"Aprovechando que el Duero pasa por Valladolid" y que estamos inmersos en pleno confinamiento provincial, vamos a realizar un primer viaje por la naturaleza y la arquitectura popular de los pueblos que se asientan en sus riberas. Es día 14 de febrero de 2021, comenzamos la aventura.
La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en PADILLA DE DUERO se difumina entre una niebla que se cierne entre los cruceros, fuentes y lavaderos
apostados junto a la Ermita del Santo Cristo de la Vega.
A muy poca distancia, podemos disfrutar de la ciudad vacceo-romana de PINTIA
en el que su mayor esplendor corresponde con la segunda Edad del Hierro allá por el año 400 a.C.
El Proyecto Pintia, desarrollado por el Centro de Estudios Vacceos "Federico Wattenberg" de la Universidad de Valladolid
pretende preservar el patrimonio cultural legado por nuestros antepasados en este enclave recreando un cuidado paisaje funerario en este cementerio de las Ruedas.
"El Señor de la Bellota", guardián del cementerio, es una escultura contemporánea cuya leyenda nos advierte
que permanecería para evitar la búsqueda en sus inmediaciones de antigüedades y reliquias con las que comerciar.
Tras esta espectacular visita nos trasladamos, ahora si, al comienzo de nuestro camino con el siguiente itinerario: DUERO VALLISOLETANO
Mientras los rayos solares empiezan a disipar el sutil y delgado lienzo de la niebla,
el cauce del Duero se presenta en el llamado Valle del Cuco, en la comarca vallisoletana de Campos de Peñafiel
y muy cerca de la Ermita Virgen de la Zarzuela en el municipio de VALDEARCOS DE LA VEGA.
Los alegres tonos de las viviendas que se instalan en su Calle Mayor
lucen con la misma claridad que la hermosa silueta de la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora
muy cercana a la vieja Ermita del Santo Cristo de Limpias.
Las praderas del Valle del Cuco acompañan y conducen al Duero
hasta las primeras edificaciones que aparecen bajo el Pico Gurugú en la población de BOCOS DE DUERO.
La Iglesia de nuestra Señora de las Nieves con su estilo gótico del siglo XIII
se asoma al imponente cauce del Duero que baja crecido y con furor tras un acelerado deshielo a consecuencia de las altas temperaturas y la cantidad de nieve que nos dejo la borrasca "Filomena".
No nos vamos sin admirar y saborear la estupenda arquitectura tradicional cuyas ruinas
adornan y acicalan estos auténticos baluartes y tesoros etnográficos.
Seguimos esta ribera maravillosa entre la suavidad y el verdor de sus aledaños
cuyos montes acogen y guarecen los aromas y esencias de una cuidada comarca vitivinícola.
Alcanzamos la localidad de CURIEL DE DUERO entrando por la Ermita del Cristo,
muy próxima al elegante Rollo Jurisdiccional del siglo XVI
y a la Puerta de la Magdalena de la antigüa muralla fechada en el siglo XII.
Ascendiendo por la Calle de Abajo llegamos a la Iglesia de Santa María
con una poderosa torre que adosa una atalaya menor con reloj cuyas campanadas resuenan
sobre la recia y vigorosa Fuente de la Plaza.
Frente al Ayuntamiento se conserva la impresionante fachada del Palacio fortificado de Los Zúñiga
mientras su interior descubre con enorme rotundidad una entristecida postal de decadencia y desolación.
Abandonamos esta maravillosa villa con las vistas puestas en el Castillo de Doña Berenguela en lo alto del cerro, compartiendo con el Pico Cuchillejo uno de los puntos mas altos de la provincia vallisoletana.
El Duero sigue generando grandes dosis paisajísticas en ambas orillas,
desviándomos por un puente peatonal que busca con ahínco y perseverancia
las aguas de su afluente el río Duratón en la localidad de Peñafiel.
Su Patrimonio Monumental nos deja extraordinarios edificios como la Iglesia de San Miguel de Reoyo,
la Iglesia y Convento de San Pablo que alberga el Museo Capilla de los Manuel
y el rincón mas apreciado de la villa, la Plaza del Coso con una majestuosa vista del Castillo actual sede del Museo Provincial del Vino.
Salimos, tras haber disfrutado de los evocadores matices medievales de esta singular plaza,
por los molinos y aceñas de este caudaloso Duratón que nos devolverá
a nuestro encuentro con el amplio y dilatado Duero
que busca y rastrea el camino para llegar a nuestro siguiente destino: PESQUERA DE DUERO.
