La Casa Consistorial situada en la Plaza de Clemente Zaldo constituye el inicio del recorrido,
sin dejar de visitar el enorme edificio de la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora y el
cuidadísimo Templete Musical situado en la misma plaza, siguiendo la Calle Adolfo Espinosa
hasta los aledaños de la Plaza Ignacio Martínez donde su escultural y apolínea fuente nos
conduce sobre las viviendas mas antigüas situadas a mas altura de la villa, dándonos tiempo
para analizar y considerar todos los datos del itinerario de la SENDA DE LOS BATANES.
El Parque de los Patos nos ensambla en la senda junto al Batán de Zubiaga, una de las mayores hilaturas de Pradoluengo
que nos invita a acompañar el curso del agua que ha sido el motor de la economía del pueblo durante varios siglos.
"Oropesa, de su agua, el oro pesa" ya que gracias a este río se movían y percutían todos los
batanes donde se obtenía el famoso paño de lana que han hecho que esta localidad se la conozca como la Villa textil.
Nuestro camino se va llenando de una inusitada belleza que nos brinda y proporciona esta
maravillosa naturaleza decorada con los bellos colores y la rutilante frescura de las flores.
Además, la secuencia de nuestros pasos se debaten entre un sofisticado silencio y un refinado
mutismo que nos ayudarán a aguzar el oído para encontrar la tranquila y serena armonía del agua.
Alcanzamos la Fuente de los Forestales luciendo zapapicos y orlas vegetales timbrados con corona,
conduciéndonos por pista asfaltada hasta los restos y reliquias del viejo Batán de la Trapera
que resiste los duros y severos embates del tiempo muy cerquita del Manantial Agua de Sal,
un manantial que data del año 1600 recientemente recuperado y rescatado en el año 2006.
El río Oropesa nos vuelve a sorprender con su encantadora poesía y composición para seguir
remontando su adorable estela entre los bellos resquicios luminosos de este magnífico bosque.
Un trepidante maremágnum de vegetación abraza y rodea el cauce fluvial del también llamado
Arroyo de Pradoluengo, que con sus pozas y cascadas nos invita a tomar un refrescante baño.
Como curiosidad, decir que en estos antigüos batanes no permitían el manejo a las mujeres, reflejando la mentalidad y el modo de pensar de la época.
Sombras y luces visten la soledad del hermoso riachuelo que nos acompaña con su música
hasta las proximidades e inmediaciones del Caserío de San Antonio, para seguir cruzando
entre la frescura y el verdor de pequeños "prados de siembra" y una rica y pletórica arboleda.
Privilegiados por podernos sumergir entre los detalles y peculiaridades de tanta hermosura,
nos vemos emboscados y atrapados entre las pequeñas florecillas que aderezan el pinar y
perdiendo la cuenta de las veces que hemos vadeado y atravesado la corriente del arroyo.
La mañana soleada de primavera intenta iluminar el apuesto y lindo Puente de las Barrancas
en cuya fuente hacemos un alto en el camino para descansar, aliviar y aplacar nuestra sed.
Un nuevo pontón nos ofrece el seguro paso sobre el Oropesa que sigue guiando nuestra ruta
hasta un delicioso y estupendo rincón donde el estrépito del agua inunda el aura del bosque.
La preciosa vereda sigue deambulando junto al curso del riachuelo y atraviesa un fabuloso
espacio denominado "El Rincón de Lara", donde podemos apreciar los destellos del agua
y los deslumbrantes contrastes y contraluces de un diverso catálogo de plantas y flores,
además de asistir y presenciar la delicada intimidad de un apasionante cortejo entre algunos insectos.
El paisaje se va abriendo poco a poco y tras un nuevo paso sobre el cauce de este Oropesa
nos vamos aproximando hasta una magnífica casa solariega apostada en medio del valle,
obsequiándonos mas adelante con la magia y el hechizo que desprende este lujoso hayedo.
El itinerario invita a la contemplación y el disfrute de lozanas y saludables praderías que tras
varios metros por un acomodado y amplio camino nos dejarán aposentados en el cercano e
inmediato Puente de la Pasada, donde la gente del lugar nos asesora con cumplida información.
Desde el Refugio de la Pasada, en la confluencia del río Oropesa con el Arroyo Acebal, nos
proponemos seguir un poco mas por este hermoso y regio valle de la Sierra de la Demanda,
internándonos bajo la cúpula arbórea del frondoso Monte del Acebal y empezando a sentir los
cariñosos y húmedos halagos de este extraordinario paseo entre robles, acebos y pinos.
Entre espinos y ortigas aparecen las ruinas del Batán de Vizcarraya, erigido en 1854 con habitabilidad temporal, ya que podía quedar incomunicado por la nieve.
Entre los restos de estas viejas edificaciones se adivinan los cauces que surtían el agua para
mover los gruesos mazos de madera que golpeaban hasta compactar los paños y tejidos.
Seguimos remontando entre helechos y acebos la corriente "cantarina" del río Oropesa,
alcanzando el cartel de situación de la vetusta y decrépita Máquina de Alfileres emplazada y
ubicada en un prado donde se fabricaban este tipo de agujas y que mas tarde se dedicó a batán de bayetas y paños.
Nos regocijamos con las relajantes vistas panorámicas de este maravilloso entorno, llegando
al encuentro de una sencilla e ideal mesa para reponer fuerzas y disfrutar del ambiente
umbroso y sombreado que destilan las frescas riberas que custodian el curso del arroyo,
finalizando este atrayente recorrido junto a los frágiles y tiernos susurros de la Fuente Cervecera.
El camino seguiría la ruta del Nacedero del Oropesa, pero eso será en una futura aventura.
Regresamos desandando lo andado, inmersos y sumergidos entre varios túneles vegetales
que van descubriendo y desvelando la hermosa privacidad y la profunda discreción de una
multitud y aluvión de codiciados tesoros florales escondidos en lo mas profundo del bosque.
Nos cuesta expresar todas la sensaciones e impresiones recibidas al realizar esta ruta que
de nuevo llega al Área Recreativa de la Pasada en el que el Arroyo Acebal entrega sus aguas
a su hermano mayor el río Oropesa , enfilando bajo el puente la búsqueda de Pradoluengo.
La caminata se convierte en un tranquilo y sosegado paseo entre prados colmados de flores
en el que podemos oler y exhalar las deliciosas y placenteras fragancias que emanan de un
sinfín de enérgicos "bellezones" que compiten en este espectacular y maravilloso escenario.
Bien entrado el mediodía con un calor exagerado, las nubes de tornan en tormentas, aunque
el refranero nos asegura que el "agua de mayo no moja el sayo y todo lo que riega, seca".
Bajamos con lentitud y tranquilidad recreándonos en cada esquina y recoveco del camino, al
igual que las aguas del arroyo discurren en su lecho lentamente, paso a paso bajo el puente.
Hacemos una parada en el Caserío de San Antonio que fue un complejo manufacturero con
lavadero de lanas, tendero, dos batanes, un molino, horno de pan y capilla donde se venera
al santo de Padua, además de las viviendas y residencias edificadas para algunos trabajadores.
Solamente nos queda escuchar las aterciopeladas misivas y mensajes de algunos pájaros
que difunden sus esponjosos cánticos sobre la debacle del que fue un rico patrimonio industrial.
Salimos a la pista asfaltada junto a la Fuente Agua de Sal, para ir descendiendo de forma
gradual hasta la extraña insignia y simbología expuesta en la fachada de una de las casas del pueblo,
continuando un sosegado paseo entre su arquitectura popular con influencia alavesa y vizcaína
en un cómodo y confortable trazado urbano con evidentes huellas de su industria textil.
Tras la caída de ventas de bayetas en estos batanes, la reconversión se encaminó hacia la elaboración de boinas, fajas y calcetines, estos últimos prenda insignia de PRADOLUENGO.
Por último nos descolgamos junto al Teatro y Cinema Glorieta para pasar seguidamente por
un pequeño barrio en el que la burguesía local de principios del siglo XX fundó y estableció
varios palacetes y casas donde vivían los indianos y los fabricantes y dirigentes textiles.
Despedimos este pequeño y gratificante viaje entre un vigoroso y saludable aroma de rosas
y entre la apacible serenidad y despreocupación que dibujan los prados de su entorno.
Muy cerca podeís visitar SANTA CRUZ DEL VALLE URBIÓN, ALARCIA, VALMALA, PICO SAN MILLÁN y HAYEDO DE URREZ.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
GALERÍA FOTOGRÁFICA DE LA RUTA: SENDA DE LOS BATANES
Qué maravilla poder recorrer esos lugares tan hermosos.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras que nos siguen animando a recorrer esta Península maravillosa. Saludos cordiales.
EliminarNo sé cómo pueden salir a ver otros países sin haber visto el nuestro, este recorrido es precioso, y me hubiese gustado haberlo hecho, soy una amante de la naturaleza,,y os animo ha seguir, ánimo
ResponderEliminar.
Muchas gracias. Tienes mucha razón y nuestra maravillosa Península nunca nos dejará de sorprender. Todos los que conformamos este equipo seguiremos recorriéndola. Saludos cordiales.
EliminarMe parece una maravilla.
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