En esta ocasión vamos a proponer un sencillo y discreto paseo por las cárcavas que ha modelado la corriente del río San Juan, entre la localidad segoviana de Castroserna de Abajo y la Ermita de la Virgen de los Remedios. Es día 10 de octubre de 2021, empezamos.
Iniciamos nuestros pasos en la parte mas alta de CASTROSERNA DE ABAJO donde se sitúa la
Iglesia de San Miguel Arcángel envuelta entre los designios románicos que lucen sus arcos y capiteles
y perfectamente parapetada por un muro en el que se encaraman los cruceros del Calvario.
Descendemos por su preciosa escalinata, abandonando el sosiego y la quietud de este maravilloso templo
en busca del puente de piedra que cruza el cauce del río San Juan y que en esta época del año adolece la enfermedad de la deshidratación y la sequía.
Tras conocer y averiguar todos los datos del itinerario en SENDA DEL RÍO SAN JUAN,
nos sumergimos de lleno entre la arboleda y los enormes farallones calizos del cañón
que acogen las últimas viviendas y corrales incrustados y embutidos entre la pared de roca.Caminamos siempre por la orilla derecha del río junto a las laderas rocosas de la garganta
y entre el magnífico bosque de ribera que abunda en las orillas y márgenes fluviales del arroyo.
La senda atraviesa pequeños e idílicos "corralizos" que nos van transmitiendo elevadas dosis de serenidad,
bajo los colosales, inmensos y gigantescos cortados rocosos que parecen abalanzarse sobre nuestras cabezas.
En el transcurso de la ruta podemos saborear y paladear deliciosas moras y zarzamoras
y absorber los profundos aromas de escaramujos que bullen y pululan en todo el recorrido.
Unas veces caminamos entre la intensa y acentuada vegetación y en otras el camino
nos coloca y asienta entre la desnudez de los barrancos que bajan al encuentro del San Juan,
cruzando poderosos escenarios que van impresionando y fortaleciendo nuestras miradas
mientras seguimos escuchando la imperturbabilidad y el silencio que nos deja la mañana.
Aprovechamos los ordenados decorados que nos brinda esta bella simetría de la naturaleza
que nos sigue empapando e impregnando un paisaje con numerosas notas de belleza
con combinaciones de colores y perfiles que dibujan auténticas sensaciones de armonía.
Sentimos un inmenso placer al rodear y acordonar estos verticales y erguidos acantilados
que muestran rudos y agrestes perfiles agujereados como la superficie de un queso gruyere,
dejándonos bellas estampas y saboreando la espectacularidad de este magnífico territorio.
A lo largo del trayecto descubrimos los detalles mas íntimos y ocultos de su vegetación
que contrastan y destacan entre la desnudez y el desabrigo de las áridas laderas calizas
diseminadas en un extenso pedregal en el que surgen tomillos, salvias, espliegos y pequeñas sabinas.
Exploramos los pequeños y exuberantes bosques de ribera conformados por alisos, fresnos y chopos
y nos regocijamos con los eternos e imperecederos colores de esta bella estación otoñal
que luce con el esplendor y la celebridad del curioso banquete y festín de estas mariposas.
En lo mas alto del cielo empieza una maravillosa exhibición del vuelo y el planeo de los
los auténticos e indiscutibles reyes de estos lugares y que son, ni mas ni menos, los buitres leonados
que desde sus buitreras otean y escudriñan el paso de todos los viajeros y caminantes.Entramos en un amplio y pronunciado meandro de este genuino y sorprendente valle de San Juanen el que aparece a media ladera y como por arte de magia, el pequeño y provocativo campanil
de la ermita tutelada por la Virgen de los Remedios, donde el último domingo de septiembre
se celebra una popular y multitudinaria romería en honor, estima y respetabilidad a dicha Virgen.
Volvemos a bajar hasta la orilla del río, observando los huecos y erosiones de la caliza
y degustando despacio y sin prisas los enormes incentivos de este gratificante paisaje.
Una recompensa en la que a medida que avanzamos, los inquietantes farallones calizos
se postulan en un desconcierto de huecos y concavidades, donde buitres y pastores
han compartido a lo largo del tiempo estos recónditos refugios para guarecerse de las duras y consistentes inclemencias del tiempo,
descubriendo y desenmascarando de un vistazo el examen y la revisión de este hermoso cañón.
La tenue y cálida luz del otoño es el complemento ideal para seguir aspirando en silencio
los bálsamos y esencias que desprende la hilera de chopos y álamos junto al cauce,
alcanzando la confluencia del Arroyo de Valdehorno donde terminamos este delicioso paseo.
Si continuáramos la senda del río San Juan llegaríamos, entre holgados encinares
y la interminable y perpetua procesión de salicáceas, hasta las inmediaciones y cercanías
de la espléndida y soberbia fortaleza de Castilnovo, situada entre las localidades de Villafranca y Valdesaz
y con la vitola de haber sido residencia palaciega de Don Álvaro de Luna y de los Reyes Católicos.
De regreso, nos vamos fijando en los finos detalles y pormenores que aparecen a nuestro alrededor,
siguiendo la intrépida variedad y el riguroso carácter de una escabrosa vereda
que nos señala el amplio catálogo y colección de cuevas, cavernas y guaridas del recorrido.
Matamos el tiempo explorando y rastreando estos naturales apriscos y chiqueros utilizados
por los pastores para su propio cobijo y para recoger y agrupar sus hatos y rebaños.
Remontamos la yerma y estéril huella del río que sigue dibujando un paisaje entrañable
mientras somos vigilados desde el maremágnum de buitreras ocupadas por estas grandiosas aves,
observando y examinando desde sus soleados posaderos todo lo que ocurre en el fondo de este magnífico desfiladero.
Nos deleitamos con el gran maestro del planeo y el entusiasmo y la admiración que nos causa,
bajando de los cielos y poniendo los pies en tierra para retomar el rumbo y adentrarnos
en el análisis y el reconocimiento de las diferentes y abundantes especies vegetales que brotan junto al lecho fluvial del río.
Brilla el sol de la tarde y hasta nosotros llegan los aromas de una fértil y profusa añada
que se esparce por el entorno y las inmediaciones de un quebrado e indómito paisaje.
Mas adelante la senda se humaniza y se atempera bajo la frondosidad de la arboleda
y se impregna de color y vida para proporcionarnos esa exquisita sensación de equilibrio y belleza.
Entre un montón de rediles embutidos en los peñascos, el viaje alcanza su desenlace final,
únicamente nos queda volver a cruzar el robusto puente de piedra del siglo XVIII,
contemplar y sorprendernos con las burdas y rústicas maderas del Potro de Herrar y
pasar junto al moderno edificio administrativo en el cual tiene sede el Ayuntamiento
para subir en busca, por una prominente y encumbrada escalinata, de los decorados
románicos que embellecen la preciosa fachada norte de la iglesia de CASTROSERNA DE ABAJO,
tras haber sentido la comunión entre el arte rural del pueblo y su espléndida laboriosidad natural.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Mas fotos de la ruta en: SENDA DEL RÍO SAN JUAN
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