CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

lunes, 10 de enero de 2022

CIUDAD RODRIGO

El día 26 de septiembre de 2021 nos vamos hasta la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo para conocer su amplio y extenso patrimonio civil y religioso en un interesante y cautivador paseo. Comenzamos.

Iniciamos la excursión en las Tres Columnas, una insignia histórica del arte que dejaron los romanos,
siguiendo hasta la plaza donde se encuentran las ruinas del Convento de San Francisco que
fue fundado allá por el siglo XIII, luciendo en sus fachadas los escudos y heráldicas de 
Antonio del Águila, obispo de Zamora, decano y canónigo de la catedral de Ciudad Rodrigo.
Muy cerca, en la Calle Hospicio, encontramos la ermita multisecular de San Sebastián, patrono de la localidad y que fue saqueada y quemada en la Guerra de la Independencia.
Repasamos el mapa y cogemos los apuntes y datos del itinerario en CIUDAD RODRIGO
para entrar de lleno en la riqueza patrimonial que alberga este bello conjunto histórico artístico.
Antes de entrar por la Puerta de Amayuelas, nos entretenemos admirando sus profundos fosos y trincheras 
y las colosales murallas que encierran y confinan la totalidad de su casco antigüo, 
llegando a sumar una longitud de mas de 2000 metros de perímetro de fortificación.
Atravesamos la doble Puerta de Amayuelas, la pequeña y mas remota conocida como postigo de Santa María y la mas grande permite el paso de vehículos al interior de la ciudad.
Nos detenemos para observar la Casa de los Velascos, que a pesar de su modernidad nos infunde esas trazas que destilan una atrayente atmósfera medieval,
aprovechando las vistas monumentales que muestra la fachada norte de la Catedral.
Esbelta, elegante y estilizada destaca la Catedral de Santa María que data del siglo XII
aunque la mayor parte de la construcción se llevó a cabo en los siglos posteriores del XIV y XV,
continuando hasta la Plaza que contempla el monumento y homenaje al general Pérez de Herrasti
y distinguir la corpulenta y vigorosa torre que se alza altiva en su vertiente occidental.
Sobre la tapiada Puerta del Rey subimos al adarve para disparar, virtualmente, algunas piezas de artillería por las cañoneras,
continuando por la Plaza San Salvador donde se sitúa la Casa de los Miranda con sencilla portada adintelada con escudos y linajes de los Miranda, Chaves y Robles.
La Casa de la Marquesa de Cartago nos impresiona con su exuberante estilo neogótico, los
escudos de Narváez y Águila y su impetuoso y arrollador balcón esquinado que mira a la 
amplia y discreta fachada del Palacio Episcopal, donde tiene sus sede el Obispado de Ciudad Rodrigo.
La Travesía Campo de San Vicente nos permite llegar hasta la Puerta de Santa Cruz,
también llamada de San Vicente o de Sancti-Spíritus, permitiéndonos la salida de la ciudad por el lado de occidente
y percibir, de manera reposada, el espectacular lienzo que dibuja el contorno de la muralla 
y el refinado perfil del Castillo sobre las defensas que rodean y abrazan la fortaleza.
Volvemos al interior para llegar hasta las guirnaldas que acotan el escudo de la Casa de los Núñez de Chaves y Robles,
acercándonos al estilo postherreriano de la Iglesia de Cerralbo, a caballo entre la Plaza de Mazarrasa
y la fantástica y luminosa Plaza del Buen Alcalde, con aires andaluces, ya que antaño 
este lugar estubo ocupado por corrales, jardines y caballerizas del Marqués de Cerralbo. 
Casonas, palacetes y galerías acristaladas flanquean la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo, haciendo una primera parada en el inmueble que fue Audiencia y Cárcel Real,
separado de la Casa de Cerralbo con un estupendo friso plateresco y escudos volados en sus esquinas,
dando paso al notable edificio del Ayuntamiento que alberga un destacado e ilustre prestigio renacentista.
