Tras una mirada al mapa de situación, podeís tomar todos los datos del itinerario en: CEPEDA-HERGUIJUELA-MADROÑAL
Nuestros primeros pasos se originan entre la hermosa y típica arquitectura serrana del pueblo de Cepeda
que nos llevan a cruzar junto a la Casa de la Inquisición cuya fecha de construcción se ignora, aunque el cartel de su fachada nos informa que estuvo habitada en el año 1792 del siglo XVIII.
Sus estrechas calles presentan un magnífico aspecto con infinidad de balcones y galerías
mientras calle arriba y calle abajo vamos desentrañando su peculiar patrimonio.
La intensa y agradable frescura que recorre estos viejos pueblos
alcanza el crucero junto a la Iglesia Parroquial de San Bartolomé,
siguiendo nuestro animado paseo entre ajustados callejones que nos conducen hasta
la Torre del Concejo, separada de la Iglesia y atribuida con funciones religiosas y sociales al mismo tiempo.
El suave rumor de algunos caños y fuentes
va desvelando un auténtico umbral de tapiales de adobe, madera, piedra y teja,
recorriendo una demoledora atmósfera atestada de silencio y afonía
y donde nuestras charlas y debates resuenan entre los ecos apagados de otras épocas.
Antes de abandonar definitivamente Cepeda, buscamos con insistencia el lugar donde se sitúa la maravillosa Fuente Romana.
Consultamos en nuestro "gps" el trayecto para tomar el camino adecuado
con las vistas perfiladas del pueblo de Cepeda
y la localidad de Madroñal en las faldas del Pico Orconera de 1414 metros de altitud.
El alborozado sol de la mañana ilumina el bosque por el que vamos a transitar una vez que crucemos la carretera SA-225,
penetrando con osadía y atrevimiento en el espectáculo de colores y tonalidades de esta encantadora arboleda.
Cruzaremos entre los pretiles del puente medieval de La Dehesa
por el que discurre el fresco caudal de Arroyo de San Pedro o del Coso entre un estupendo robledal y una magnífica aliseda.
Empieza a desplegarse una infinita y prodigiosa gama de colores que invaden un ambiente suave y melodioso,
llegando hasta una encrucijada en la que hay que optar en dirección a los collados de Herguijuela y Madroñal.
El otoño es por excelencia la fiesta y la verbena de los bosques caducifolios
y también es el momento de la recogida de productos que maduran en esta época, como la castaña.
Recuperamos nuestro paso con dignos y educados modales por un espléndido camino en el que resuena la hojarasca
con la evidencia de la paulatina y gradual desnudez con la que se va despojando el bosque
y las idílicas trochas que, delimitadas por vallados de piedra, quedan arraigadas con las suaves caricias del musgo.
Este frondoso bosque se disfruta caminando entre la enorme belleza de sus entrañas
y la serena tranquilidad que transmiten sus disciplinados colores románticos
en un paisaje que parece salir del mágico argumento de un cuento.
Con amplias sonrisas y ambiciosa energía
afrontamos la subida mas exigente de este montaraz itinerario
que coincide también con la propuesta interpretativa de sendero micológico,
acercándonos al fabuloso mundo de hongos y setas que surgen y brotan en la profunda umbría del monte
y manteniendo una atenta mirada para comprender el nexo de unión existente
entre estos maravillosos tesoros y su relación con la especie humana.
Las hojas van cayendo de los árboles y tapizan el suelo del majestuoso sendero,
alzándose a nuestro alrededor recios y robustos castaños, robles, avellanos y madroños
que engendran un sugestivo ambiente natural para ser recorrido con pausas y sin prisas.
El maravilloso túnel vegetal sigue cubriendo nuestras cabezas
mientras vadeamos los tiernos murmullos de pequeños arroyos
y tocamos la luminosidad de los pocos claros que existen en esta soberbia espesura.
Tras un corto descanso para tomar un reducido tentempié
alcanzamos la fantástica y fastuosa Collada de Herguijuela,
sorprendidos con la contundente claridad del día y alguna nube que cuelga sobre la ladera del bosque.
