El camino tiene su inicio sobre las frescas y húmedas praderías que rodean el Molino Caballo
y las piscinas de la zona de recreo, tras haber anotado y copiado todos los datos del trayecto.
en la que pernocta numeroso ganado vacuno, cruzando en seguida el Puente de la Panera
que cierra el tránsito de personas en los meses de verano por el elevado riesgo de incendios.
Con la corriente del río a nuestra derecha, vamos alcanzando algunas casas y viejos edificios
por una suave subida en la que vamos desgranando diferentes anécdotas y acontecimientos.
Las primeras luces del sol intentan penetrar por esta formidable masa pinariega, creando un
estupendo y asombroso escenario en el que se respira absoluta tranquilidad y pleno sosiego.
El hermoso paisaje nos sigue entreteniendo junto a las ruinas de un viejo y achacoso molino
que sigue escuchando las adorables y cariñosas sintonías y cantinelas de la corriente del río.
La magnífica pista forestal sigue ascendiendo sin tregua entre un espectacular y exuberante
universo de pinos, alcanzando los recintos ganaderos del Corral y Refugio de Puente Negro.
El magistral paseo sigue con sorprendentes distracciones por un bello cautiverio montañoso
que nos aporta todo el entusiasmo indispensable para continuar por el itinerario establecido.
La energía del bosque sigue desprendiendo enormes cantidades de bienestar y satisfacción
junto a los estímulos sensoriales de algunas florecillas, ejerciendo una profunda disposición
para relajarnos en los alrededores y extrarradios erigidos en entorno al Refugio de los Guijos.
Desde su interior oteamos la comitiva senderista, enmarcada por un abrumador y apabullante
ejército "pinícola" que custodia con su presencia nuestro paso por este extraordinario paraje.
La invariable monotonía del pinar sigue proporcionándonos el coraje necesario para respirar
una naturaleza en estado puro, sembrando una excesiva alegría que nos reconforta el alma.
Tras cruzar el Arroyo de los Horcajos, llegamos a la pequeña pradera del Refugio del Raso,
continuando el ritmo de subida con una velocidad endiablada, alcanzando en poco tiempo los
verdes pastizales que esconden entre su masa forestal el pequeño Refugio de las Tabladillas.
Entre curva y curva hemos vadeado la austera corriente del Arroyo de los Hornillos, llegando
en pocos metros hasta la represa de contención del Embalse del Tejo o de Las Tabladillas.
El maravilloso lugar rompe la rutina arborícola, desplegando apuestos horizontes montañosos
que circundan esta pácífica y reposada superficie acuática, además sus aguas junto a las del
embalse superior, suministran el abastecimiento a las localidades de San Rafael y El Espinar.
Retomamos el itinerario junto la orilla del pantano entre una exhibición portentosa de pinos
silvestres y entre las deslumbrantes playas fluviales que nos brinda este alucinante espacio.
Cada rincón descubierto nos hace sentir la solemnidad y la magnificencia que atesoran estos
territorios, invitándonos a seguir el bonito camino entre el aliento y el estímulo de los árboles.
Sin tiempo para cerrar los ojos y con los corazones acelerados, desfilamos entre un luminoso
y placentero cortejo de fotogramas que a buen seguro quedarán inscritos en nuestras retinas,
así como el voluminoso ajetreo de nuestros obturadores para no desperdiciar ningún detalle.
Embargados por tanta belleza, solamente nos queda buscar la corriente y el cauce del Arroyo
del Patarro, ya que nuestro fino oído nos conducirá por un fuerte remonte hasta los delicados
rumores de dos preciosas y encantadoras cascadas que enriquecen esta pequeña garganta.
Recuperamos el frondoso y exuberante camino para seguir manteniendo un gradual ascenso
entre los contrastados reflejos y destellos de algunos arbustos y arbolillos, conduciéndonos
en pocos metros hasta el tremendo escenario del Embalse del Espinar o Vado de las Cabras.
Esta joya de la Sierra de Guadarrama luce con sus limpias aguas entre una tierna naturaleza
y se asoma a un insólito y excepcional balcón que divisa un denso y tupido océano pinariego,
alcanzando con persistencia y continuidad las suaves colinas de la bella Sierra de Malagón.
El pintoresco tejido arbóreo sigue resbalando por las abruptas laderas de la Pedriza Gamonal
hasta impactar y colisionar con los atractivos azules turquesas irisados por los rayos solares.
Intentamos descubrir todos los huecos y recovecos que nos presenta este fascinante paisaje,
encontrando el arranque del embalse sumido en un entorno repleto de armonía y hermosura.
Por este puente cruzan las primeras aguas el Río Moros, nacidas en la collada entre el pico
Montón de Trigo y Cerro Minguete y con la atenta mirada de la cúspide de la Peña del Oso.Una vez traspasado los austeros cauces de los arroyos del Bercial y Las Tabladillas, damos
la bienvenida a un suave descenso enbrollado entre el alegre bullicio primaveral del bosque.
Los espacios de sombra y claridad se van conmutando durante todo el itinerario en una serie
que alterna las grandes distancias y los extraordinarios horizontes con los ingredientes y los
aspectos mas cercanos e inmediatos que se van produciendo a la vera de nuestros pasos.
El aroma y las fragancias de algunas plantas y vegetales recalan entre la inmensa espesura,
saliendo en busca del calor y de la buena temperatura pequeñas y espantadizas lagartijas.
El lienzo del cielo recorta el cordel de la "Mujer Muerta" con los 2197 metros de La Pinareja,
mientras seguimos el avance imparable hasta las ásperas riberas de la Fuente de la Chispa,
ofreciendo y proporcionando un refrescante avituallamiento y un digno y merecido descanso.
Seguimos amordazados entre las fauces de esta singular espesura que nos trae en volandas
hasta las inmediaciones y el entorno de la campa donde se sitúa el Refugio de la Vaqueriza,
para un poco mas adelante volver a disfrutar de las increíbles vistas del Valle del Río Moros.Entregados sin remedio a los frívolos placeres del senderismo y a un entretenido y divertido
coloquio, vamos disfrutando de todos las notas que se cuelan en esta preciosa ambientación,
sin darnos cuenta de haber perdido la trayectoria hasta alcanzar el Arroyo de la Gargantilla.
Un camino casi paralelo al arroyo, dirige nuestros pasos al encuentro de la ruta gravada en el
dispositivo gps, recuperando la senda en la bajada de Navalatienda y la Loma de la Cacera.
"Abril, abril, el cuco tienes que oir", el refranero señala su impecable sabiduría popular en uno
de los días mas cálidos y calurosos de lo que va de año, pasando a cerrar la excursión junto
a las nítidas y transparentes aguas del Río Moros en la zona y aledaños del Puente Negro.Hemos gozado de la tranquilidad y el silencio de un entorno privilegiado en el que los árboles
corren en cascada entre la sutiles ráfagas del viento y al encuentro de la armonía del agua.
Los comentarios de lo vivido, las bromas y el esfuerzo físico nos llevarán entorno a una mesa para recuperar energías perdidas y dar un paseo en la localidad de El Espinar.
Saludos de COMANDO SENDERISTA a tod@s caminantes. Toda la ruta en fotos: GARGANTA DEL RÍO MOROS
Un reportaje realmente cautivador con textos y fotografías que son una auténtica delicia. Enhorabuena, has conseguido superarte una vez más. Un abrazo, Irene y Edu,
ResponderEliminarSiempre agradecido por vuestra valoración y por la compañía en este viaje por el corazón de la Sierra de Guadarrama. Un abrazo, Eduardo e Irene.
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