Nos asomamos a la estrecha Calle San Juan para ver la delgada espadaña de San Agustín,
aunque al final decidimos cruzar hasta la Calle la Colada para conocer una pasarela de casas y palacios como la del Tesorero Rodríguez de Céspedes,
los ornamentados balcones, divisas y cristaleras de insignes y egregias residencias,
las grandes dovelas y los fragmentos del antigüo alfiz de la Casa de los Herrera Maldonado
y por último la Casa de la Cadena que perteneció a los Lugones y Centenos con enormes dovelas también
y una soberbia ventana en ángulo con escudos de armas volados y bajo veneras.
Las aguas pluviales del recinto amurallado salían en busca del río Águeda por la Puerta de la Colada,
también llamada Puerta de Águeda y abierta hacia la zona suroeste de la ciudad,
siendo construida en tiempos del rey Fernando II de León allá por finales del siglo XII.
Nos subimos al Adarve de Juan Martín Zermeño, ingeniero del rey, examinando esta magnífica construcción que aprecia las casas del lugar, la muralla y el posterior recinto de defensa que fortificaba la ciudad.
Una escalinata empedrada nos sitúa en la Plaza del Castillo, cuyos jardines acogen la escultura de un verraco de piedra de la época de los vetones.
Aparece orgulloso y erguido el Alcázar y Castillo de Enrique II de Trastámara, construido
para defender y proteger la zona sur meridional de la ciudad y la entrada del puente,
convertido y restaurado actualmente en un lujoso y atractivo Parador Nacional de Turismo.
Desde el mirador oteamos la enorme belleza del Puente Mayor y las lejanas tierras portuguesas,
así como el paso sosegado del río Águeda junto al Barrio de Santa Marina y las cercanas comarcas cacereñas.
Continuando por el adarve, nos enfrentamos a los muros de Piedra y ladrillo de la Sinagoga,
permaneciendo por el largo y prolongado paseo de centinelas con espléndidas vistas
hasta alcanzar la sureña y soleada Puerta de Santiago, también conocida como Puerta de los Judíos por hallarse muy cerca del barrio sefardita
y dejándonos unas amplias y portentosa vistas de la aledaña y limítrofe Sierra de Gata. 
Bajamos un momento a la Plaza Carniceros para observar la estatua erigida a Rosa del Thebas,
volviendo inmediatamente a la defensa y trinchera sobre la Rúa y Calle de la Caridad
que nos vuelve a enseñar y ofrecer las numerosa cañoneras apostadas en la fortificación. 
Con las vistas desde las alturas del excelente y sugestivo Postigo de San Pelayo
bajamos a la Calle Domínguez Bordona para saborear el amplio catálogo de divisas y emblemas de la Casa de los Maldonado de Chaves
en el que en una de sus esquinas aparece un hermoso escudo cobijado bajo el alero.
Seguimos por un universo de casonas, blasones, ventanas y balcones que nos conducen 
hasta la Plaza Cristóbal de Castillejo que luce solemne la Iglesia de San Pedro y San Isidoro
y donde podemos encandilarnos con la escultural portada de la Capilla de las Franciscanas Descalzas.
Entre rodelas y broqueles que componen ventanas y fachadas, tomamos la Calle San Juan
y nos sorprendemos con la portada gótica abierta en ángulo de la Casa Palacio de los Vázquez, que fue Hospedería del rey  Alfonso XIII y actualmente oficina de Correos.
Junto a ésta última, surgen y brotan los poderosos contrafuertes de la Iglesia de San Agustín
con sencilla portada rematada por escudos y hornacina con la imagen barroca del Santo.
Accedemos a la Calle Velayos para disfrutar del edificio que alberga el Colegio Santa Teresa de Jesús
y conocido popularmente como Las Teresianas con mas de 125 años dedicados al aprendizaje y la educación.
En la sombría Calle Colegios sigue el festival y certamen de casa nobiliarias de la ciudad,
alcanzando el Hospital de la Pasión, principal institución asistencial fundada en la época de los Reyes Católicos.
Orientada hacia el levante, cruzamos la restaurada y renovada Puerta del Sol para seguir
un tranquilo y plácido paseo hasta el puentecillo y Postigo de San Pelayo, examinando 
