Tras la visita de la localidad de CORIA y con las vistas del Embalse de Borbollón a los pies de la Sierra de Gata,
circulamos por la carretera EX-108 entre el bello panorama delineado por la dehesa cacereña, continuando el itinerario y los datos marcados en el siguiente mapa.
una hermosa laguna artificial formada en una antigüa mina a cielo abierto que durante un
largo periodo de tiempo se dedicó a la extracción y retirada de minerales. Sus aguas nítidas y
transparentes entre escarpados farallones diseñan una de las piscinas naturales mas elegantes y atractivas de Extremadura.
Tenemos la suerte de elegir el estupendo mirador natural del Embalse José María de Oriol
antes de bajar en busca de la soberbia joya arquitectónica del PUENTE ROMANO DE ALCÁNTARA.
La Torre del Oro divisa esta formidable construcción de los años 105 y 106 d.C. ejecutada por
el arquitecto romano Cayo Julio Lacer y cuyo Arco del Triunfo se sitúa en la mitad del puente,
abriéndose unas espectaculares vistas y perspectivas del hermoso cauce fluvial del río Tajo.
Abandonamos el lugar entre su esbelta estampa y las dedicatorias al emperador Trajano para
subir y escalar hasta el excepcional Arco de la Concepción en plena localidad de ALCÁNTARA,
apreciando bajo su ventana y sobre su arco el escudo y blasón real de Felipe III "el Piadoso".
El Convento de San Benito destaca su exterior por la espectacular galería porticada de Carlos V y su interior por ser la sede matriz y originaria de la Orden de Alcántara.
Nuestros pasos escuchan los exaltados y alegres "crotoreos" de varias cigüeñas que desde
sus atalayas nos van conduciendo por su entramado urbanístico hasta la Casa Consistorial,
muy cercana a la Iglesia construida en el siglo XVII en honor del beatificado Pedro Alcántara
y colindante también a la Iglesia Parroquial Santa María de Almocóvar, uno de los escasos ejemplos del románico en la provincia cacereña.
Por último, sentimos las pequeñas pinceladas que deja el trazado medieval de su Barrio Judío,
tomando de nuevo la carretera para relajarnos en las inmediatas aguas embalsadas del río Jartín.
Muy cerca de la línea invisible que separa la provincia de Cáceres con Portugal, la carretera
EX-117 nos presenta y pone al descubierto el señorial Puente Viejo que salva las aguas del
río Salor, constituyendo la unión entre el puesto de Alcántara y la lusitana plaza de Valentia.
VALENCIA DE ALCÁNTARA nos saluda con el color y el aroma de las rosas de su Plaza Francisco Carrillo
y con la fuente de mármol del Marqués Labrador, el lugar ideal para empezar la visita y el
encuentro con su rico patrimonio histórico que pasa por la portada de la Iglesia de la Encarnación,
llegando a la Plaza de la Constitución donde se encuentra el noble edificio del Ayuntamiento.
Nos vamos recreando en un gratificante paseo que se asoma por atractivos y bellos rincones
que alcanzan su encantador Barrio gótico-judío con numerosas portadas ojivales y un óptimo
entramado urbano típicamente medieval que desciende hasta la noble cantería de su puente.
La cultura musulmana está presente en los bastiones y baluartes de su Castillo-Fortaleza,
conviviendo y entendiéndose en perfecta armonía y fraternidad con el patrimonio cristiano de
la Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador en la que unieron alianzas la hija de los Reyes Católicos y Manuel I de portugal.
Salimos al encuentro de la Sierra de San Pedro para buscar entre encinas, brezos y carrascos
la pieza circular con seis ortostatos y sin cubierta del vigoroso y hercúleo Dolmen de la Barca,
continuando entre un espeso bosque con abundantes olivos y alcornoques que nos alojarán
y acomodarán en el antigüo e ilustre convento de la pedanía de San Pedro de los Majarretes.
En muy pocos kilómetros las florescencias de cactus y chumberas alegran y alborozan esa
virtual e imaginaria línea fronteriza que cambia paisajes, idiomas y culturas, entrando en un
territorio lusitano para visitar el irresistible lugar donde se asienta la ciudad histórica de MARVAO.
Este pueblo portugués se caracteriza por sus impresionantes murallas que encierran y confinan
la sorprendente belleza de sus laberínticas y estrechas callejuelas de blancas fachadas que
van revelando y exponiendo innumerables rincones llenos de un encanto y embrujo especial.
Subimos hasta la nívea y blanquecina Torre del Reloj, encontrando su famoso "Pelourinho" o
"Picota" envuelto en un precioso descansadero rodeado por los aromas de varios aderezos florales.
Tenemos la ocasión de ir recorriendo la totalidad de su fabulosa muralla a través de garitas,
miradores y matacanes que nos remontan hasta el Parque del Chafurdao y la Iglesia de Santiago.
La localidad sigue descubriendo las conmovedoras vistas de las tierras y frontera hispano-lusas
en un sueño fortificado que vislumbra el Museo Municipal, embelesándonos con el relato y la crónica de su historia.
Paseamos con calma por sus enmarañadas calles que consiguen tomar su escultural CASTILLO
desde el que se aprecia unas panorámicas de ensueño del color y las planicies portuguesas.
Atravesamos su amplia plaza de armas para llegar hasta la parte mas antigüa de la fortaleza
con varios cañones de hierro y baluartes defensivos que la convirtieron en un fortín inexpugnable.
