El Parque Natural de las Hoces del Duratón, forma un entorno único natural en esta Senda de los dos Ríos, donde podemos disfrutar de su magnífica flora y las majestuosas aguas de los ríos Duratón y Caslilla. Es 13 de octubre de 2017. Pincha en "play" y comenzamos esta aventura.
El mirador de Ignacio Zuloaga sitúa a la localidad segoviana de Sepúlveda en un precioso entorno privilegiado.
Comenzamos este apasionante paseo desde la Iglesia de Santiago, actual Casa del Parque y Centro de Interpretación de las Hoces del Río Duratón.
Estos primeros pasos por la villa medieval sepulvedana suponen un espectacular viaje en el tiempo, visitando el Castillo con sus tres torreones, su potente fachada barroca y su espadaña que remata el conjunto.
Por la Calle de la Barbacana seguimos sus murallas
hasta alcanzar la Puerta del Azogue o Arco del Ecce Homo, una puerta románica formada por arco de medio punto y que tras cruzarla
podemos visitar el Museo de los Fueros en la Iglesia de los Santos Justo y Pastor.
También nos encontramos la Casa de los Proaño o Casa del Moro, en la que destaca su ilustre fachada plateresca, cuyo frontón está presidido por la cabeza de un moro sobre un alfanje, aludiendo a la legendaria toma de Sepúlveda por el Conde Fernán González.
Iglesias, callejuelas, casas señoriales van desfilando
hasta llegar al Santuario de Nuestra Señora de la Peña del siglo XII.
Tras la iglesia descubrimos un espectacular mirador ubicado sobre una de las hoces mas impresionantes del Duratón
y hacia el oeste, un centenar de escaleras y una bonita leyenda nos bajarán hasta la Cueva de la Virgen de la Peña,
sumergida en la profundidad del cañón, sintiendo la potencia del río y toda la vida que desarrolla su cauce.
Abandonamos el casco histórico para fijarnos en el mapa de la ruta y estudiar su itinerario en: SENDA DE LOS DOS RÍOS
La perfecta señalización del camino nos introduce de lleno por el espacio natural, recorriendo la parte alta del páramo aderezados con los aromas de almendros, espliegos y tomillos
y conduciéndonos hasta la Puerta de la Fuerza, una de las entradas de la muralla medieval construida en el siglo XI para cerrar la ciudad.
La cruzamos para bajar al río a través de una antigüa y pronunciada calzada romana entre hermosos cortados,
numerosas "buitreras" encajadas en los huecos de la pared y los hermosos colores que marca el río Duratón en estos principios del otoño.
Atrapados entre la verticalidad de los farallones rocosos,
vamos descendiendo de forma entretenida y agradable
hasta alcanzar el Puente de Picazos,
donde sentimos el frescor y la melodía del río Duratón
y disfrutamos de sus brillos y destellos.
Abandonamos el Puente de Picazos entre numerosos fresnos, alisos, sauces y chopos, que junto con la banda sonora del río, forman un bella escena en este paisaje excepcional.
La senda transcurre paralela al cauce del Duratón que invita a detenerse para jugar y refrescarnos en sus nítidas aguas, al mismo tiempo que escuchamos los dulces y leves trinos de ruiseñores y petirrojos.
Un soberbio y maravilloso bosque encantado en el que gozamos y nos divertimos,
desenmascarando todos los tesoros que contiene y alberga este generoso espacio vital.
Seguimos el camino entre esencias de lúpulos y zarzamoras
alcanzando una amplia explanada junto a un colosal farallón,
donde el Duratón vuelve a engalanarse y acicalarse
para mostrarnos toda su fuerza y su belleza
en una de las mejores "puesta en escena" de todo el recorrido.
Después de haber comido y saciado nuestra sed, retozamos y jugueteamos
en este entorno donde se situaba la antigüa Casa y Huerta del Obispo y en la que nuestra "pequeña" disfruta de lo lindo.
Seguimos la luminosa y enigmática chopera
escudriñando minuciosamente el río,
convertido en un gran espejo en el que se retratan
los preciosos matices e inmaculados colores del lugar por el que atravesamos.
Un pequeño sendero protegido con vallas de madera
nos incrusta en una pequeña ascensión por el cortado,
avanzando pegados a la roca
y posando ante su enorme y colosal envergadura.
Nos mecemos entre los suaves y delicados tonos otoñales,
rodeados por poderosos y enérgicos contraluces
en los que nos van sorprendiendo grandes refugios naturales
y pequeñas y lujosas cavernas,
embellecidas por una infinidad y multitud de plantas y vegetación
que nos muestran y exponen sus tiernos detalles y su belleza.
Llegamos al espléndido lugar donde confluye el río Caslilla con el Duratón
que se hace mas ancho y voluminoso, creando una bella estampa.
La pequeña del grupo nos va conduciendo
por el maravilloso y extraordinario paraje
en la que un solitario palomar, a nuestra derecha, rompe la rutina y el hábito de la ruta.
Enfrente y junto al río, divisamos la presa de la antigüa Fábrica de Luz y también fallido proyecto de fábrica textil que se intentó impulsar unos años después.
Atrás quedan los recuerdos, mientras nos lanzamos a navegar
por otro idílico lugar y remanso de paz
donde el río nos aporta el sosiego y la tranquilidad necesaria
para llegar al puente donde abandonamos al río Duratón.
Estamos sobre el Puente de Talcano, con un sensacional arco que debió ser regio y esplendoroso en su época.
Ascendemos entre robustos paredones calizos
rodeando la curiosa formación de la Silla del Caballo, desviándonos a la izquierda por unas escaleras de piedra
para descender por la ladera
hasta el Puente de Palmarejos
en la que el río Caslilla nos adentra en un precioso bosque
de ciruelos, manzanos, chopos, sauces y aligustres.
Una fuerte pendiente en zigzag nos coloca en la zona de las "Botaderas"
junto a la destartalada y desvencijada Puerta de Castro.
El último tramo discurre por los restos del recinto amurallado de Sepúlveda
descendiendo y encaminándonos hasta la medieval Puerta de Duruelo,
considerada una de las mas importantes de la villa sepulvedana.
Cruzamos bajo uno de los ojos del Puente Grande
remontando la estela y las maravillosas vistas del río Caslilla
para finalizar este extraordinario paseo delante de la Puerta del Río, que nos permite el paso de nuevo,
por el intrincado casco histórico medieval de Sepúlveda.
Alcanzamos la Plaza del Trigo donde se encuentre la Oficina de Turismo y la antigüa Cárcel de la Villa del siglo XVI.
Desde la Plaza de España accedemos a uno de los rincones mas pintorescos de la villa, la actual Parroquia de San Bartolomé, del siglo XII y con hermoso crucero.
Por último subimos hasta la planta basilical del siglo XI que forma la Iglesia del Salvador
con una perfecta y excelente galería porticada, que constituye uno de los paradigmas del románico castellano mas importantes de la península.
Unas pocas horas de camino para ejecutar una profunda y hermosa radiografía de la riqueza patrimonial y natural que atesora la villa segoviana de Sepúlveda.
Un saludo de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Hasta una nueva aventura.
ÁLBUM DE FOTOS: SENDA DE LOS DOS RÍOS
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