Las primeras bodegas de la localidad envuelven el Humilladero de San Pedro
obteniendo desde su posición una hermosa panorámica del río a su paso por la villa.
La pequeña Ermita de San Sebastián nos da la bienvenida
y su enigmático Arco nos arroja a la Plaza Mayor del pueblo
en donde se puede contemplar el estilo Herreriano de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista.
La Calle Adalberto Moro nos guía hasta las inmediaciones de varias fuentes y pilones
que nos animan a descubrir una ondulante pasarela de madera
que muestra una soberbia estampa y un primoroso perfil de Pesquera de Duero.
A la salida del pueblo se presenta la Ermita del Cristo del Humilladero con una notable escultura del "Descendimiento de Jesucristo"
y fuera del casco urbano un Viacrucis nos conduce hasta los alrededores
de la Ermita de Nuestra Señora de los Rubialejos,
también llamada Ermita de San Isidro con una amplia pradera muy fresca y soleada.
La carretera VP-3001 va desencadenando paisajes y horizontes que mezclan y fusionan terrenos cerealistas y vitivinícolas
alternando con gigantescas y colosales montañas de paja
en las que se infiltran vistosos chozos de piedra que forman un legado de otro tiempo de enorme riqueza pastoril.
La fragancia del vino nos sigue acompañando en la pedanía de San Bernardo donde se alza el Monasterio cisterciense de Santa María
que acoge y protege la sede permanente de Las Edades del Hombre,
una muestra y presentación ambulante del arte sacro y religioso de la Comunidad Castellano Leonesa.
Desde su plaza soportalada nos damos un pequeño paseo
hasta las inmediaciones del río que ha logrado anegar los vestigios de molinos y ermitas
que se asientan junto al desbordado cauce del río.
Entramos en VALBUENA DE DUERO junto al crucero de la Ermita de San Roque
para callejear bajo los restos de la muralla y Arco de acceso a la villa
adosado al muro oeste de la Iglesia de Santa María del Castillo.
La corriente de este Duero majestuoso y lleno de vida navega con fuerza y rapidez
y nos apea muy cerca de la Ermita de Santa María de la Estrella en el municipio de OLIVARES DE DUERO.
Una escalinata de piedra asciende hasta la bella portada de la Iglesia de San Pelayo
que es el edificio de mayor interés del pueblo construido con el estilo gótico propio del siglo XV.
Llega a nuestros oídos el rumor y el susurro de la Fuente de Olivares
en cuyas cercanías podemos inhalar las delicadas esencias y efluvios de estas hermosas flores
que con sus magníficos colores nos encauzan hasta
los musgos que decoran los dos caños de la Fuente que vigila y contempla
el Puente Renacentista que sirve de nexo y unión entre Olivares de Duero y QUINTANILLA DE ONÉSIMO.
El Duero cruza bajo sus arcos sin pararse a pensar en la disputa de propiedad y litigios entre ambas villas,
mientras, seguimos el itinerario de viaje que nos deposita en la plaza donde emerge la Iglesia de San Millán.
Abandonamos Quintanilla de Onésimo junto a los cruceros de la Ermita de San Roque
entre la frescura de estos "bellezones" que contrastan de nuevo
con el habitual entorno de viñedos y suaves montañas
donde se acomoda y asienta la sólida e imperturbable Abadía Retuerta.
El ejército de viejas y centenarias cepas nos siguen y acompañan
hasta la Iglesia de San Juan Bautista en el pequeño municipio de SARDÓN DE DUERO,
bajando hasta su estrecho Puente junto al Jardín del Carretero
para poder disfrutar de las mejores, apasionantes y emocionantes vistas que el río Duero
nos regala y gratifica en esta espléndida andadura por la provincia vallisoletana.
Las últimas luces del día nos atrapan en Tudela de Duero junto a la Ermita del Santo Cristo de las Angustias,
muy cerca de su estupendo Puente que dirige nuestros pasos hacia la Calle Cervantes,
llegando a la Plaza de España para encandilarnos con su magnífica Iglesia de la Asunción.
Junto a su torre damos por finalizada esta primera parte por el Duero en Valladolid,
asimilando su maravilloso recorrido en el que hemos acumulado cantidad de ermitas, iglesias, castillos, puentes y monasterios que quedarán grabados en nuestra memoria.
La inercia de este solemne y señorial Duero nos emplazará a una segunda parte,
mientras tanto nos quedamos contemplando embriagados el encanto y la seducción de un suave y distinguido atardecer.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Todas las fotos en: EL DUERO POR VALLADOLID I Puedes seguir la segunda etapa de este viaje en: DUERO VALLISOLETANO II
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