CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

viernes, 31 de octubre de 2025

CASTAÑAR DE CASILLAS

El suave sol de la mañana del 27 de octubre de 2025 nos lleva al sur de la provincia de Ávila y al Valle del Tiétar, donde un mar de castaños rodea el bonito municipio de Casillas.
Es en esta localidad, junto a su Iglesia Parroquial de San Antonio de Padua, donde empiezan

nuestros pasos, alcanzando la Plaza de España y su Ayuntamiento y lanzando un vistazo por
la variopinta estructura urbana donde se mezcla lo viejo y austero con lo moderno y actual.
En la pequeña Fuente de las Hedreras podremos avituallarnos del agua necesaria para poder
realizar un confortable itinerario que consigna y apunta los siguientes datos y referencias 👇.

Los encarnados colores de las clavelinas situadas en la Calle del Linar nos orientan hacia los
primeros castaños del trayecto, admirando sus hermosos contraluces y cuidando de no pisar
los numerosos "erizos" y envoltorios que protegen las castañas hasta que caen del árbol👇.
El grato ascenso por la pista asfaltada va despojando la esencia de un paisaje que reafirma
su extraordinaria espectacularidad, atravesando las instalaciones deportivas de La Manotera
para intentar personarnos y aparecer unos metros mas arriba en las inmediaciones del Museo
Etnográfico de la Resina, cuya producción y difusión fue clave para la economía del pueblo.
Retomamos la marcha bajo esta fantástica cúpula vegetal, cuyas fincas y solares, rodeados 
por pequeños muros, pertenecen a personas y empresas privadas, por lo que habrá que tener
en cuenta el respeto a la propiedad privada y al trabajo arduo y laborioso de su recolección.
Y así llegamos a la inmensa explanada de las Eras del Prado donde está situada la coqueta
y acogedora Ermita de San Isidro, reflejada y plasmada en las aguas de una pequeña laguna
y donde daremos buena cuenta de un provechoso aperitivo y un fructífero tentempié 👇👇.
Abandonamos este paraje irrepetible caminando por esta cómoda y confortable pradería, un
gran espacio para el paseo y la recogida del fruto mas famoso y popular del otoño castellano.
Avanzamos en nuestro particular viaje, dirigiendo nuestros pasos hacia el camino embreado 
que sube en busca de las laderas de El Soto y del Puerto de Casillas situado a 1467 metros,
disfrutando con cierta pasión y con recatada expectación la notoria luminosidad del castañar.
Los sólidos muros del arbolado van salpicando y sucediéndose entre inclinadas y escoradas
lomas, alcanzando algunos claros con escobas y retamas en perfecto cambio hacia el pinar.
A nuestra espalda queda ese bosquecillo que parece unirse en una masa única y por delante
la preciosa hilera de coníferas nos albergará entre sus brillantes verdes hasta asomarnos al
la inmensidad del balcón natural con inusuales vistas hacia  la cercana Sierra de la Higuera.
Un estrecho sendero a nuestra derecha nos introduce por la zona conocida de Venero Moro,
pudiendo sentir y acariciar ese toque verde, dorado y silvestre de miles y miles de helechos.
Acomodados en el pinar, nuestros pasos crepitan y chasquean sobre la deshidratada "tamuja"
y entre sus altivos troncos oteamos el fondo del valle y la localidad de La Adrada, donde el mes de mayo pasado realizamos la ruta de LOS PUENTES DE LA ADRADA
Iremos descendiendo con calma y paulatinamente hasta una bajada muy pronunciada con
numerosas piedras sueltas que nos conducirán hasta las cercanías del Castañar de Reguera.
Este castañar se mezcla entre la parte alta del pueblo, debiendo tomar la Calle Puerto hasta
las escaleras que comunican con la Calle y Fuente del Cerrillo, pudiendo restaurar nuestras 
reservas hídricas👆para afrontar y encarar con todas garantías la segunda parte del itinerario.
Atrás queda el perfecto y primoroso contorno de valles y colinas del que sobresale Casillas
entre el aspecto indefinible y el fabuloso decorado de brillos y tonos rojizos de los madroños
y entre los distinguidos matices otoñales que acicalan y perfuman este maravilloso trayecto.
El camino de Los Pocilgones nos sumerge en un lugar mágico para disfrutar de la estación
otoñal en todo su esplendor, ofreciendo imágenes únicas mientras aspiramos todo su frescor.
Inmersos en las fauces del paisaje, un laberinto de brillos y colores comienzan a rodearnos y
envolvernos, disfrutando de la agradable y encantadora luminosidad filtrada entre las hojas.
El majestuoso porte y la envergadura de algunos castaños nos obligan a seguir por un túnel
vegetal que hace nuestras delicias y que sigue poniendo tierra por medio entre un destacado
refugio de silencio e imperturbabilidad en el que admirar estos árboles tocados por la magia.
Aunque las cotas cromáticas del castañar no han llegado aun a su apogeo, vamos a intentar
dejarnos seducir con sus fulgurosas y resplandecientes tonalidades, atrapando en muy pocos
metros la Garganta del Arroyo Pajarero para acceder y entrar en la llamada Umbría del Valle.
Grandes piedras totalmente tapizadas de musgo, proporcionan y regalan ese toque fresco y
natural para complementar la elegante y distinguida indumentaria de un bosque que enamora.
Iniciamos un relajado descenso por una pista cubierta de penumbras y sombras en el que una
buena charla seguirá animando nuestros pasos, vislumbrando sobre nuestras cabezas esos
abrumadores retazos de un sol que prende como una hoguera en este precioso follaje otoñal.
En el devenir de la marcha, también habrá lugar para regalarse la enriquecedora experiencia
olfativa con aromas refrescantes, frescos y limpios del pinar, al mismo tiempo que divisamos 
las cumbres del Puerto de Casillas, en un resultado enormemente placentero y reconfortante.
Proseguimos el descenso hacia el pago de Las Coronillas en un adorable ambiente que hace
percibir cualquier sonido, cualquier susurro, con extraordinaria nitidez, además de perseguir
con intenso empeño el rastreo y la trazabilidad de alguna mariposa que frecuenta este lugar.
El dorado matiz de la infinidad de helechos y el interesante aroma balsámico del pinar, nos
lanzan por una vertiginosa pendiente, que de vez en cuando y entre altísimos y larguiruchos
pinos nos dejarán entrever y sospechar la cercanía y proximidad al entramado urbano de esta
bonita población de Casillas, cuyas casas y viviendas se encuentran rodeadas de castaños.
Tras cruzar la carretera, una desbocada bajada nos guía por una senda estrecha y sinuosa,
repleta de un suelo alfombrado por un mullido y sonoro manto de "erizos" que alcanzarán la
inmediata corriente de las aguas que fluyen por esta densa y frondosa Garganta de Casillas.
Nada mas cruzar el arroyo, comienza un nuevo y empinado ascenso siguiendo los carteles de
madera hasta el pueblo, no sin antes disfrutar de los enormes ejemplares de castaños que se
apostan a los lados de estos maravillosos y umbríos corredores en este excepcional rincón.
Ya en Casillas abandonamos las palabras, dejando que las fotografías hablen por si mismas
y dejando atrás una recreativa excursión por uno de los castañares mas hermosos de Ávila.
Saludos de "COMANDO SENDERISTA" a tod@s caminantes.
Todas las fotos de la ruta en: CASTAÑAR DE CASILLAS

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