CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

domingo, 21 de agosto de 2022

DESFILADERO DE LOS HOCINOS

El día 9 de mayo de 2022 nos internamos por un fabuloso norte burgalés que nos descubre, junto a las aguas del río Ebro, el magnífico Desfiladero de los Hocinos en busca del confort, el bienestar y el arte de una naturaleza casi mágica. Comenzamos.

El Puerto de la Mazorra ofrece unas vistas increíbles de la Sierra de Tesla y de la localidad de
VALDENOCEDA que empieza a mostrar sus atributos patrimoniales como la esbelta Torre de los
Salinas y la primitiva Iglesia románica del  XII dedicada y ofrendada a San Miguel Arcángel.
Anotados todos los datos necesarios del itinerario por el DESFILADERO DE LOS HOCINOS,
remontamos las aguas del río Ebro por un hermoso paraje que nos llevará hasta el encuentro
del primoroso Puente del Aire, marcando la entrada al Camino Natural del Ebro (GR-99) que 
exhibe y destapa la maravillosa incisión fluvial entre las altas paredes y calizas de la sierra.
Un pequeño camino baja hasta el río, empezando el disfrute sosegado de este bello paraje
que nos rodea y flanquea con una esplendorosa alameda cuya luminosidad acompaña la fina
y aterciopelada corriente del agua, mientras nos va ofreciendo su suave y serena compañía. 
Pasarelas metálicas nos ayudan a cruzar el pequeño arroyo que proviene de la denominada
Fuente del Marfil que agrupa y almacena los flujos de agua de la cercana Sierra de Tudanca.
Nos instalamos en una cómoda senda con preciosos y encantadores contraluces desde la
que ascienden altivas paredes rocosas donde los buitres leonados nos dan la bienvenida,
continuando apretados entre la presión arrogante de la caliza que nos obliga a ir desvelando
los exquisitos y deliciosos rincones que nos regala y obsequia este maravilloso río Ebro 
cuyas aguas juegan a serenarse y apaciguarse entre elegantes remansos transparentes.
Seguimos caminando con la presencia de altos e imponentes farallones que se alzan sobre 
las inclinadas laderas de un profundo y hermético bosque de encinas, madroños, acebos y
robles que bajan a buscar la atemperada frescura y la solemne lozanía de la corriente del río.
Inmersos en una trepidante "bacanal" de vegetación que nos envuelve como un torbellino,
vamos acatando y cursando las señales rojas y blancas del sendero de gran recorrido que
de nuevo encuentra la presencia y el dulce semblante de las cristalinas aguas del torrente.
El viaje nos predispone para poner en marcha todos y cada uno de nuestros sentidos para
penetrar en la intimidad de este río Ebro que ofrece su faceta mas agreste, indómita y salvaje
y unos cuantos metros mas arriba nos brinda su lado mas amable, cariñoso y complaciente.
Seguimos el trazo del camino con algunas pequeñas dificultades que vamos solventando y
acompañados en todo momento por las encantadoras y atrayentes vistas que atravesamos.
Cada paso que damos se convierte en una invitación para saborear este delicado enclave
y nos anima a seguir descubriendo los secretos y misterios que aun están por llegar en este
ambicioso anfiteatro de cañones y desfiladeros oculto  entre vertiginosas paredes calcáreas.
Alcanzamos la primera pasarela metálica clavada e incrustada sobre un paredón rocoso que
nos permite seguir la marcha esquivando y soslayando el regio y espléndido cauce del río, 
mientras aspiramos los aromas y perfumes de multitud de flores que surgen entre la peña y
que con sus halagos y galanterías decoran y enbellecen estas ricas y opulentas riberas.
La hermosa y excelente luminosidad del día hace que el lecho del río brille con todo su fulgor
y nos alientan y estimulan a seguir sus brillos y destellos hasta la siguiente pasarela metálica.
Como en las anteriores, una escalera nos da el acceso seguro para poder sortear y eludir
el obstáculo que supone la corriente y el flujo fluvial, transformándose en un espectacular y
extraordinario balcón de la profunda "herida" que el río Ebro ha labrado en este rincón burgalés.
La enorme tranquilidad y la desmesurada mansedumbre con la que fluye la corriente hace
que se dispare un atronador silencio únicamente roto por el rumor y murmullo del agua y los
mugidos del ganado de la Granja Hocinos que bajan a saciar su sed a sus márgenes y orillas.
Atravesamos por un gratificante y placentero túnel vegetal que hace nuestras delicias entre
un amplio ejército boscoso formado por la juventud y el vigor de sus enebros, robles y hayas,
saliendo a continuación a un espacio mas abierto en donde captamos las primeras praderías.
La senda convertida en camino, serpentea entre los últimos contrafuertes rocosos que miran
al maravilloso tapiz del río convertido en un espejo en el que se refleja este notable entorno.
El grato aroma de las flores se vuelve a colar por los entresijos de este magnífico itinerario
que se ensancha definitivamente hacia las primeras llanuras del Valle de Manzanedo,
