nos situamos en la céntrica Plaza Marqués de Albaida👆, subiendo por la Calle Santa María hasta su contundente Iglesia Parroquial👇,
abandonando el viejo recinto amurallado de la Puebla Vieja por la Puerta y Arco de la Blanca.
La Calle el Regatillo nos impulsa hasta la cercana Iglesia de San Martín y Santa Catalina, allí
tras su visita👆, tomamos referencias y reseñas para continuar con este bello itinerario 👇👇
nos ofrece el barullo rural que avanza y progresa hacia el barrio agroganadero de El Secar.
Una estrecha senda a nuestra izquierda👆nos situará en un pequeño mirador con fantásticas
vistas del Monte Atalaya, la Ensenada de la Soledad y la Villa de Santoña hacia el horizonte.
Además descubriremos el asombroso e impresionante perfil del Monte Buciero , un trayecto
ya descrito en este espacio cuyos acantilados bajan hasta el impresionante Faro del Caballo.
Abordamos el inicio de la parte mas empinada del itinerario por un camino asfaltado y entre
los muros de las diferentes fincas y casas que bordean el recorrido, atendiendo y reparando
a todos esos atributos florales, que con sus aromas, llenan de belleza estos bonitos parajes.
Aparece un destacado juego de luces y contrastes, preámbulo e introducción para atravesar
una larga serie de setos naturales poblados de aromáticas madreselvas, donde una notable
y frondosa vegetación creará largos pasillos y angostos túneles de rabiosa y airada espesura.
Entre sus claros se cuelan y filtran bonitas ópticas y enfoques de los alrededores de Laredo,
alcanzando el maravilloso y formidable estuario del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel.
La estupenda senda empedrada se adorna y embellece entre laureles, saucos, aladiernos,
sauces, espinos y algún que otro avellano, conformando un auténtico oasis y genuino bosque.
La altura nos brinda incomparables panorámicas de Laredo, la playa La Salvé, la bahía y el
estuario del río Asón y todos los montes que le circundan, conformando estampas de bella factura.
Al final del empedrado camino, nuestros huesos impactan con las piedras de la Casa de Don
Diego Cacho Roda de la Sierra y Rivas👆, un acaudalado "pejino" cuya edificación succiona
los firmes y briosos perfumes de un fuerte y corpulento contingente de endrinos y "arañones".En plena Sierra la Vida, nos desviamos a la cima del Monte Erio, pudiendo divisar un amplio
grupo de buitres leonados👆que muestran su magnífica envergadura mientras planean por estos acantilados.
Tras disfrutar de nuevo de las poderosas panorámicas de la costa, regresamos hasta tomar
una apretada trocha flanqueada por abundante matorral y una violenta vegetación arbustiva,
cuyo trazado rodeará profundos hundimientos del terreno y oteará las montañas de Asón y Agüera.
Aprovechamos un corto corredor para asomarnos hasta una terraza y mirador natural que nos
cuelga sobre la presuntuosa y altanera Ensenada de Erillo, un balcón hacia la inmensidad del
Cantábrico y mar abierto, ofreciendo una evocadora mirada y un exclusivo espectáculo en el
que el azul intenso de sus aguas se funden en un fraternal abrazo en la lejanía del horizonte.
Descendemos hacia el Acantilado de La Peña por una senda que se abre al abismo del mar,
cruzando el monolito de piedra que separa los municipios de Laredo y Liendo, quedando a la
espalda los abruptos precipicios e intrincados despeñaderos de las Peñas Ganzo en Buciero.
Una baliza con numerosos recuerdos y atrezos nos confirma el Camino del Norte a Santiago
de Compostela, aunque nuestra dirección es la contraria, descendiendo paulatinamente hacia
la Ensenada de San Julián👆entre los recortados picos del Monte de la Peña y el Ahorcado.
En la siguiente intersección giramos a nuestra izquierda para visitar el antiguo Cargadero de
la Yesera, también conocido como "Cargadero de Erillo", y los vestigios de la Mina de Yeso.
Esta instalación está suspendida sobre la misma orilla del acantilado y las vistas manifiestan
hermosas e inmejorables panorámicas del Monte Buciero y las Bahías de Laredo y Santoña.
Escuchando el oleaje de la paradisiaca Playa de Erillo atendemos la información del paraje,
ya que dicho cargadero se utilizaba para subir el mineral de yeso, porteado y transportado a
cocer y moler hasta el vecino Bilbao, primeramente en barcos y mas tarde en camiones.
Con el Monte Candina al frente y entre numeroso prados de siega, retrocedemos al camino
principal en una fuerte pendiente que desciende hacia la parte alta de la Playa de San Julián.
