El gusto por lo sencillo y discreto aparece en la comarca abulense del Alto Aravalle en un precioso sendero circular tipificado como PR AV-51 que nos introduce en un paseo lleno de calma y con todo el sabor rural de sus pueblos. Es día 21 de septiembre de 2021 y esta es nuestra aventura.
El relajante sonido de la fuente de Retuerta marca el compás de nuestros primeros pasos
entre una tremenda soledad que invade y recorre el espacio de sus calles y viviendas,
aprovechando para consultar el mapa y todos los datos del itinerario en: ALTO ARAVALLE
Con templanza y aplomo, tomamos la solitaria carretera con dirección a Umbrías
iluminados por los cándidos rayos solares que alcanzan el paraje de Los Arciprestres
que descubren y otean las primeras estribaciones de la cercana Sierra de Gredos.
El precioso y acogedor camino arbolado se atempera con las aguas de un pequeño arroyo
y nos introduce por solares y propiedades dedicadas a actividades de apicultura
entre un profundo y acentuado aroma de agallas y bellotas que cuelgan en el magnífico robledal.
Seguimos avanzando por una espectacular trocha entre la espléndida masa forestal
que alcanza los Prados Casares, donde este magnífico y simpático "recepcionista"
nos da la bienvenida a la pequeña población de Umbrías, bajo el telón de fondo de la Sierra de Béjar.
En Umbrías desvelamos la sencillez y campechanía de sus habitantes y moradores
que nos enseñan e instruyen en las tareas para deshumedecer y desecar las alubias
y tras una agradable charla nos despedimos y continuamos calle arriba y calle abajo,
desentrañando la apreciada y sugestiva arquitectura popular de estos silenciosos pueblos
mezclada con pequeñas muestras de un elemental arte urbano en sus fachadas,
y donde únicamente se percibe el agradable susurro de sus fuentes y manantiales.
Subimos hasta el Mirador estelar "Barrera de San Martín", ya que los cielos nocturnos de Gredos poseen una muy baja contaminación lumínica, pudiendo contemplar las principales estrellas y constelaciones del hemisferio norte.
El día sigue siendo cálido y el aire va imprimiendo una dulzura casi celestial
en el momento que cruzamos y atravesamos las vistas de las Huertas del Pradejón
que logran alcanzar las primeras casas y viviendas del pequeño núcleo de Hustias.
El abandono y el desamparo provocan una intensa herida que recorre sus aledaños
y transita por la enorme y desmesurada esterilidad que muestran sus caños y abrevaderos,
mitigada por los pocos y escasos apuntes de color que vuelven a alegrar nuestro semblante.
Una sacudida de placer gastronómico se presenta y nos satisface en este lujoso itinerario
que con las vistas graníticas e inquebrantables de la cumbre de La Cejanos hacen aterrizar en la soleada y radiante localidad de Casas del Abad.
Saludamos con un "buenos días" a sus residentes y nos emplazamos para saborear
las peculiaridades rurales y el aire serrano que destilan estas bellas poblaciones.
A mitad del pueblo tomamos un estrecho camino que sale a nuestra izquierda
para seguir leyendo con los ojos el entretenido y enternecedor murmullo de sus fuentes,
observando atentamente los primeros indicios de un otoño que empieza a aparecer.
Nos volvemos a enfrentar a las luces y sombras de un bosque que se empeña en cobijarnos
y en revelar los adorables rincones y escondrijos que fluyen en su interior e intimidad.
Viejos pueblos en los que sobresale la piedra, la madera y la teja y nos invitan al paseo
tranquilo y sosegado para degustar y paladear sus humildes y modestos rincones
con generosas galerías y balconadas en continua búsqueda de la luz y el sol.Estamos en el pueblo de Gilgarcía, aspirando el profundo perfume de los geranios
y disfrutando de la sobria, austera y hermosa imagen de la Iglesia de San Sebastián.
La cadencia de nuestros pasos rebosan de aromas y fragancias de castaños,
invitándonos también, al noble arte de la vendimia y recolección de uvas,
abandonando el municipio entre los decorados y esculturas de un virtuoso artista local.
