La preciosa localidad de Torla nos saluda y en su aparcamiento gratuito podremos comprar las entradas a 6 euros para utilizar los autobuses lanzaderas que nos subirán hasta la Pradera de Ordesa donde comienza el siguiente itinerario 👇👇👇
e iniciando la marcha por el camino GR-11 con dirección a Cola de Caballo y Refugio Góriz.
Un fabuloso bosque de pino negro empieza a envolvernos y a alojarnos en su dulce guarida,
contrastando entre las primorosas tonalidades y manifestando la ternura propia de un cortejo.
Las suaves orillas del río Arazas bajan hundidas entre los colosales paredones graníticos que
forman las laderas del Pico Salarons o Gallinero de 2746 metros de altitud, enfrentándose a
las intrincadas y escarpadas cumbres y cimas que se extienden entre la Sierra de las Cutas.
Pinos, hayas y abetos siguen escoltando y custodiando un bello camino que pronto alcanza
el resuelto y poderoso Circo de Cotatuero, un pétreo anfiteatro que regala excelentes vistas.
El enorme volumen de gente que realiza esta ruta sigue alojada entre la templada austeridad
de un bosque en cuya umbría proliferan un sinfín de musgos y algunas atractivas florecillas.
El aire puro y libre de la montaña consigue insuflarnos la suficiente pujanza y energía hasta
alcanzar las inmediaciones y las proximidades del Mirador de la Cascada de Arripas, el primer
salto de agua del recorrido y un pequeño aperitivo de lo que nos espera a lo largo de la ruta.
En seguida llega un desvío a la derecha, separándonos del GR-11 en un pequeño tramo que
nos ilustrará y enseñará los colores y los aromas de los inicios de la primavera, exponiendo y
contemplando la Cascada de la Cueva, su estampa mas idílica y su especial belleza natural.
Ascendiendo unos pocos metros, una delicada y húmeda atmósfera de hermosas criaturas seasoman a la impresionante y turbadora Cascada del Estrecho, otro salto de agua sublime que
muestra toda su belleza y cuya danza de agua domina el paisaje. Personalmente la considero
como la mas deslumbradora de Ordesa, ya que tiene la capacidad de asombrar a cualquiera,
originando un marco incomparable y una maravilla natural capaz de dejarnos con la boca abierta.
La intensa melodía del agua y sus ecos siguen escuchándose en el corazón de las montañas,
parando y echando una mirada a nuestra espalda para descubrir unas bonitas panorámicas.
La pista continua en ligero ascenso entre la arboleda, permitiéndonos en algunos lugares la
visión de pequeñas cataratas que nos deleitan con sus vibrantes sonidos, su fresco ambiente
y sus óptimos colores, saboreando un efecto relajante y rejuvenecedor en cuerpo y mente.
Sin ninguna posibilidad de perdernos, las marcas rojas y blancas del sendero siguen guiando
nuestros pasos hasta la cabecera de la Cascada del Estrecho, mostrando su vigorosa, recia
y atronadora corriente y cuyo turbulento caudal se abalanza frenéticamente montaña abajo.
Entre pequeñas conversaciones y coloquios, vamos consumiendo kilómetros a un trayecto
que alcanza una fantástica vaguada fluvial y un paraje de exuberante floresta, prestando toda
nuestra atención a un nuevo y emocionante salto que monopoliza esta desbordante orografía.
Empezamos a cruzar el famoso y prodigioso Bosque de las Hayas, una dulce sorpresa cuyo
atuendo y vestuario está en plena transición y cambio de temporada de invierno a primavera.
La ascensión sigue su curso abordando el apabullante corredor rocoso de la Cueva Frachinal,
en realidad mas que una cueva es un pórtico granítico de las laderas y Barranco de Tobacor.
La enorme extensión del valle se abre a ambos lados con montañas que parecen murallas,
acercándonos de nuevo al cauce fluvial del río Arazas para tomar contacto con su corriente,
en un tranquilo lugar en el que sus aguas descienden entre una relativa calma y tranquilidad.
Nuevas cumbres convergen hacia un camino que llanea por momentos, arreciándose un poco
en los siguientes metros con varios "subibajas" y entre el verde oscuro que forma la pinareda.
Podremos aliviar nuestra sed y hacer un descanso junto a la Fuente Tabacor, encaminando
de nuevo nuestros impulsos hacia un valle que vuelve a abrirse para cruzar el cartel que nos
informa de nuestra ubicación y emplazamiento sobre el "Meridiano Cero" o "Meridiano de Greenwich".
Las Gradas de Soaso son uno de los puntos mas atractivos de esta extraordinaria ascensión,
un precioso y espectacular conjunto de cascadas en diferente niveles que se nutren con las
gélidas aguas del deshielo. Es el espacio propicio para que nuestras cámaras fotográficas y
nuestros "móviles" comiencen a echar humo, además de dejarnos los dedos haciendo fotos y videos.
