El apellido del pueblo de Valverde nos da ligeras pistas de la multitud de arroyos y riachuelos
que bajan del cercano Pico Ocejón y de las sierras adyacentes, para sin mas preámbulos ir
a consultar todos los datos y referencias del itinerario a realizar hasta la Chorrera Despeñalagua.
Comenzamos esta aventura en la Plaza Mayor de VALVERDE DE LOS ARROYOS, junto a la Casa Consistorial y al lado de la Iglesia Parroquial de San Idelfonso, en la que podemos escuchar
el suave y dulce susurro de los caños de la fuente en una incesante y persistente sintonía.
Enmarcado en los pueblos negros de Guadalajara, se siente y se admira el color oscuro de la
pizarra y el paseo entre sus calles se convierte en un viaje alejado de las prisas, el bullicio y
la masificación de los grandes núcleos urbanos, descubriendo la riqueza de una Arquitectura
Negra tradicional cuyos habitantes y moradores han logrado conservar a lo largo del tiempo.
Una tranquilidad abrumadora nos persuade a recorrer cada una de los recovecos del pueblo,
vigilados en todo momento por los 2048 metros de altura del pico Ocejón que resguarda las
maravilloso intento para conservar y guardar con cariño el carácter de este rincón valverdeño.
Sus pequeños corrales son aprovechados para el cultivo de frutales y productos de la huerta,
además del acopio ordenado de leña que servirá para calentar la casa en los duros inviernos.
Continuamos la caminata por este extraordinario océano de pizarra cuyo entramado urbano
nos lleva hasta la Fuente Don Pedro Gordo, costeada y construida en el año 1955, siguiendo
el aroma de maderas y las fragancias de una atractiva decoración floral que van dibujando
las estampas mas representativas para disfrutar entre sus negras y estrechas callejuelas.
El tiempo parece haberse detenido en este precioso rincón en el que estas sencillas cuarcitas
han creado la fórmula constructiva y la seña de identidad de la Sierra Norte de Guadalajara.
La ruta Chorrera de Despeñalagua parte desde la Fuente de la Plaza hacia la Calle del Medio
subiendo hacia las casas mas altas del pueblo y las eras, una enorme explanada herbosa en
donde se encuentra el campo de fútbol de la localidad y en el que en un lateral podremos
deleitarnos con un sabroso banquete y un delicioso ágape de profusos cerezos y guindales.
Seguimos un amplio sendero que discurre entre pequeños huertos y entre grandes castaños,
con la atenta mirada a nuestra izquierda del pico Ocejón que nos acompañará en toda la ruta hasta la chorrera.
A medida que avanzamos la vegetación se torna mas densa y apretada, alcanzando en algún
momento el paso por pequeños y preciosos túneles vegetales, donde disfrutaremos de una
magnífica y animada pasarela en la que podremos ir viendo un minucioso catálogo de todo
tipo de florecillas que con sus colores y tonalidades llenan de galantería este animado trayecto.
Una vez atravesados estos reducidos tramos de umbría y de intensa vegetación, la luz vuelve
a sorprendernos para evitar arrollar a un montón de lepidópteras que revolotean por la senda.
Jóvenes arbustos, brezos y helechos siguen su disposición apostados a las orillas del sendero
que mira con envidia la espectacular collada por donde desciende el Arroyo de la Angostura,
desaguando la corriente de su cauce contra los afilados riscos y agujas de la zona del Reloj.
A nuestra espalda queda el hermoso tapiz del bosque que cubren las faldas de estas sierras,
continuando nuestra andadura entre la suave melodía que destila alguna coqueta cascada y
el rumor del agua de la acequia del Cacerón, agua de regadío que baja del pie de la chorrera.
Preciosos y vertiginosos cúmulos ascienden sobre la cúspide de esta descomunal montaña,
intentando cubrir y esconder el maravilloso escenario natural que nos queda por delante y al
mismo tiempo tratando de embellecer con sus lienzos el vistoso valle del Arroyo de la Praihuela.