Desde lo alto de la Torre del Homenaje se comprende y entiende la grandeza y la inmensidad de su ubicación con unas impagables panorámicas del Alto Alentejo.
La Rua do Castelo desciende serena y tranquila hasta la monumental Fuente del Concejo y
la Iglesia del Espíritu Santo con bella torre arabesca y bonita portada renacentista de granito,
continuando la bajada hasta la magnífica Puerta de Rodäo, la entrada norte de la localidad.
Terminamos ceñidos por la fantástica luz de sus casas encaladas repletas de flores y colores
que al son de nuestros pasos van exhalando los ecos de un ilustre y noble pasado medieval,
completando esta interesante caminata en los extramuros del Convento de Nuestra Señora de la Estrella.
Varias siluetas florales dan lustre y prestancia a los diez kilómetros que separan Marvao de
CASTELO DE VIDE, compartiendo también un rico y valioso patrimonio histórico digno de visita.
La Plaza Don Pedro V muestra la esbelta Iglesia de Santa María da Devesa cuya portada
barroca da paso a un formidable interior formado por varias capillas laterales que avanzan hasta su cúpula,
saliendo a pasear por el entramado mas antigüo de la villa y hacia la Iglesia Santiago Mayor.
Calles estrechas, escaleras repletas de flores, contrastan entre el blanco de sus fachadas y
suben a dar caza a la robusta y oscura mampostería del Castillo construido a finales del siglo
XIII y principios del XIV por el rey Dionisio I de Portugal y su hermano Don Alfonso Sanches.
Entramos a su extraordinario BURGO MEDIEVAL para sentir y experimentar como el tiempo
se detuvo en este portentoso lugar lleno de baluartes, garitas, puertas y pasajes que dirigen
nuestra suerte hasta la poderosa y prestigiosa Torre del Homenaje cuya situación nos permite
obtener y disfrutar de una de las mas encantadoras vistas del pueblo y de todo su alrededor.
Una vez atravesada la judería, vamos ascendiendo lentamente por la Rua dos Soutos que se
impregna de suaves fragancias en las inmediaciones del acceso al Fuerte de San Roque, un
bastión de forma estrellada con cuatro baluartes hilvanados por un continuado lienzo mural.
Nos despedimos entre la sencillez y la humildad de la curiosa y pequeña Capilla del Calvario,
quedando a nuestra espalda la soberbia y altiva silueta de esta extraordinaria villa portuguesa.
El ambiente y la temperatura primaveral nos anima a emprender nuevos derroteros hasta el
Embalse de Nisa, una estupenda masa de agua en la que podremos observar algunas aves
y visitar el Chafurdäo Vale de Cales, un refugio de pastores con orígenes celtas y vetones.
NISA es una preciosa localidad alentejana en el distrito de Portalegre que nos incita a entrar
por una de las puertas de su Castillo para admirar la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia,
recordando y haciendo memoria de las gentes y habitantes que antaño residieron en la villa.
La inmensa tranquilidad y el desmedido sosiego se perciben junto al edificio del ayuntamiento
y se difunde por el especial colorido urbanístico que podemos captar a través de sus calles.
La Bilha (cántaro) Gigante, preside la Plaza de la República y se rodea con varias edificios
religiosos y un amplio jardín con templete y con el monumento dedicado a todos los emigrantes.
Nuestro camino gira hacia el este para cruzar los pastos y praderas de la Fuente del Toril
y adentrarnos entre las estampas y aires tradicionales del pueblo de PÓVOA E MEADAS cuyo
inmueble mas destacado lo compone su Iglesia Parroquial entre un riguroso y férreo silencio.
A caballo entre el extenso bosque que habita en el Valle del río Sever y las Riberas de Nisa,
asoma la presuntuosa silueta del Menhir da Meada, considerado el mas alto de la Península Ibérica con mas de siete metros de altura y dieciocho toneladas de peso.
A pocos kilómetros se manifiesta la coqueta y presumida Ermita de Santo Amador, rayando
los límites del Parque Megalítico con los restos agazapados del vetusto Dolmen de Coureleiros.
Ajenos al vínculo de las fronteras, abandonamos el Alto Alentejo para entrar de nuevo en la
hermosa Campiña cacereña henchida de profundos olivares cuyos bálsamos y perfumes nos
embriagan hasta encontrar las grandes lajas de piedra del Dolmen del Mellizo, cuya función
sepulcral del paso de la vida a la muerte se remonta hasta cuatro mil años de antigüedad.
Damos por finalizado el viaje con una pequeña incursión por la Fuente de los Caños en el
municipio pacense de San Vicente de Alcántara y tras la reverencia a la Iglesia de San Vicente Mártir
nos diluimos entre el modesto y cándido atardecer de estas fenomenales tierras fronterizas.
Sin lugar a dudas, tenemos ahora mismo una necesidad imperiosa de recorrer este lugar. Es verdaderamente sorprendente todo lo que nuestros entornos rurales tienen que ofrecernos. Un abrazo y enhorabuena por el reportaje que es excepcional. Irene y Edu.
ResponderEliminarLástima de haber dispuesto de mas tiempo, ya que ésta línea virtual de la frontera hispano-lusa contiene un gran conglomerado de pueblos y entornos rurales rebosantes de naturaleza. Gracias por vuestro paseo por ésta ventana a la Península. Saludos.
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