CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

martes, 14 de julio de 2020

CAMPOS DE LAVANDA EN TIEDRA

Los campos cerealistas de la localidad vallisoletana de Tiedra se visten, a la entrada del verano, con preciosas tonalidades moradas de lavanda, consiguiendo romper el guión de colores estacionales y tiñendo de violeta estos amplios espacios castellanos. Es día 2 de julio de 2020. Pincha en "play" y comenzamos esta aventura. 
Comenzamos en la Plaza Mayor de la localidad, a las puertas del Ayuntamiento, paseando bajo sus soportales
que nos van conduciendo entre la alegría de coloridos balcones por alguna de sus viviendas.
 Antes de salir a los Campos de Lavanda nos informamos de su situación para realizar el seguimiento del itinerario enCAMPOS DE LAVANDA 
Entre los Kms 3 y 5 de la carretera que se dirige hacia San Cebrián de Mazote 
podemos comenzar a tener contacto con el espectáculo que nos brindan los infinitos surcos de la llamativa y aromática lavanda,
aprovechando los largos cerros para realizar alguna fotografía sin adentrarnos y evitar que las plantas sean dañadas.
Las Casas de Viñas Viejas se asoman a esta exquisita llanura cárdena
cuyas muescas y hendiduras apuntan a la extensa llanura cerealista que envuelve el pueblo.
A nuestros pasos el paisaje se va mezclando
entre fuertes aromas de heno y de paja
que dejan un refrescado ambiente entre los sofocantes calores de julio.
De regreso a Tiedra, buscamos refugio al relente de este pequeño y agradable rincón
buscando antigüas y ancestrales bellezas que descansan y reposan 
junto a los también viejos muros 
de la Iglesia de San Miguel.
Los colores pajizos y dorados castellanos
contrastan con los tonos malvas de lavanda,
un color que cautiva y enamora
creando atractivos lugares fértiles y domesticados.
La carretera de Villavellid nos acerca hasta unas nuevas tierras de lavanda adosadas al Arroyo de la Fuentecilla
disfrutando de la belleza y la soledad como notas aisladas de un acorde
que alcanzan las vistas de la Iglesia de San Andrés Apóstol en Pobladura de Sotiedra.
Tiedra no solo tiene campos de lavanda, también posee un poderoso patrimonio arquitectónico
en el que la Ermita de Nuestra Señora de Tiedra Vieja goza de un estilo barroco
cuyo acceso se realiza a través de los arcos de un zaguán
que conducen a un espacioso patio porticado
donde antigüamente existía una hospedería.
En el interior podemos observar una deliciosa nave cubierta en bóveda de cañón embellecida con preciosas yeserías
y un extraordinario y radiante camarín con la imagen de la Virgen.
"Con el morir se acabaron los placeres de la vida, las vanidades del mundo en el sepulcro metidas, este es nuestro paradero, meditad con atención, si es vuestro amor verdadero aplicad una oración"
Los versos de Fernando Carbajosa rodean y pululan sobre el aura de esta gran ermita
en el que la piedra nos ha protegido de las elevadas temperaturas del comienzo de julio.
Bellezas en miniatura nos devuelven al campo de batalla
para admirar de manera privilegiada el pequeño caserío de Pobladura de Sotiedra
y los campos de labor donde se funden los territorios de Valladolid y Zamora.
Campo y cereal, poesía austera de un paisaje
con apuntes y notas que brillan sobre la inmensa Castilla.
De nuevo el profundo aroma de lavanda
nos conduce por sus cerros hasta 
la joya de Tiedra, el Castillo de los Téllez de Meneses.
Un puente de madera da acceso al castillo
con una torre cuadrada protegida por una muralla almenada
que rodea los cuatro puntos cardinales
pudiendo apreciar unas excelentes vistas
de la amplia llanura cerealista
con el pueblo de Benafarces en primer lugar y la localidad zamorana de Toro al fondo.
Abandonamos la magia y la armonía de este hermoso rincón de Tiedra
volviendo al itinerario por los caminos cercanos a la carretera de Mota del Marqués,
disfrutando de este nuevo "turismo de floración"
y sin olvidarnos de tener la evidente precaución de no acercarse a las colmenas que existen junto a las tierras. (La visita es mas recomendable al caer la tarde, ya que las abejas tienen menos actividad a esta hora).
Seguimos combinando los amarillos y malvas
en una zona perturbada por el silencio y el brillo del sol,
solamente alterada e inquietada por el "braceo" sostenido de los gigantes eólicos en lo alto del páramo.
Una sensación de paz nos embarga al contemplar despreocupados
los hermosos detalles de estas atractivas plantas que tras el proceso de recolección 
se convertirán en perfumes, cosméticos y productos de limpieza.
Es hora de visitar la Iglesia de San Pedro
dominada por las ruinas con sus entrañas al aire libre,
sobresaliendo su magnífico ábside
con lápidas e inscripciones del año 1732.
La tarde va declinando a toda prisa, desvaneciéndose como una flor cortada
mientras la tierra y el rastrojo van formando un mar hambriento de calma
por el que se desliza una suave brisa que serena los campos.
Se nota el dulce aliento de lavanda y lavandines
que llenan la atmósfera con sus poderosos efluvios 
proporcionándonos una placentera sorpresa
en un paisaje que exhala y desprende calma, sosiego y serenidad.
Terminamos el viaje entre rostros y semblantes de algunas viviendas del pueblo
que nos dirigen hasta la Iglesia Parroquial de El Salvador,
emblema de un pasado esplendoroso y única iglesia que acoge el culto eclesiástico en la actualidad.
La luna trepa por los tejados y ocupa nuestras miradas 
contemplando distantes y despreocupados este exclusivo y singular escondrijo
que rompe todos los parámetros de la ruda y árida simetría castellana.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
GALERÍA FOTOGRÁFICA: CAMPOS DE LAVANDA (TIEDRA) 

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