Grandes plantaciones de eucaliptos envuelven los prados y la numerosa cabaña ganadera,
al otro lado, la extraordinaria y portentosa Ensenada de San Julián nos espera con ansiedad,
aunque tras una discutida valoración, decidimos seguir hasta la cercana Ermita de San Julián.
A nuestros oídos llegan los tañidos de las campanas de la Iglesia Nuestra Señora de Liendo,
propagando sus repiques por un precioso valle entre montañas que acoge los barrios Noval,
Villanueva, Iseca, Latazos, Mollaneda, Sopeña, Mendina, La Portilla, Rocillo y el de Hazas.
Bajo los imponentes 480 metros de altura de los Picos Salpico y Candina conseguimos llegar
hasta los viejos muros de la Ermita de San Julián, guardados y custodiados por un pequeño
rebaño caprino👆. Sus ruinas evocan un pasado románico y romántico, intentando disimular
su agonizante silueta castigada por el tiempo y acosada entre brutales arbustos, zarzas y malezas.
En sus aledaños, un grupo de ovinas procuran "cosechar" y limpiar las hierbas y el matorral,
al mismo tiempo, aprovechamos los recursos del lugar para beber y para recuperar fuerzas.
Emprendemos el regreso entre las vibrantes tonalidades de algunas florecillas en busca de la
joya de este maravilloso itinerario, atrapando con nuestras miradas esa España desconocida,
esa Cantabria infinita entre los bonitos acantilados del Pico del Ahorcado y la Peña Candina.
Estamos en la Playa de San Julián, un preciado rincón inalterable, auténtico e incluso salvaje,
un paradisiaco tesoro, un paraje de relax y un aislamiento perfecto para huir del mundanal ruido.
En ella podremos sentir las suaves caricias del oleaje mientras paseamos su dorado arenal,
disfrutar de los embates y acometidas del Mar Cantábrico sobre sus escarpados precipicios
y sentir esa delicada brisa marina y ese aura de suspiros del viento que jamás podremos olvidar.
Abandonamos el profundo aislamiento de este salvaje lugar👆ascendiendo y dejando atrás
los verdes y herbosos prados y pastizales de La Yesera, así como las orgullosas y soberbias
cúspides y crestas que se alzan y elevan sobre el mar apuntando al cielo en su accidentado litoral.
El camino hacia el Alto de las Cárcobas se convierte en un delicioso paseo donde podremos
sentir el desamparo y la soledad de un paraje azuzado por el viento que sopla desde la mar,
en el que sus únicas y exclusivas moradoras sestean y descansan entre una profunda calma.
El Camino de Erio atraviesa la parte mas alta de la Sierra la Vida por un pequeño bosque de
eucaliptos cuyas esencias se combinan a la perfección con el suave aroma de las hortensias.
Comenzamos el descenso hacia Laredo entre las refrescantes praderías de Las Cárcobas y
entre las majestuosas colinas y montes que aparecen en la lejanía, girando decididamente
en dirección oeste por un tradicional paso de acceso a las tierras y fincas colindantes, en las
que podremos observar grandes paquetes y prensados de heno en un hermosísimo paraje.
Entre su densa vegetación iremos descubriendo nuevas explotaciones ganaderas, alargando
nuestros pasos por la carretera hasta una granja y hacienda donde atienden y asisten a varias alpacas👇
Tras un pequeño repecho junto a unas ruinas y un abrevadero, saltamos hacia el Hoyo Villota
con estupendas y fantásticas panorámicas de la Torre de Laredo y su bella Playa de la Salvé.
Esta estrecha franja arenosa seducida por el oleaje cantábrico nos recuerda a la Manga del
Mar Menor en Murcia y nos deja a las puertas del Barrio de la Llana, bajando por una cuesta
rodeados de hermosas campanillas y correhuelas que decoran y aderezan nuestra llegada al pueblo.
Cruzamos la carretera general con mucha precaución hasta Las Escalerillas, una prolongada
escalinata que cruza bajo la Puerta de San Lorenzo o de Bilbao👆👇, continuando por las
calles Espíritu Santo y Santa María hasta la Plaza Marqués de Albaida, donde esta mañana iniciamos este atractivo itinerario.
Tras un buen menú en el restaurante El Puerto de Colindres, nos desplazamos hasta la costa
de Trasmiera, en concreto a la espectacular Playa de Berria en la que sus aguas cristalinas y
su extensa arena dorada nos va a proporcionar un emocionante y sobrecogedor "chapuzón".
Nos despedimos con este magnífico colofón en un lugar de gran belleza paisajística y de gran
interés natural, ideal para tomar el sol, pasear y practicar deportes acuáticos entre los montes
y encinares del Brusco👇y el Buciero👆. Sin duda, un rincón costero que merece la pena visitar.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Todas las fotos de la ruta en: LAREDO-PLAYA SAN JULIÁN
No hay comentarios:
Publicar un comentario