CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

lunes, 19 de noviembre de 2018

MONTE HIJEDO

El Monte Hijedo es una trepidante masa forestal de robles, hayas, arces, abedules, acebos y tejos localizada entre las provincias de Burgos y Cantabria. Se extiende por una sinuosa y ondulada orografía, dibujando un delicioso y cambiante tapiz de color durante las cuatro estaciones del año. Es día 15 de noviembre de 2018. Pincha en "play" y comenzamos.
A muy pocos kilómetros del envidiable entorno del Embalse del Ebro se encuentra la localidad burgalesa de Santa Gadea de Alfoz, municipio de origen donde comenzaremos la ruta de hoy 
y donde podemos memorizar todos los datos del itinerario: MONTE HIJEDO 
Mas o menos a un kilómetro de Santa Gadea, arranca a la derecha una pista asfaltada hasta el comienzo de la ruta señalizada como PR-BU 30 Monte Hijedo,
abriéndose un telón con un bello paisaje de amplios pastos y caprichosas formaciones graníticas.
La perfecta señalización del recorrido nos obliga a atravesar un holgado pinar de repoblación
y pequeñas praderas donde surgen y brotan suculentos tesoros micológicos.
La mañana se va desperezando y la luz va engendrando una hermosa calidad en el paisaje
que poco a poco va iluminando nuestro ancho y dilatado camino,
acompañados y escoltados, en todo momento, por los numerosos y abundantes recursos madereros de la zona.
Alcanzamos la Cabaña Hijedo, un hermoso palacete montañés con pequeña ermita, un gran caserón y varias dependencias para obreros y trabajadores, situado en un precioso lugar.
Terminamos con la amplitud de las vistas
para penetrar y exponer nuestras mentes en el corazón del bosque,
que en esta época otoñal muestra su mayor belleza
y cuya variedad cromática alcanza su máximo esplendor.
El brillo y los aromas del acebo 
inundan el relajante paseo
mezclándose con las fragancias de robles y hayas, principalmente.
La naturaleza nos brinda un espectacular paraíso 
empapado de una prodigiosa tranquilidad
y en el que la tenaz luminosidad 
acentúa esos marrones cálidos, rojos embriagadores, verdes y amarillos intensos que tiñen las copas de los árboles.
Nos late el corazón y nos brillan los ojos, sintiendo un maravilloso camino
plagado de sorpresas y admiración,
donde la humedad y la tenue luz van conformando la magia del hayedo
y donde nuestros pasos crepitan sobre la hojarasca.
Vamos descubriendo sofisticados lienzos de colores
por un acusado descenso por el interior del bosque,
un bosque que se va desnudando con el paso de los días
manteniendo un delicioso ambiente y una sutil y delicada humedad.
La bajada finaliza
entre un sinfín de matices y tonalidades
para cruzar por un bonito pontón las aguas del Arroyo Hijedo,
posando para la captura y retrato con nuestra cámara.
Seguimos por el tranquilo sendero en este santuario de naturaleza
junto al umbrío dosel y la magia otoñal 
que dispersa y propaga la corriente del arroyo.  
La intimidad del hayedo y el robledal se muestra con una fuerza inusitada
caminando entre un desmedido y extraordinario silencio
y la sencillez de un potente cromatismo fulgurante.
Barros, lodos, fango, nuestra imagen queda gravada y plasmada en el terreno
mientras remontamos la juguetona corriente del Hijedo.
Adentrarse en este bosque es como transitar por un escenario fabuloso,
es hacerlo por un decorado de cuento de hadas
con la sensación de que algo mágico puede ocurrir en cualquier momento, una auténtica experiencia......
Abandonamos momentáneamente el bosque 
desembocando en una zona de turba y pastizales, 
girando hacia la Peña Rota
y entrando de nuevo en la espesura de la arboleda.
El sol sigue coloreando e iluminando nuestro camino
entre la charla sosegada y el paso firme,
sorteando los obstáculos e impedimentos de la senda
y con la sensación de flotar sobre las hojas.
En lo mas frondoso, oscuro y húmedo de este bosque encontramos los peligrosos colores que surgen de la tierra
y los aventurados y arriesgados brillos que brotan en los troncos de los árboles.
Seguimos recuperando la altitud entre el verde intenso del musgo
y la capacidad y fortaleza con que los tejos emergen entre la roca,
hasta llegar a una señal que nos conduce a visitar 
un mirador y balcón natural 
desde donde oteamos y divisamos 
el espléndido y sensacional océano forestal del Monte Hijedo.
Un estupendo y armonioso túnel vegetal
nos vierte en un encantador escenario que raya lo idílico, 
donde el balido de las cabras nos informan
que hemos alcanzado de nuevo, la estupenda y lozana Cabaña de Hijedo.
Un pequeño rebaño de ovejas pasta en la magnífica pradería
conformando una bella estampa que recoge grandes dosis de quietud, sosiego y una profunda serenidad.
Atrás dejamos el precioso perfil de la Cabaña Hijedo
con su dócil y afable cuidador
que agradece nuestros cariños y nos propone una futura visita.
Desandamos lo andado entre el olor de la resina,
la frescura del pastizal,
la silueta de las cercanas montañas
y el bálsamo húmedo del cercano Embalse del Ebro.
Junto al pantano y tras un buen menú en la localidad de Arija, charlamos afablemente con los lugareños
siendo la hora de ir abandonando este pequeño mar interior en un entorno de privilegio.
La tarde declina entre la profunda huella y emoción en la que la magia del hayedo nos volvió a atrapar una vez mas.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. 
ÁLBUM DE FOTOS: MONTE HIJEDO 

1 comentario:

  1. Es tiempo de bosques, agua, colores y disfrute del otoño en todo su esplendor.
    El recorrido por este emblemático monte que tan amplia y bellamente nos muestras nos da idea de las joyas que posee la provincia de Burgos. Y, a 'Ojolince y Sra.' nos anima e invita a conocerlo.
    Enhorabuena por la ruta y la crónica. También por ese grupo de acompañantes tan bien dispuesto.
    Un saludo de 'Ojolince y Sra.' para ti y tu Comando Senderista.

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