrosa
fragancia y el suave aroma de las flores, permitiéndonos coronar una asombrosa terraza y un
portentoso balcón natural donde podremos otear la bella franja costera del pueblo de Pechón.
La gran atracción de la península es la Playa de Mió o Amió, un arenal que en bajamar permite el paso a las Lastras de Pechón, quedando inundadas con la pleamar.
Seguimos entre los privilegiados y afortunados chalets y viviendas que se distribuyen por la
primera línea de costa, alcanzando el mirador del aparcamiento donde divisamos la estrecha lengua sedimentaria unida al islote rocoso,
además podremos ver los intrincados acantilados que se alargan hacia la Punta de Pechón.
En la carretera de acceso a la Playa de Amió nos da tiempo a interactuar y a conectar con la
docilidad de estos inteligentes y agradecidos burritos que no dudan en mostrar su tierna y delicada simpatía.
Continuamos tirando de GPS por trochas y veredas de trazado dudoso, dejando a un lado el
trabajo y las labores agrícolas de recogida de hierbas y henos para la manutención ganadera.
El camino asciende, entre la frescura de prados y pastos, hasta la altiplanicie de El Piquezo
desde donde divisaremos a nuestros pies la playa de Arama y todo el tramo de litoral recorrido.
Los siguientes pasos transitan por la costa mas septentrional del municipio, escuchando las
suaves y sedosas batidas del mar Cantábrico chocar contra la rugosa y estriada rasa mareal
y cuyo ecosistema nos acompañará hasta las inmediaciones y aledaños de la Isla Sarnosa.
De repente aparece el tremendo enredo y el profundo barullo granítico que rodea y abraza al
gigantesco y colosal peñón que conforma la Isla Sarnosa o Castro de los Carneros, un islote
situado entre la imponente belleza de los desafiantes y verticales acantilados de su entorno, 
creando un increíble y asombroso paraje lleno de dramatismo y con grandes dosis de vértigo.
Las tempestuosas panorámicas se relajan y tranquilizan entre los bancales y praderías de La Eria,
dando paso a una sosegada caminata que penetra por un denso bosque de encinas en el que
habitan y moran una abundante cabaña ganadera, en concreto la vaca roja pasiega o rojina.
El pedregoso sendero nos intercala por una excelente y maravillosa umbría que desciende 
hasta la parte mas baja del acogedor Camping Las Arenas, proporcionándonos el acceso a
otra maravilla de la naturaleza de Cantabria, la estupenda Playa de las Arenas, una estrecha
cala de canto rodado de impresión salvaje y bravía con hermosas vistas a la Punta de la Tina
y escondida entre los coloridos precipicios y escarpados abismos de sus bellos acantilados.
Nuestro viralizado "tiktoker" y creador de contenidos no se resiste a un buen resumen y análisis de la ruta, intentando condensar sus temas en el menor tiempo posible.
No hace falta viajar al otro extremo del mundo para descubrir paisajes exóticos y exuberantes
y esto sucede con la playa mas occidental de Cantabria que delimita la frontera con Asturias.
Para conocer esta joya accedemos al bar del Camping Las Arenas, buscando las escaleras
y el sendero que en fuerte pendiente y con numerosos zigzags y serpenteos nos introducirá
en el insólito paraíso formado por la desembocadura del río Deva en la llamada Tina Mayor.
La Playa del Pedreru configura una imagen y estampa similar a las playas del sudeste asiático,
trasladándonos de manera virtual a la costa litoral de Tailandia y Vietnam, creando un mar de 
transparencias de verdes esmeraldas y azules turquesas lejos del bullicio y el jaleo de la ciudad. 
Abandonamos este prodigioso rincón de tranquilidad para con mucho cuidado efectuar el regreso
por la margen izquierda de la CA-380, dejando atrás las viejas instalaciones de un parque de recreo
y entrando en el núcleo urbano de Pechón iluminados por los brillos del sol y el estupendo colorido de sus matices florales.
Maravillosas campanillas nos dan la bienvenida y el recibimiento a esta entrañable población
perteneciente al municipio de Val de San Vicente, finiquitando este agradable paseo entre sus
calles y construcciones en las que solamente podrás escuchar el sonido del mutismo y del silencio
aderezado en todo momento por los ecos de la brisa cuya repercusión se extienden desde el mar.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Galería Fotográfica en: PLAYAS Y ACANTILADOS DE PECHÓN

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