protegidas y refugiadas entre los sólidos y consistentes cortados del macizo de la Mazorra.
Mas fragancias, mas perfumes y bálsamos que se infiltran en nuestros pasos para seguir 
caminando por las encantadoras riberas del río a muy poca distancia de sus aguas, mientras
vamos acercándonos al Puente de Remolinos que nos ayudará a cruzar hasta la otra orilla.
Hacemos un alto en nuestra ruta para dejarnos mecer por los ecos y el sonido del agua,
además de admirar el portentoso y fenomenal escenario natural que ha diseñado este milagroso río.
Una vez cruzado y vadeado sus aguas, tomamos el camino que se dirige hacia la carretera
entre los finos y tiernos rebrotes de trigos y cebadas que comparten ámbito y espacio con los
pequeños prados primaverales que intentan dominar y apoderarse de choperas y alamedas.
Seguimos el susurro y las suaves composiciones del curso del río Ebro hasta lograr alcanzar
el lugar donde existió la antigüa Central Hidroeléctrica del Congosto. Hasta este punto hemos
llegado por la solitaria carretera que une las poblaciones de Incinillas con Manzanedo para 
encontrar mas adelante las atractivas ruinas del MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE RIOSECO.
El monasterio cisterciense fue construido en la primera mitad del siglo XIII y en la actualidad
la Iglesia, el municipio, las asociaciones y el voluntariado trabajan para su arreglo y restauración.
La entrada es libre y su acceso principal es a través de la sala capitular que comunica con la 
iglesia que posee tres naves y triple cabecera, destacando y  poniendo en relieve las bellas
bóvedas de crucería en las que podemos ver sus bonitas nervaduras y claves policromadas.
En la parte posterior de la nave central, una puerta nos permite el paso y el progreso hacia el
resplandeciente claustro con arcos de medio punto apoyados en pilares clasicistas y cuya 
evolución a través de los tiempos se conformó y se adecuó con un estilo clásico herreriano.
Desde la cilla o granero salimos para contemplar la imagen mas difundida de este templo  
con su delgada espadaña rematada en frontón triangular y sobresaliendo por encima del claustro.
Estampas de una belleza inusitada que ilustran y resisten en la imaginación de esta hermosa
visita que continua por las dependencias de cocinas y refectorios y alcanza la debacle y la
destrucción de la poderosa y prestigiosa galería jónica que baja buscando junto al huerto los
restos del espacio abovedado donde se erguía y elevaba la reputada y famosa Torre del Abad.
SANTA MARÍA DE RIOSECO es uno de esos lugares que evocan bellos recuerdos y cuyo proceso de restauración devolverá la mayor parte del esplendor perdido por el paso del tiempo.
Abandonamos el monasterio para bajar hasta el cercano Puente de Bailera donde vigilamos
el devenir y las últimas vistas del río Ebro, finalizando nuestro trayecto por este maravilloso
museo paisajístico y paseo natural en los confines y límites norteños de la provincia burgalesa.
El regreso lo ejecutamos deshaciendo lo andado y fijándonos en detalles de algunas flores
que pasaron desapercibidas entre el descomunal panorama de esta acreditada comarca.
Inhalamos el aire puro del hayedo mientras su luz nos encandila en un sueño maravilloso que
nos arrastra por sus frescas riberas, navegando y surcando sus aguas para terminar este 
periplo senderista en las inmediaciones y cercanías del apuesto y elegante Puente del Aire.
Desde este hermoso pasillo natural por el que discurre el Ebro nos despedimos hasta una
nueva aventura, sin olvidar que muy cerca podeís visitar VILLARCAYOQUINTANA DE VALDIVIELSO y SAN PEDRO DE TEJADA.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.

GALERÍA FOTOGRÁFICA: DESFILADERO DE LOS HOCINOS

6 comentarios:

  1. Sin duda un planazo en la provincia de Burgos. Tremendo reportaje de una zona que nos ha dejado alucinando. Un abrazo. Irene y Edu.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por vuestro comentario, me imagino que al igual que un servidor disfrutasteis de la magia de este fabuloso itinerario que une naturaleza y arquitectura en estado puro. Saludos cordiales, Eduardo e Irene.

      Eliminar
  2. Cuantos km? Tenéis el track de Wikiloc?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Solamente la ida son unos 9 kms, ida y vuelta suman 18 kms. Te dejo el itinerario en: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-de-los-hocinos-109753006 Gracias, saludos.

      Eliminar
  3. Muchísimas gracias. El monasterio lo conozco y el impresionó , pero la ruta no la he realizado. Inma

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Inma.
      Pues aparte de la grandiosidad del Monasterio de Rioseco, la ruta por el desfiladero en un agradable paseo junto a la enorme naturaleza que han creado las riveras de éste gran río que es el Ebro. Muchas gracias, saludos.

      Eliminar