Iniciamos el descenso hacia Herguijuela de la Sierra entre fragancias aromáticas de pinos y eucaliptos
escuchando los virtuales sonidos de la mañana que van atravesando
los susceptibles matices de un joven y atento robledal.
Aparece Herguijuela de la Sierra entre los pespuntes del pinar
y unos pocos metros mas abajo se muestra con notable fuerza arrebatadora.
Terminamos el descenso frente a la Sierra del Castillo
y junto al gran surtido de coles y berzas que colonizan los huertos del pueblo.
Entramos en su conjunto urbano por la Ermita del Humilladero
para ir admirando sus rincones mas representativos con callejones estrechos y sinuosos
que conectan con la Calle Larga para conducirnos irremediablemente hasta la Fuente
que hay en la Plaza Mayor presidida por su enorme y magnífica olma frente al Ayuntamiento.
Decidimos continuar hasta la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción
divisando un enternecedor paraje de campos de olivos que combinan en impecable armonía la Sierra de Francia salmantina y Las Hurdes cacereñas.
Abandonamos Herguijuela de la Sierra con un agradable paseo por sus calles y viviendas de estilo serrano que nos muestran grandes portalones con entramados de madera y piedra.
Rellenamos nuestras cantimploras en la Fuente frente a la Ermita del Humilladero
ascendiendo entre los bancales de la carretera de Madroñal que nos surten de naranjos
y dulces madroños que se van intercalando en nuestro recorrido
enredados entre las ricas y opulentas riberas del Arroyo del Cubo.
Continuamos con alguna pequeña recolección de olivas
que cuelgan de manera incalculable con su atrayente tersura y brillo,
resaltando entre un reducido porcentaje de "higos chumbos" de nopales y chumberas.
El viaje nos regala el apabullante paisaje y las mejores galas de Herguijuela de la Sierra
en el momento que tomamos rumbo hacia el tupido y apretado bosque de Madroñal
en el que unas solitarias rosas se cuelan con su hermosura
entre la brillantez y los destellos de relucientes caquis o palosantos.
Probamos el dulce sabor de la cosecha por un camino lleno de antigüos cigüeñales para el riego
y numerosas parcelas de cerezos que en periodo de floración fabricarán un atractivo paisaje.
Madroñal muestra su encanto entre la estrechura de sus calles que invitan a disfrutar de una inmensa tranquilidad y buenas dosis de sosiego.
En la Plaza Empedrada encontramos el antigüo Ayuntamiento
y la Torre de las Campanas con su tradicional y típica fachada de piedra y entramado
y el castizo soportal con poyo de piedra envuelto en un fabuloso ambiente serrano.
Atrapados en el tiempo, abandonamos este entrañable y plácido rincón
afrontando un entusiasmado descenso frente a las vistas del bosque y entre pequeños huertos
y diminutos "majuelos" en los que penden varios racimos de uvas aun sin vendimiar.
Bajamos hasta encontrar el Arroyo de San Pedro y sin cruzarlo tomamos el amplio camino de la izquierda para deleitarnos con la vegetación de sus riberas
que revientan y estallan en una infinidad de cromatismos y matices
hasta llegar a una luminosa pradería con multitud de colmenas.
Cerca de Cepeda el estómago empieza a protestar, aunque de repente y si previo aviso
los ocres y amarillos celebran una breve fiesta de despedida
antes de abandonar la brutal escenografía de este monumental bosque.
El asfalto se hace dueño de nuestros pasos
y nos encauza en las ruinas y vestigios de la Ermita de San Marcos
muy próxima a las primeras casas de Cepeda donde finaliza nuestra ruta.
Hemos disfrutado del otoño en todo su apogeo, respirando sus intensos aromas y dejándonos llevar por el apasionado placer de perderse en plena naturaleza.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
GALERÍA FOTOGRÁFICA: CEPEDA, HERGUIJUELA Y MADROÑAL
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