CAMINANDO, AL VIAJERO LE BROTAN DE SUBITO ALAS EN EL ALMA Y DESCONOCIDOS MUNDOS EN EL MIRAR

viernes, 2 de octubre de 2020

PUERTO VENTANIELLA

Hace siete años, un 23 de marzo de 2013, vinimos a estas hermosas tierras para realizar la ruta del Puerto de Ventaniella sin poder desarrollarla por la gran cantidad de nieve caída, véase LA UÑA. Hoy es 30 de septiembre de 2020 y volvemos para vivir una apasionante experiencia por estas maravillosas tierras asturleonesas. Pincha en "play" y comenzamos.

El Área Recreativa Los Carbellares situada a 1225 metros de altitud y a 2 kms de la localidad de La Uña es el inicio de nuestra caminata, permitiendo revisar todos los datos del itinerario en: PUERTO VENTANIELLA.
Tras cruzar el Arroyo Riosol, nos internamos por los húmedos prados de siega del Valle de Valdosín
donde encontraremos los restos y vestigios de la Ermita de San Miguel que se acomoda al estilo "románico rural" fechado entre los siglos XI y XIII.
El fulgurante otoño se asoma y despunta
sobre las tiernas y jóvenes aguas del río Esla,
cruzándolas mas adelante por un característico puente de madera
frente a la sugerente y provocativa Peña Castiello.
Rodeamos su solemne y formidable perfil
que nos aprieta y encajona por una reducida mancha boscosa
en cuya profundidad podemos divisar las espectaculares "Ollas del Esla".
Nada mas traspasar una portilla metálica nos encontramos con la amplia Vega de Valdosín
y la descomunal y gigantesca mole de PEÑA TEN a nuestra derecha.
La puerta sigue abierta hacia un encantador horizonte donde vislumbramos el techo de nuestra ruta
que cruza y vadea la pequeña corriente del Arroyo del Puerto
antes de penetrar en las profundidades de un tupido bosque
por una fresca vereda con suaves niveles ascendentes.
Caminamos entre la agradable sensación de matices que nos regala la frondosidad de la arboleda,
saliendo a la intensa luminosidad que provoca alguno de sus claros
y donde podemos observar los nítidos síntomas de la estación otoñal.
Brezos y brecinas afloran ante un desnivel que se va incrementando
hasta alcanzar la base del Alto de Valdosín, entre una imagen conmovedora de lactancia y amamantamiento vacuno.
Una inmensa tranquilidad planea sobre los prados del collado,
aunque ha sido ponernos a tomar un tentempié para seguidamente ser acosados y acorralados por este ejército de bovinas.
Acostumbradas al trasiego de caminantes, interactuamos con las mas dóciles 
y una vez terminado el convite dispersamos la concentración.
Iniciamos un sólido y portentoso repecho hacia el Pico Llobiles
ante la atenta mirada de una guardiana y moradora del lugar que observa con detenimiento
el esfuerzo y sacrificio de la pindia subida
en la que nuestros corazones se desbocan y aceleran
para recuperar el aliento en la cima de la medular entre León y Asturias.
A mediodía el sol despliega una ingente suntuosidad sobre las suaves cumbres
y verdes valles del Parque Natural de Ponga en la vertiente asturiana.
Tras una breve pausa para admirar estos magníficos horizontes
continuamos por la amplia cuerda montañosa del Llobil Bajo,
sellando y rubricando con nuestra imagen
el paso y la huella por estas estupendas perspectivas.
Inauguramos una alegre y animada sintonía de descenso
tras abandonar la cuerda que traíamos desde El Cotalvo y Los Llobiles
para realizar una concienzuda y laboriosa bajada  
por un laberinto de estrechas sendas con brezos y escobas que tapizan la ladera.
Hemos cruzado las incipientes aguas de un arroyo
que va buscando bajo nuestros pies la corriente y el caudal del río Ponga,
siguiendo su estela hasta el fondo del valle.
Desde lo mas alto divisamos el numeroso público que rodea la Majada de la Salguerosa,
en la que antaño los pastores de estas tierras asturianas
cuidaban y vivían con sus ganados entre una enorme calma y tranquilidad
y que hoy languidecen abandonadas, siendo testimonio de un pasado no muy lejano.
Nos adentramos en el carismático Hayedo de la Salguerosa
que nos va regalando un intensa variedad cromática y nos hace disfrutar
la alternancia de tonos y colores con la que hacen gala estos primeros días de otoño.
Esta maravillosa estación logra imprimir en sus suelos una gran abundancia de hongos y setas,
aportando una deliciosa humedad y frescura en el interior del bosque
que contrasta con los intensos destellos que el sol filtra entre el arbolado.
Avanzamos nuestro viaje por un precioso tamiz de sol y sombras
escuchando el bello y encantador rumor del río Ponga
que se precipita en pequeñas y esmeradas cascadas que van descendiendo 
hasta los verdes prados de Ventaniella.
La Ermita de Ventaniella se encuentra en un idílico valle rodeada por montañas que parecen murallas
junto a una fuente cuyas aguas se deslizan hasta la parte lateral
del pequeño cenobio medieval con trazas de haber pertenecido al Císter.
En su interior se cobija la imagen de la Virgen y existe una creencia popular en la que un jefe moro se encaprichó de una noble asturiana que se refugio en esta Venta. 
El moro amenazó al ventero con quemar el caserío si no le entregaba la dama, contestando el ventero: "Ni venta ni ella", surgiendo el topónimo que da nombre al puerto.
Tras la parada vuelve el ascenso, ahora si, al Puerto de Ventaniella de 1427 metros,
no sin antes echar un último vistazo y una última mirada
al espléndido y magestuoso rincón en el corazón de la montaña asturiana.
El sendero nos sigue haciendo regalos a cada paso
y aunque el desnivel haga que el corazón palpite con fuerza
nos deleitamos con los brillantes colores de este asombroso y mágico bosque de hayas.
La salida del Hayedo nos pone en contacto con la Peña El Xerru
donde podemos recolectar un buen puñado de zarzamoras
para saborearlas en las numerosas cabañas de pastores
y refugios de montaña diseminados por la zona.
El camino se serena a los pies de la Peña los Llobiles,
disfrutando de un sólido y resplandeciente túnel arbolado
en el que sobresalen auténticos bellezones
que desprenden sus destacadas y sobresalientes fragancias.
Un colosal y enorme farallón rocoso
decreta nuestro paso por el Puerto de Ventaniella,
tomando seguidamente las aguas del Arroyo del Puerto
que bajo la enorme y desmedida efigie de Peña Ten
nos depositarán de nuevo entre la cabaña ganadera de la Vega de Valdosín.
Recorremos un hermoso escenario de montaña y pradería
por donde se despeñan los abundantes arroyos
que van sumando caudal al río Esla.
Subimos a visitar la Hayona de Valdosín,
continuando junto al pequeño bosque de Peña Castiello
por donde el río Esla resuena, originando una espectacular ceremonia con estupendas pozas y bellas cascadas.
Con pena vamos abandonando estos encantadores entornos
hasta cruzar el puente de madera desde donde podemos observar
una potente naturaleza cuyo talento e inspiración nos queda estimulados y enardecidos.
Terminamos esta trepidante aventura que nos brindó grandes dosis de belleza
esperando que el recién estrenado otoño se convierta en una segunda y maravillosa primavera.

Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.

GALERÍA FOTOGRÁFICA: PUERTO VENTANIELLA y en facebook: PUERTO VENTANIELLA

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