La bella localidad de Monleón se instala en la confluencia del Río Alagón y el Arroyo Riofrío,
comenzando nuestros pasos a través de la seductora Puerta de la Villa, dándonos a conocerlos rincones mas característicos de un casco urbano en el que surgen la Iglesia Santa Isabel
y la carismática Puerta del Sol conformada por dos arcos, uno ojival y el otro de medio punto.
Recorriendo sus estrechas callejuelas alcanzaremos el imponente testigo feudal del siglo XV,
su potente y poderoso Castillo, una fortaleza cuya puerta protegida por dos cubos almenados
custodian su airosa y espectacular Torre del Homenaje, abandonando su almendra medieval
a través de la Puerta de Coria y disfrutando del imperioso perfil de sus lienzos amurallados.
Fuera del recinto, tomamos nota de todos los datos y apuntes de nuestro itinerario en 👇👇
aguas del río Alagón y dándonos de bruces contra las viejas piedras de la Fuente Fuentenilla.
Mas adelante, posicionados ya en el GR-181, dejaremos atrás la Fuente y Lavadero del Pozo
y una pequeña área de descanso y mirador sumidos entre la gélida cencellada de la mañana.
El camino tomado forma parte de la "Ruta de los Caminos Históricos de Entresierras" y sobre
su cómodo y confortable firme iremos desvelando temas y anécdotas de rabiosa actualidad.
El itinerario sigue transcurriendo por un holgado y espacioso sendero de concentración entre
los pastos y praderas de El Plantío, asomándose a las cercanas cúspides del Pico Cervero.
Siempre paralelos al curso del río Alagón, iremos cruzando varias porteras y "angarillas" que
impiden y evitan que el numeroso ganado vacuno de la zona pueda evadirse de estos prados.
Bien entrada la mañana, el frío y las bajas temperaturas siguen acostadas en los pastizales
de El Monte y Las Senaras, traspasando congelados pilones y gélidos abrevaderos desde los
que una mirada hacia nuestra espalda nos rebosará de emoción y de una portentosa belleza.
Continuamos por un rudo y brutal entorno con grandes bolos graníticos en equilibrio inestable
dominado y sometido por la desnudez y el desabrigo de un amplio bosque de robles melojos,
alcanzando las desdibujadas estancias del poblado visigodo y altomedieval de Monte Alcaide.
La frágil y tímida luminosidad del cercano solsticio de invierno intenta calentar y caldear todo
nuestro talante y disposición en la bajada hacia el Prado de las Nieves, alcanzando el balcónpresidencial de acceso a la profunda y escabrosa garganta donde se encuentran las "Ollas".
El río Alagón nos obsequia en este lugar estampas de inigualable belleza cuya fuerza ha ido
modelando un espectacular paisaje avasallado por la roca granítica. Estas ollas, llamadas en
otros lugares pilones o marmitas, son concavidades, cuencos y oquedades esféricas creadas
en el cauce rocoso del río por la acción erosiva de varios fragmentos de piedras y rocas que
al girar por el efecto de las corrientes fluviales del agua van limando y puliendo su fisonomía.
El agua es el poderoso actor y el principal intérprete para generar estas colosales esculturas,
horadando de manera continua formas imposibles y una gran obra maestra de la naturaleza.
Solo nos queda la complacencia y el deleite del paseo y del examen por un lugar misterioso
y mágico, disfrutando y retozando entre las agradables y placenteras resonancias del agua y
que sin lugar a dudas, nos transmitirán su icónico magnetismo y su emblemática atracción.
Finalizamos el recorrido por este fabuloso lecho granítico del río Alagón saltando y brincando
entre los numerosos riscos y escollos que atrapan y aprisionan el sinfín de seductoras pozas
y pequeñas lagunas decoradas con los brillantes y resplandecientes destellos de los musgos,
dejando atrás la vigorosa estética y la tremenda personalidad de un caprichoso ecosistema.
La ribera del río Alagón queda dominada por profundas manchas de robles y rebollos en las
que surgen algunos pequeños lavajos y prados aprovechados para el sustento del ganado,
cambiando la dirección para tomar el Camino del Monte, una holgada senda entre numerosas
"escobas" y retamas que nos irán presentando las diferentes tonalidades propias del invierno.
Hemos subido hasta las verdes y frescas praderías de La Dehesa, aspirando los distinguidos
y refinados aromas del cercano Arroyo de Santa María y donde la relajante caminata pondrá
todos los ojos para permitirnos contemplar los maravillosos horizontes de la Sierra de Béjar.
Cruzaremos diferentes sistemas de confinamiento y guardaganados hasta llegar a la Fuente
de la Peñica y su enorme pilón-abrevadero, realizando una corta parada para restablecer y
recuperar nuestras reservas hídricas. Este alentador manantial nos dará la energía necesaria
para alcanzar las primeras construcciones del pueblo de Casas de Monleón, desviándonos a
la derecha para buscar entra la espesura un nuevo pontón de piedra, el Puente de las Lajas.
Una estrecha vereda junto al Arroyo Santa María entrelazará los restos de algún viejo batán
y los atropellados e impulsivos galopes de algunos equinos, conectando mas adelante con el
viejo Camino de Los Santos e intuyendo la cercanía y proximidad de una sorpresiva muestra
de infraestructura hidráulica, el Acueducto, una extraordinaria joya del patrimonio tradicional.
La hermosa vereda entre vallados de piedra cerrará un intenso bucle de solemnes zancadas
para entrar de lleno en la nostálgica arquitectura rural del pueblo de Casas de Monleón, con
construcciones tradicionales de gran solidez, gruesos muros realizados con sillares de piedra
y con diferentes estancias para cuadras, almacenes, cuartos de matanza y algunas bodegas.
Dejamos la aldea sumida entre la impronta general de serenidad y la de un profundo silencio,
sobrevolando también las ruinas y la desolación de la Iglesia de San Fabián y San Sebastián,
ascendiendo por una amplísima pista que ira remontando progresivamente hasta el Collado
de Vallelombo que otea la cercana villa de Los Santos bajo las cimas de la Sierra de Gredos.
El Pico Cervero será nuestro guía particular en el descenso hacia las riberas del río Alagón,
además disfrutaremos de una evidente e incuestionable armonía entre las vistas de Monleón.
El último tramo del itinerario coincide con la denominada "Ruta del Agua", un circuito que nos
sumergirá por el aliento y el resuello de las aguas del río Alagón encantado de mostrarnos su
pintoresco y bucólico paraje de ribera conformado con variedad de chopos, robles y fresnos.
Recalamos en la espesura de una angosta vereda cuyo ambiente rezuma un grata fragancia
invernal, adentrándonos cada vez mas en el bosque y sintiendo su candente cobijo hogareño.
Ya en las márgenes del Arroyo Riofrío podremos visitar un horno y una mina de cal, así como
un molino restaurado al otro lado del arroyo, evidencias de viejos oficios artesanos de la zona.
Un claro del bosque nos dejará preciosas y estimadas perspectivas de la Torre del Homenaje,
las murallas del Castillo y el sencillo perfil del pueblo asomándose al precipicio del riachuelo.
Una vez atravesado el hermoso y robusto Puente del Arrabal, nuestros corazones se sienten
aliviados y aplacados por haber finalizado con éxito este bello paseo por territorio salmantino,
alzando nuestras miradas y acariciando con los ojos el lienzo mural desde donde partimos a primera hora.
Nos despedimos del Verraco de Monleón, exponente único de la cultura celta de los vetones,
entre la agradable impresión y la profunda tranquilidad de una cálida y enternecedora mirada.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Todas las fotos en: OLLAS DE LA SAPA
Fantastico reportaje y precioso lugar para terminar el año senderista. Un abrazo, feliz 2025 y enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias Nómadas Ocasionales, un placer terminar este 2024 en vuestra compañía. Espero que el 2025 nos descubra muchísimos rincones por conocer. Un saludo cordial, FELIZ 2025
ResponderEliminarQué arte para describir con palabras la belleza de nuestro pueblo. Gracias por deleitarnos con estas fotos y con el detalle de cada rincón. Esperamos que volváis pronto.
ResponderEliminarMuchas gracias Susana por tu valoración, la verdad es que pese al frío disfrutamos de un buen itinerario senderista y de la portentosa vistosidad que el pueblo de Monleón dejo en nuestras mentes. Un saludo cordial y FELIZ 2025
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