El sendero contiguo a este hermoso graderío se hace mas estrecho y la pendiente aumenta
mientras seguimos admirando la magia de estos maravillosos peldaños acuáticos, coronando
este mágico peregrinaje en la idílica, encantadora y paradisiaca catarata y Torrente de Soaso.
Varios zigzags por una serpenteante trocha empedrada, alcanzarán la parte alta del torrente
en una escena de definición cegadora cuyas virtudes muestran el real rostro de la naturaleza.
de lleno en las extensas praderas del Circo de Soaso, una gran planicie de origen glaciar que
se cierra al este por los altos collados y promontorios de la larguirucha Sierra de la Custodia,
cerrando el valle entre la nieve y la niebla el Monte Perdido, Pico Añisclo y Morrón de Arrablo.
Junto al Refugio de Soaso desciende rápida y vertiginosa la bonita Cascada de la Mochera,
cruzando sus aguas bajo la pasarela metálica que accede a la Pradera de la Cola de Caballo,
en un entorno y escenario que difícilmente olvidaremos por su agreste e indómita hermosura.
Aunque la niebla dificulta el horizonte, nuestra cámara se acerca al adusto Morrón de Arrablo
y entre los farallones de la Cueva de Garcés atraparemos las cimas del Cilindro de Marboré.
El aire se adentra en nuestros pulmones, el corazón se acelera y el brillo en nuestros ojos se
hipnotiza para observar y escuchar los fantásticos murmullos de la Cascada Cola de Caballo.
La intensidad del esfuerzo ha merecido la pena, ahora toca disfrutar de su soberbio entorno y
de su asombroso espectáculo, cuyo manto de agua se abre en un abismo casi escalofriante.
Emblemática estampa de Ordesa y una demostración colosal de fuerza y naturaleza, con eso
nos quedamos tras la parada y comida, emprendiendo el regreso y retorno al aparcamiento.
Las nuevas perspectivas de los Llanos de Soaso nos animan a ejercer unas panorámicas de
360º para avistar otro punto de vista de la Sierra de las Cutas y de la Sierra Custodia, dejando
atrás el poderoso contrafuerte rocoso que sustenta y soporta el Macizo de las Tres Sorores.
Cruzamos el Abrigo de Pastores, un atributo mas de la escena en la que estamos inmersos y
donde una pequeña Collalba Gris atrae nuestra atención para ser merecedora de un buen plano.
La senda vuelve a alcanzar la pasarela metálica, expulsándonos de las Praderías de Soaso
entre gigantescas murallas de piedra, cuyas formaciones habilitan múltiples canales de agua
que van engordando e incrementando sus caudales para convertirse en preciosas torrenteras.
Avanzamos despacio, a pasos lentos y con ritmo pausado, tratando de que el camino anime
y estimule con nuevos alicientes que durante la subida pasaron desapercibidos o inadvertidos.
En los rincones mas insospechados florecen auténticas joyas vegetales, maquillando con sus
matices y colores un paisaje que supura en grandes dosis, hermosura, encanto y gallardía.
Decimos "adiós" al fascinante estrecho y escalonado de las Gradas de Soaso, navegando por
la amplitud y luminosidad de un valle que vuelve a abrirse y que en pocos metros reiterará la
apretada angostura de nuestros pasos bajo el atrio y galería rocosa de la Cueva de Frachinal.
Bajo la cúpula forestal del Bosque de Hayas, el río Arazas sigue retrasmitiendo sus melodías,
trasladándonos a un rincón inspirador, un paraje idílico y misterioso y a un oasis de silencio.
La Fuente de Arripas y su fresco elixir es el pretexto para una nueva pausa y acopio de agua,
dotándonos de nuevos bríos y obsequiándonos con las dulces fragancias de sus alrededores.
Advertimos el final de la aventura, pero antes cruzaremos el denso y tupido pinar de Laña de
Artos, asomándonos a las inmediaciones del preciado y primoroso Puente de la Cadiera entre
las brutales estampas y las salvajes huellas que laten en el auténtico corazón de los Pirineos.
Los impetuosos farallones de Faja Racón y Garmo de la Avellana son el colofón y el final de
un hermoso trayecto que se adorna y acicala entre el colorido semblante de esta bellas flores
alcanzando la ansiada Pradera de Ordesa, presidida por los 2254 metros del Tozal del Mallo.
Solo nos queda disfrutar de su enigmático entorno mientras esperamos la salida del autobús
de regreso a Torla mientras las luces de la tarde se funden con el bello escenario montañoso.
Especial saludo a Jesús por acompañarme en esta aventura.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Todas la fotos de la ruta: ORDESA-COLA DE CABALLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario