CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

martes, 28 de agosto de 2018

GALIZANO - AJO

Siguiendo sendas y caminos por la Costa Central Cántabra, llegamos hasta la franja litoral comprendida entre Playa de Galizano y el Cabo de Ajo. Este será nuestro recorrido para el día 22 de agosto de 2018. Comenzamos esta aventura pinchando en "play" para disfrutarla con buena música. 
El pequeño aparcamiento de la Playa de Galizano constituye el comienzo de la ruta, bajando hasta su precioso arenal entre la Punta de Canaluca y la Punta Riaño,
salvando el pequeño escollo que supone atravesar el Arroyo Herrera entre un admirable entorno rocoso lleno de vegetación y convertido en una pequeña ría.
Todos los datos del itinerario lo podeis consultar en el siguiente enlace: GALIZANO-AJO
Con agradable y entretenida conversación, el amplio camino va ascendiendo poco a poco,
observando a nuestra espalda la paradisiaca y hermosa Playa de Langre.
Traspasado el Alto de la Llomba, el camino se convierte en senda
y en un atractivo balcón para deleitarnos con las salvajes vistas de los acantilados de Cucabrera.
Continuamos la línea de costa por un perfil mas suave y sosegado
donde aparecen los colores de muchas florecillas
que dan un toque de belleza y lozanía al camino.
Varias subidas y bajadas entre La Hera y El Vivar nos obligan a un descanso con retrato incluido en este precioso entorno.
Se oye por estos lares que, "ni en agosto caminar, ni en diciembre navegar". El calor del día de hoy cae sobre nosotros con todo su aplomo, mientras nuestros poros no dejan de drenar.
La senda continua la búsqueda de paisajes audaces y gratificantes,
como esta maravilla de mirador que irrumpe sobre el paraje de Las Brenas.
Nuestras rodillas braman en la profunda bajada hacia la desembocadura del Arroyo de Vioña
que nos descubre la Lastra de las Cuevas, 
el lugar mas espectacular y llamativo de todo el itinerario.
La erosión del agua y los vientos cantábricos han modelado y cincelado
un paisaje áspero, abrupto y escarpado
en el que nos parece caminar por tierras volcánicas
entre gigantescos y colosales promontorios rocosos.
No dejamos de admirar el monumental y formidable emplazamiento en el que nos encontramos,
descubriéndonos ante la inmensidad apoteósica de estos gigantes cantábricos.
Entre el relajante trabajo de varios submarinistas 
nos ausentamos de este bonito enclave
por una fuerte subida en el que el almuerzo tomado, minutos antes, se revuelve en nuestras entrañas.
Recuperados del tremendo esfuerzo
disfrutamos de las vistas de la totalidad de la costa que llega hasta la ciudad de Santander.
Seguimos este disparatado y alocado litoral
entre las claras y nítidas aguas de un Cantábrico hermoso y bello
en el que resuena los ecos y la repercusión de su sensible oleaje.
Mas adelante, un sombrio y fresco helechal
alcanza los llamativos tonos de los 135 metros de altitud de El Puntal.
La atalaya del Cabo de Quintrés es una de las mas altas de Cantabria
y este privilegiado balcón ofrece maravillosas vistas de la Bahía de Santander
y del Cabo de Ajo.
Entre aromas de zarzamoras 
y efluvios de paja
oteamos a lo lejos la localidad de Ajo,
mientras paseamos entre verdes praderas
y bosques de eucaliptos.
Nuestros pasos vuelven a acercarse
a imágenes que parecen sacadas de la propia Irlanda,
entre un atormentado maremagnum rocoso
y la atenta mirada del ganado de la zona.
Atravesamos la típica campiña con extensas praderías,
mientras a la espalda dejamos el portentoso y descomunal Cabo Quintrés
que sobresale y emerge desde las profundidades cantábricas.
Entre varios pastizales en los que se alimenta la cabaña vacuna y sobre la Punta de Urdiales,
damos con las Playas de Antuerta y Cuberris, separadas por la Punta Cárcabo y donde al final sobresale el Cabo de Ajo.
Los vivos colores de algunas flores nos marcan el camino de regreso por el interior,
tomando entre maizales el Camino de San Pedruco
hasta la Ermita de San Pedro Sopoyo del siglo XV,
un hermoso paraje entre abundantes castaños
y la serena estampa que atesora este dulce ternerillo.
La estrecha carretera va dibujando un paisaje
entre pequeños caseríos,
campos de siega
y explotaciones ganaderas.
De nuevo el olor a eucaliptos impregna nuestra andadura en el Alto de las Minas
alcanzando unos metros después, el Alto del Castillo.
En la bajada hacia El Casar
se vislumbra y perciben aromáticos henos
a la sombra de un bosque mixto de eucalipto, pino y encina
en el que podemos otear las ruinas de la Ermita de San Pantaleón.
Con el Arroyo Herrera entrando en la Playa de Galizano
vamos finiquitando esta ardua aventura
entre radiantes colores
y el relajante y tranquilo baño en la playa.
Charla animada y buena cocina en el Bar-Restaurante Nautilus de Somo
para después acercarnos a Playa de Langre, una de las mas bellas de Cantabria,
en la que su arenal está completamente rodeado por verticales acantilados
y en la que el paseo
y el baño nos provocan grandes sensaciones.
Hemos disfrutado de la tersa y sutil brisa y la tranquilizadora luz del Cantábrico, convirtiéndonos en unos privilegiados observadores de esta vibrante naturaleza que envuelve y acordona el paseo por estas legendarias tierras.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. ´
ÁLBUM DE FOTOS: GALIZANO - AJO 

2 comentarios:

  1. Fantástico reportaje.
    Muchas gracias,es de gran ayuda.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Me gustaría saber cuánto tiempo os llevó hacer esta ruta.
    Gracias

    ResponderEliminar