Nuestros pasos siguen la senda rocosa junto a la tubería de desagüe desde donde se otea
las increíbles vistas sobre las abruptas e intrincadas laderas de este violento escenario montañoso.
Apretados entre las cuarcitas, ponemos todos nuestros sentidos en guardia para fortalecer y
fijar las miradas en uno de los paisajes mas bellos de estas tierras castellano manchegas,
admirando el cuenco rocoso de la espectacular y deslumbrante Chorrera de Despeñalagua.
Pocos metros y nos asentamos bajo el fragor y la frescura de una penetrante arboleda cuyos
resquicios y aberturas nos dejan observar los diferentes tramos rocosos que van orientando
y conduciendo el espléndido hilo de agua recogido por los arroyos del pico Campachuelo,
precipitándose y despeñándose de manera inigualable en este emblemática y soberbia catarata.
Nos encanta aguzar el oído y escuchar la agradable sinfonía que interpreta la caída del agua
y nos fascina la dulce repercusión de su música por este conmovedor anfiteatro calcáreo.
Con mucho cuidado y precaución nos acercamos hasta la misma base de la cascada, cuyas
tonalidades y matices van cambiando al aproximarnos, pudiendo vadear la corriente y poder
La luminosidad del sol vuelve a revitalizar la excelente gama de colores con los que se viste Despeñalagua,
creando unas vistas inmejorables para relajarse y disfrutar de esta impresionante naturaleza.
Por último y como estamos solos, nos despojamos de toda la ropa para darnos un rápido y
cuerpos esa fría sensación del agua que parece clavarse en nuestra dermis y que nos relaja enormemente.
Aliviadas cada una de nuestras tensiones, admiramos desde la parte mas baja de la chorrera
su enérgico e impetuoso perfil entre los colosales y gigantescos peñascos, perdiéndonos en
la calma y la tranquilidad que atesoran las primeras zancadas del Arroyo de la Chorrera.
Aspiramos todos y cada uno de los aromas y las fragancias de sus lozanas riberas, volviendo
a salir al camino que nos trajo hasta aquí para echar el último vistazo a este sublime entorno.
La tarde se acicala con una maravillosa luz que enciende la opulencia de brezos y árgomas
e ilumina la totalidad de este fantástico valle encajonado por el que se descuelga el arroyo.
Atravesamos un mundo de helechos, algunos pinos y melojos que suben hasta las cercanías
del risco y las camperas de Los Llanitejos, continuando el rápido descenso por el camino que
nos deja diferentes y distintas perspectivas y con la sensación de un buen paseo senderista.
Enorme alegría y satisfacción al caminar entre los elegantes y lujosos colores veraniegos que
adornan y embellecen este precioso y encantador tramo final que nos introduce y dirige, de
nuevo, a la grata y eficaz arquitectura negra de gruesas lajas de pizarras y maderas de roble.
Terminamos esta vuelta por VALVERDE DE LOS ARROYOS entre sus vestigios mas ancestrales y
tradicionales, con rincones típicos llenos de belleza y de color, en el que sus viviendas se
amoldan y se adaptan a la luz, al paisaje y a la dura climatología que asola este territorio.
Aunque algunas leyendas y tradiciones nos describen el ambiente oscuro y silencioso de estos pueblos,
el día de nuestro viaje por Valverde no pudo ser mas brillante y placentero, ya que pudimos
respirar el aroma fresco de las flores y la cálida fragancia del humo de alguna chimenea que
llenó el ambiente de esta mágica localidad con una íntima y entrañable uniformidad arquitectónica.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes.
Álbum de fotos: CHORRERA DESPEÑALAGUA
Gran reportaje de una de las provincias a las que debemos más de una visita. Gracias por mostrarnos lugares únicos con esa maestría que te caracteriza. Un abrazo. Irene y Edu.
ResponderEliminarUna nueva provincia por descubrir y un territorio que nos dio grandes satisfacciones a la hora de caminar. Gracias por pasaros por este humilde espacio que seguirá, sin ninguna duda, recorriendo nuestra espectacular y maravillosa Península. Saludos Eduardo e Irene.
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