CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

domingo, 23 de enero de 2022

ARRIBES DE VILLARDIEGUA DE LA RIBERA

Los Arribes, Las Arribes, da igual como se nombren, son un particular paisaje natural formado por barrancos, cañones, escarpes y atalayas que ciñen el paso del río Duero por las provincias de Zamora y Salamanca antes de entrar en el vecino Portugal. El paseo de hoy 19 de enero de 2022 parte desde la localidad zamorana de VILLARDIEGUA DE LA RIBERA y este es el resumen de nuestra aventura.

Tras una rápida visita a la Iglesia de la Natividad de la Virgen y al verraco de piedra conocido como "La Mula" de mas de 2500 años de antigüedad,
enfilamos por la Calle Corredera para apreciar su llamativa e interesante arquitectura popular
en el que la piedra y la madera van conformando ese delicioso sabor rústico y rural
con el que se visten y acicalan la mayoría de los pueblos de esta precios comarca sayaguesa.
Abandonando el pueblo, damos un repaso a todos los datos del itinerario en ARRIBES DE VILLARDIEGUA,
tomando el Camino del Picón embalados y envueltos entre un frondoso bosque de encinas
y las típicas "cortinas", unas cercas pétreas en mampostería que solo se dan en Sayago.
Las bajas temperaturas registradas la noche pasada muestran las evidencias del frío
y del gélido manto de escarcha que cubre y tapiza el camino en estas primeras horas del día.
La senda va creciendo en belleza a medida que aumenta el caudal del Arroyo del Pontón,
cruzando el paraje de la Escornea entre las ruinas y restos de varios molinos harineros
que siguen recogiendo en sus azudes el lento y continuo discurrir de las aguas del arroyo.
Admiramos la profunda naturaleza que rodea este agraciado cauce fluvial sayagués que va 
destapando y descubriendo una infinidad de rústicos molinos en el que muchos de ellos
podemos sentir en sus cárcavos los giros y vueltas de sus soleras, voladeras y rodeznos. 
Seguimos la estela del Arroyo Pontón mientras vamos degustando la soledad de un camino
que se abre en unas amplias, frescas y extensas praderías a lo largo de sus márgenes,
mientras emergen pequeñas y lujosas lagunas que llenan de color este fantástico paisaje
cuya corriente incrementa su prisa y celeridad para buscar su desenlace final en el río Duero.
Tras un pequeño aperitivo, reanudamos la marcha entre la tibieza y debilidad de un sol
que va calentando lentamente los numeroso berrocales que sobresalen entre el matorral.
Atravesamos un impresionante entorno natural dominado por grandes bolos graníticos
y enormes rocas con curiosas formas que determinan una geología especial en esta zona.
Seguimos acariciando el aislamiento, la sencillez y el silencio de esta estupenda comarca zamorana
que nos conduce ahora entre implacables, robustos y vigorosos callejones rocosos,
desembocando en el magnífico y hermoso puente y pontón tradicional del Caozo Llongo,
permitiéndonos vadear el cauce y admirar los prados que crecen junto al lecho del arroyo.
Saludamos a unas desperdigadas terneras limusinas, correspondiéndonos con sus miradas, 
continuando este suave peregrinaje con aromas de frescura y rincones de gran belleza
que nos hacen vibrar y entusiasmarnos para brincar y retozar como niños pequeños en medio
de otra maravillosa laguna cuyas aguas muestran las suaves cicatrices de los hielos y el frío.
Descendemos entre uces y escobas el rastro y la huella del arroyo que nos conduce hasta
el yacimiento de oro Ribera del Pontón con varias cazoletas excavadas sobre los canchales de granito para lavar y separar el mineral.
Tomamos una amplia y confortable pista que nos llevará hasta el mirador de Peña Redonda
con un paso tranquilo y reposado y entre charlas y diálogos de varios temas de actualidad.
Desde las ruinas de la Ermita medieval de San Amede divisamos el Valle del Arroyo Fenoya
y un poco mas arriba nos asomamos a la prodigiosa y estupenda atalaya de Peña Redonda
que en un equilibrio casi imposible preside, tal cual la guinda de un sabroso pastel, todo este
enclave y entorno donde se avistan impresionantes y conmovedoras panorámicas del cañón del Duero.
Volvemos sobre nuestros pasos entre vallados y "cortinas" y las vistas del pueblo portugués de Vale de Aguia
hasta el Arroyo del Pontón para recorrer el fabuloso sendero del Barranco de los Molinos.