las garitas y refugios de vigías que custodiaban y defendían en el pasado las primeras escaramuzas para la conquista de la localidad.
Nos colamos entre los potentes muros y parapetos de este distinguido recinto amurallado  
en los que los ingenieros bélicos se reinventaron para mejorar las defensas de sus bastiones
y en el que su forma estrellada permitía el fuego cruzado y el total dominio de la fortaleza.
Nuestro itinerario sigue entre las protecciones del adarve y las viviendas que dan a la Calle de la Muralla,
alcanzando la parte superior de la última de sus puertas orientada y enfocada al norte, la Puerta del Conde,
en cuyo arco interior existe una pequeña hornacina que guarece una traza románica de la Virgen con el Niño.
Dejando a nuestra espalda la Calle Madrid, cruzamos sus robustas y macizas puertas
para admirar en su plenitud su enérgica y recia fachada, para seguir merodeando entre los 
espacios y edificios, en los que en otra época, soportaron algún almacén y la alhóndiga.
Volvemos al interior del casco antigüo bajo el corredor y túnel de la puerta, conduciendo  
nuestros pasos hasta la Plaza del Conde donde degustamos el gran sabor que nos deja el Palacio de Montarco
en una perfecta transición del gótico al plateresco con enormes, sutiles y delicados detalles en toda su arquitectura.
Después de visitar el Palacio de Moctezuma o Casa de los Cornejo, actual Biblioteca Municipal,
volvemos a pasar por la encantadora y arrolladora Plaza del Buen Alcalde y llegar de nuevo
a la Plaza Mayor y el Ayuntamiento con tres torrecillas cilíndricas, pórtico inferior y galería superior con claras influencias renacentistas.
Siguiendo la Calle Rúa del Sol aparecen y se presentan la Capilla de la Venerable Orden Tercera, 
las figuras semihumanas del escudo y pavés de la Casa Palacio de los Gómez de Silva
y la Torre de la Casa de los Chaves, conocida como "Casa del Cañón" por el privilegio de tenerlo siempre preparado. 
Callejeamos por el centro hasta dar con el que fuera Teatro Delio y que ahora es el Teatro Nuevo,
llegando a la puerta del Cuartel de Artillería con una cuidada y exquisita ornamentación.
Estamos en la Plaza Dámaso Ledesma en homenaje a este prestigioso musicólogo mirobrigense,
continuando por la Calle Juan Arias que nos descubre el inmenso Palacio de los Águila
que luce su portada con escudos de armas bajo el alfiz rematados con un león y un águila, emblemas de este linaje.
Repetimos y volvemos a gozar de las murallas de la vetusta ciudad en el entorno de la 
Puerta de San Vicente, un antigüo y estrecho postigo que se ensanchó para facilitar el paso a las carretas,
sumergiéndonos en el sistema defensivo con maravillosas vistas que nos depara el ala oeste del murallón.
Terminamos entre los usos y procedimientos de las defensas abaluartadas en las que la  
profundidad y la anchura del foso aumentaba para dificultar el asalto de las tropas enemigas
que aun deberían trepar por las prominentes paredes, sortear la artillería y sus defensores, para llegar a conquistar y adueñarse de la plaza.
Bajamos en busca del río hasta el edificio de La Fábrica, comúnmente conocido como Molino de "La Concha", destinado a la elaboración industrial de harinas, 
entrando seguidamente en el amplio espacio recreativo que forma el cauce del río Águeda,
formando una estupenda cuenca fluvial muy concurrida para el baño en los meses del verano.
Finalizamos surcando y navegando las nítidas aguas del Águeda atraídos por el lujo y la ostentación que nos dejó este magnífico conjunto Histórico-Artístico,
poniendo el punto y final en su hermoso Puente Mayor que fue calzada real y sirvió de paso a la trashumancia que iba y venía de Extremadura.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Todas las fotos las podeis ver en: CIUDAD RODRIGO 

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