Aceleramos el paso entre el clamor de un bosque denso, sólido y casi impenetrable
que nos permite la alegría y satisfacción de entretenidos debates y discusiones
entre las bucólicas y plácidas estampas del ganado sesteando en las praderías.
Pasaremos por varias portillas metálicas que debemos dejar cerradas y atrancadas
para seguidamente asomarnos al balcón que atisba una hermosa panorámica de Aravalle
conformada por los frescos pastizales, aquí denominados, Prados Chicos y Prados Majanos.
Caminos y sendas para seguir disfrutando de la mirada y abstracción de este bello entorno
que cruza la Garganta Gardiel y nos asisten por una idílica y encantadora cañada de piedra
que nos conducirá hasta las casas del barrio alto de Puerto Castilla.
Un parón para rellenar cantimploras y aplacar nuestra sed en la fuente y pilón
que divisa y vigila el delgado perfil de Puerto Castilla sobre la Sierra de la Serenita.
Frontera entre Castilla y León y Extremadura, sus corredores, balcones y galerías
se asoman a la estrechez y angostura de la carretera nacional N-110 Ávila - Plasencia
y nos deja una fabulosa estampa de la quietud y tranquilidad que respiran sus calles
que confluyen en la Iglesia de Nuestra Señora de la Visitación y su torre anexa.
Rodeamos el desgastado entramado de piedra del Barrio de Abajo para buscarla salida del pueblo por la parte norte siguiendo la señalización del PR AV-51.
Un leve descenso para tomar contacto con las cristalinas aguas del río Aravalle
que vadeamos por una fila de piedras dispuestas y organizadas sobre su cauce.
Asediados por un ejército de helechos, la ruta coincide con las señales del GR-293
sustentado entre largos vallados de piedra y un frondoso robledal que nos permite
tener un "vis a vis" y un hermoso encuentro con este simpático y agradable cachorro.
La vereda sigue planteándonos pequeños obstáculos e inconvenientes, que solucionados,
nos autoriza para volver a disfrutar de la poderosa atracción que ejerce este bosque.
Nuestros cuerpos acogen el calor del mediodía entrando en el Castañar de la Perigalla,
una zona con esbeltos, delgados y estilizados pinos que trepan hacia el cieloy unos castaños centenarios que desprenden esa magia especial y ese delicado hechizo
que armonizan y concilian la eterna memoria de este fantástico y monumental bosque.
Seguimos el peregrinaje entre la estela de frescor que emana de praderas y pastizales, rindiendo pleitesía y sumisión a la villa y aldea de Santiago de Aravalle
que se lía y enmaraña con los sutiles y suaves bálsamos que desprenden los avellanos.
Un precioso tótem de madera compite con la torre de la Iglesia de Santiago Apóstol
y con la hermosa portada del templo, dando paso al inicio de un interesante y atractivo paseo
por sus rincones mas característicos que marcan la fisonomía de este bonito pueblo.
Abandonamos los ecos de su fresca y vigorosa fuente, continuando el ritmo de la marchapor la zona de Marifrancas con vistas a las grandes cimas de Gredos como La Covacha y Las Azagallas.
Seguimos con paso firme entre un arbolado salpicado por las lomas y cimas de las colinas,
escondidos entre el brillo y el colorido de la frondosa vegetación de los Pasarones
que revelan y delatan los aspectos mas íntimos y decorativos de la espesura.
La claridad del día nos permite vislumbrar los lejanos horizontes de estas hermosas tierras
y a nuestras espaldas y en rigurosa lejanía podremos apreciar la recóndita
hendidura glaciar del Risco de la Campana y la Cuerda de La Ceja.
Cruzando la Venta de las Veguillas, el río Aravalle nos abandona en las Minas de Retuerta,
finalizando esta magnífica caminata entre las sobrias edificaciones de piedra del pueblo,tras haber disfrutado de los valores naturales de la comarca y la calma y tranquilidad que este lugar ofrece al visitante.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Todas las fotos de la ruta en: ARAVALLE
Leerte y ver tus fotografías ha sido como vivirlo de nuevo. Enhorabuena por el currazo 👏. Un abrazo
ResponderEliminarSiempre es agradable oir comentarios como los vuestros. Muchas gracias por vuestra valoración, un saludo y seguimos caminando.
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