El murmullo y el cuchicheo del agua se convierte en una perfecta e impecable banda sonora
para deslizarnos por una angosta vereda que nos permite contemplar los numerosos molinos,
algunos restaurados y rehabilitados y otros muy deteriorados en la mas mísera ruina.
Nos desviamos un momento al Mirador y Atalaya Rivera del Puntón, por donde el fuego cruzó el Duero el 22 de agosto de 2013 desde la vecina Portugal, calcinando casi todo el término municipal de Villardiegua de la Ribera.
Durante la bajada podemos disfrutar también de varios cuentos y relatos en homenaje al patrimonio inmaterial de Arribes del Duero, tales como "la Golondrina y la Pastora", "la Civerla y la Perdiz" y muchos mas.
El marcado carácter arribeño va engullendo y devorando las ruinas de algunos molinos
mientras nos llegan los ecos y las resonancias de tiempos pasados en los que se escuchaba
la fricción y el roce de muelas destinadas a la molienda del cereal y el tránsito y trajín 
de mulas y acémilas para transportar los "costales" de harina hasta sus casas y viviendas.
Posamos ante la magia de esta diseminada y hermosa arquitectura popular sayaguesa
que a vueltas y mas vueltas de rodeznos consiguieron cernir las esencias del pan que alimentaron durante siglos a nuestro antepasados.
El colofón a esta seductora Ribera de los Molinos lo ponen las gélidas aguas del arroyo Pontón
con increíbles, asombrosas y embriagadoras panorámicas sobre los Arribes del Duero.
Tras haber admirado el brutal y despiadado paisaje, ascendemos hasta el penúltimo molino,
girando a nuestra izquierda por una ladera herbosa señalizada con montoncitos de piedras.
Alcanzaremos entre retamas y escoberas las duras y sólidas peñas de La Tijonera,
bajando hasta el Arroyo del Pozaco desde donde oteamos la pequeña ermita portuguesa de Sao Joao das Arribas.
En unos cien metros a la izquierda alcanzamos la atalaya sobre el Desfiladero de la Siniestra,
un balcón natural en el que los Arribes Zamoranos muestran su espectacular hechizo y seducción
y donde la hermosura y la monumentalidad de sus acantilados estimulan todos nuestros sentidos.
Nos deleitamos y nos alegramos de haber estado en contacto directo con esta rebosante naturaleza
y tener la estupenda oportunidad de conocer y percibir Los Arribes en su máximo esplendor.
Regresamos a Villardiegua de la Ribera por un sendero marcado con balizas blancas y verdes,
entrelazados entre encinas centenarias y pastos para el aprovechamiento del ganado.
En el Camino de la Tijonera comienza a anunciarse un cambio y transformación en el paisaje
cuyos vallados de piedra delimitan pequeñas tierras de labor cultivadas de manera tradicional,
acotando una vereda custodiada en muchos tramos por innumerables encinas y carrascos.
Transitamos los últimos kilómetros de esta sencilla y agradable ruta junto a los prados y
pastizales donde se originan y engendran las aguas del cauce fluvial del Arroyo del Pozaco.
Aceleramos el paso, ya que nuestros estómagos comienzan a quejarse y a protestar,
entrando en VILLARDIEGUA DE LA RIBERA atravesando la Calle Corredera hacia el Ayuntamiento
y visitando los contrastes mas modernos y rejuvenecidos de su restaurada arquitectura.
Sus construcciones mas austeras sustentan estructuras portaladas y pequeños ventanucos
con fachadas donde se han incrustado y fijado estelas romanas con inscripciones funerarias,
descubriendo los arduos trabajos para el aprovechamiento de las materias y el medio que les toca vivir.
Decimos "adiós" y un "hasta luego" a esta maravillosa comarca de Sayago en la que el Duero
se encañona entre paredones gigantescos, dejando a su paso un reguero de vertiginosas atalayas, molinos y pontones entre el sabor inconfundible de lo auténtico y genuino.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Podeís ver toda la galería fotográfica en: ARRIBES DE VILLARDIEGUA

2 comentarios:

  1. En esta ruta no hemos podido acompañarte pero lo hemos vivido igualmente gracias a tu estupendo trabajo. Enhorabuena.

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    1. Habrá muchas mas para coincidir y disfrutar de los hermosos rincones existentes en esta Península maravillosa. Muchas gracias por vuestro comentario y recibid un fuerte abrazo.

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